lunes, 17 de agosto de 2009

Las bases de un teatro cosmopolita

EXTRAÑO Y SENTIMENTAL era el tono de Puig a la hora de elaborar sus piezas dramáticas, llenas de ambigüedad y simbolismos.

La edición de la dramaturgia completa de Manuel Puig no sólo amplía el llamado "repertorio nacional" sino que, además, obliga a formular una cartografía teatral delineada por autores argentinos que crearon desde el exilio.

Por: Jorge Dubatti

Tras ser perseguido por la Triple A, e incluso antes de que fuera censurada su novela The Buenos Aires Affair, Manuel Puig se fue de la Argentina en setiembre de 1973. Frente a las amenazas y el peligro que corría su vida, decidió no regresar. Durante su exilio se radicó, sucesivamente, en México, Estados Unidos y Brasil. A pesar del retorno de la democracia a la Argentina, optó por no regresar. Continuó viviendo en Río de Janeiro hasta comienzos de 1990, cuando se instaló otra vez en México (Cuernavaca), donde murió pocos meses después. Hay huellas de que su alejamiento del país se hace sentir hasta hoy, trauma y continuidad de la dictadura en la posdictadura. Una de esas huellas se reconoce en el teatro argentino: no se ha recuperado aún al Puig dramaturgo como éste lo merece. Para los teatristas locales, Puig sigue siendo un novelista rutilante, pero, en el mejor de los casos, un dramaturgo secreto.

Basta confrontar su rica recepción en los escenarios extranjeros con la escasez de los montajes de su teatro en la escena local (donde, sin embargo, cada temporada se estrenan centenares de otros autores). También es sintomática la casi ausencia de su nombre en los principales libros de historia teatral del período o la escasez de conocimientos sobre su teatro en obras enciclopédicas y diccionarios especializados en teatro. Sin duda, ha habido importantes esfuerzos por revertir esta situación y contribuir al regreso de la dramaturgia de Puig a la Argentina: la edición de tres tomos con sus dramas realizada por el sello Beatriz Viterbo en Rosario; algunas puestas en escena, como las dos versiones porteñas contabilizadas hasta hoy de Misterio del ramo de rosas o los dos montajes de la versión teatral (no el musical) de El beso de la mujer araña (uno de ellos actualmente en cartel, en el teatro El Cubo); la consideración de su teatro en los trabajos de investigación de especialistas.

A esos esfuerzos se suma el flamante volumen Teatro reunido (Entropía), que recoge cinco obras. No consideramos parte de ese regreso la versión de El beso de la mujer araña-El Musical, dirigida por Harold Prince en Buenos Aires en 1995. Paradójicamente, en la escena nacional abundan las adaptaciones teatrales de sus novelas (como Boquitas pintadas, versionada por Oscar Araiz y Renata Schussheim). Pero sus textos teatrales, salvo excepciones, siguen ignorados. La producción teatral de Puig incluye ocho títulos, entre dramas y comedias musicales. Puig inicia su escritura teatral en los años de su exilio, como ha escrito Julia Romero: "El comienzo del exilio significó también, para Manuel Puig, el comienzo de una nueva línea en su escritura, una línea que aparece en esbozo en las novelas y que tiene su desarrollo en los textos marginales que comienza a escribir de manera profesional: los guiones cinematográficos y las obras de teatro". Sus dramas son El beso de la mujer araña (1980), Bajo un manto de estrellas (1981), Misterio del ramo de rosas (1987) y Triste golondrina macho (1988). Sus comedias musicales: Amor del bueno (1974), Muy señor mío (1975), Tango de la medianoche (Gardel, uma lembrança) (1987) y Un espía en mi corazón (1988).

Teatro reunido recoge los cuatro dramas, la comedia musical inédita Un espía en mi corazón y la adaptación teatral de El beso de la mujer araña escrita por Puig subió a escena en Valencia, España, en 1981. Bajo un manto de estrellas fue estrenada en el teatro Ipanema de Río de Janeiro en 1982, con la dirección de Iván de Albuquerque. Misterio del ramo de rosas tuvo su estreno mundial en 1987, en Donmar Warehouse, con Brenda Bruce (Paciente) y Gemma Jones (Enfermera); en noviembre de 1989 se concretó su puesta en escena en el Music Center of Los Angeles Country, con las actuaciones de Anne Bancroft y Jane Alexander. Triste golondrina macho (o El jinete) se publicó en 1988, en italiano ("Triste rondine maschio"), traducido también por Angelo Morino (Editorial Einaudi). Beatriz Viterbo recogió una versión posterior, con importantes cambios.

Un espía en mi corazón, mientras tanto, fue escrita en 1988 y permanecía hasta ahora inédita. Puig la escribió a partir de un encuentro con Renata Schussheim. La pieza iba a ser representada por el grupo Caviar, dirigido por Jean-François Casanovas, pero el montaje no se concretó.

Reconocido como novelista y cinéfilo, Puig dramaturgo suele ser leído casi mecánicamente desde las claves de su narrativa y su pasión por el cine. Sin embargo, ¿es el teatro de un novelista?, ¿es el teatro de un cinéfilo, o de un guionista de cine? Hay diferencias. Es importante leer esos textos dramáticos como lo que son, teatro. Como señala Suzanne Jill-Levine, la escritura dramática exige a Puig un cambio formal: minimalismo, pocos personajes, escenario fijo. Paradójicamente, esa reducción parece estimular su creatividad: cuando escribe dramaturgia, Puig evidencia voluntad de experimentación, de búsqueda en un amplio espectro de convenciones dramáticas diversas. Es recurrente en sus obras teatrales la construcción de misterio, ya sea por la ambigüedad constitutiva de la poética de los textos, ya por su trabajo con algunos procedimientos cercanos al simbolismo teatral. Puig parece encontrar en la escritura dramática una vía expresiva y poética de mayor expansión para su subjetividad, que el guión cinematográfico no acaba de ofrecerle, porque parece aceptar que, finalmente, toda película tiene como autor último al director.

Sin dudas, El beso de la mujer araña es el menos teatral de sus dramas, en parte esto se debe a que la pieza responde a la adaptación de una estructura no-teatral de origen: la de la novela homónima, cuya escritura está fundada centralmente en el procedimiento del diálogo. En Bajo un manto de estrellas Puig juega con un efecto de caleidoscopio: resulta imposible someter la pieza a una única y determinada concepción de teatro, la poética muta permanentemente según se piense los personajes de la Hija y los Visitantes. Misterio del ramo de rosas es la más pieza "convencional": consiste en una vuelta de tuerca al drama moderno realista. Así, Triste golondrina macho es la obra más radicalmente extraña y experimental, a la par que estrechamente vinculada al simbolismo. Puig apunta en ella a las zonas más ancestrales y lúdicas de su personalidad, gracias a una apropiación teatral de las estructuras poéticas del cuento popular. Se trata de una comedia de muertos, con componentes de drama y de farsa. Un espía en mi corazón es una parodia-homenaje de géneros populares del espectáculo argentino: mezcla el melodrama, el sainete, la revista porteña y la comedia blanca. Es ésta su obra más nacional, llena de guiños a un espectador vernáculo. Valora además las grandes poéticas actorales: pide que los actores digan los textos como lo harían Libertad Lamarque, Carlos Gardel, Virginia Luque, Mirtha Legrand y otros.

¿Qué lugar tiene la dramaturgia de Puig en el teatro argentino? ¿Poseen sus obras teatrales rasgos semejantes a las de otros autores exiliados en los setenta, como Alberto Adellach, Juan Carlos Gené, Pedro Orgambide o Arístides Vargas? Es esperable una mayor presencia del teatro de Puig en los escenarios argentinos en adelante. El regreso de Puig dramaturgo contribuye a ampliar la imagen del teatro nacional, que debe incluir en su seno la producción de los creadores argentinos que trabajan fuera de la Argentina. No un teatro argentino, sino teatro(s) argentino(s), más allá de las fronteras geopolíticas, e incluso en fronteras internas. Teatro del exilio, teatro cosmopolita, teatro internacional o supranacional. Bienvenida sea, de la mano de Manuel Puig, la formulación de otra cartografía para nuestro teatro.

Fuente: Revista Ñ

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