miércoles, 12 de agosto de 2009

El secreto de sus ojos

El film, que se el jueves, marca el regreso del director Juan José Campanella al policial negro, basada en una novela de Eduardo Sacheri y con Ricardo Darín en el rol protagónico.

Con las actuaciones de Darín, Soledad Villamil, Pablo Rago y un sorprendente Guillermo Francella, El secreto de sus ojos llegará a las salas locales el jueves próximo, mientras que a la vez fue seleccionada para competir en las secciones oficiales de los festivales de Toronto y San Sebastián.

Doce años después de Ni el tiro del final, el policial negro que filmó en 1997 en Estados Unidos, Campanella adaptó la novela La pregunta de sus ojos, de Eduardo Sacheri, para narrar esta historia donde el personaje central es Benjamín Espósito (Darín), que acaba de jubilarse tras de trabajar toda una vida como empleado en un juzgado penal. Espósito retoma una vieja historia de amor a través de la escritura de una novela basada en un crimen del que fue testigo y protagonista.

“El género policial me gusta mucho, pero prefiero una novela que mezcle varios acordes y lo que me encantó del libro de Sacheri es que me daba la oportunidad de trabajar dentro del policial negro pero sumándole humanismo y cotidianeidad”, afirmó Campanella en una rueda de prensa.

“Pensé en hacer algo que tuviera una polifonía de líneas dramáticas, que tuviera unidad y que no fuera incoherente ni confuso. Quería que tuviera a la vez elementos de un drama, un policial y una comedia”, agregó Campanella.

En la película, la novela que escribe Espósito es, en apariencia, la historia de un crimen pasional ocurrido en Buenos Aires en 1974 y de la investigación para hallar al culpable, pero al mismo tiempo esas memorias lo llevarán a reavivar un amor nunca concretado con su compañera de trabajo, una mujer fuerte y vital que interpreta Villamil.

Así, aunque Espósito suponga que la historia que teje habla únicamente del pasado, su búsqueda ilumina de un modo descarnado su propia vida y su presente, y lo pone de frente con un dilema de amor que lo obsesiona desde hace demasiado tiempo.

En ese sentido, Darín señaló que “es una historia de amor que se toca tangencialmente con el caso policial que ellos investigan. El núcleo de la película está atravesado por la fusión entre estas dos historias”.

“Mi personaje está atravesado por una historia determinante que le quedó grabada para toda la vida, y 25 años después vuelve a desandar ese camino. Transitando nuevamente el caso judicial para escribir una novela, vuelve a activar la relación sentimental que tenía con ella”, explicó el actor.

El director de éxitos populares como El mismo amor, la misma lluvia, El hijo de la novia y Luna de Avellaneda, afirmó que si bien le gustan mucho los policiales, “lo que más me gusta es hacer comedias, y cuando la gente se ríe es el sonido que más me hace feliz”.

Para Darín, en la película “no hay un humor buscado, sino que es un humor que surge de las situaciones. Esa es un poco una constante en los argentinos, ya que de las peores tragedias -aseveró- surge el humor”.

En cambio, para Villamil, “el humor en la película sirve para aliviar la tensión y también para remarcarla. El humor no surge del tratamiento convencional de la comedia”, agregó.

Campanella sostuvo que “hace mucho tiempo que tenía ganas de trabajar con Francella. A veces la TV ofrece oportunidad al actor para una sola de sus facetas, y la clave es encontrar el personaje correcto para él”.

“Me dio mucho placer, me gustó mucho ser dirigido. Todo el proceso, la austeridad que me pedía Juan; fue de mucha utilidad su dirección”, afirmó por su parte Francella, y agregó: “Estoy con ganas de transitar otras cuerdas, hacer otros roles, sin olvidarme que mi espacio natural es la comedia”.

Nacional y popular

Indudablemente Juan José Campanella es uno de los directores cinematográficos más relevantes de la última década en nuestro país. Sus films han tenido una notable repercusión en las taquillas que -sin embargo- no se ha correspondido con la crítica, algo más reservada a la hora de abordar su obra.

El gran impacto de Campanella se dio con El hijo de la novia, un filme sostenido en un elenco brillante (Aleandro, Alterio, Darín ) y una historia tierna y conmovedora en la que su protagonista se veía obligado a replantear su vida. Parte de su impacto fue apoyado por un contexto (año 2001) en que todo parecía cambiar -forzadamente- la perspectiva.

Por eso Luna de Avellaneda (cinta en la que un club de barrio en crisis se erige como metáfora de una clase media devastada) pareció la indagación de una interesante fijación de Campanella por la identidad nacional y la historia desde una perspectiva muy ligada -por cierto- a la clase media, su idiosincrasia y ciertos lugares comunes. La ambiciosa miniserie Vientos de agua fue la consumación de su revisionismo identitario.

Fuente: Hoy

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