“Jugar permite desarrollar la creatividad y la imaginación”
Andrea Robles, psicopedagoga, señaló que “la vuelta a los juegos tradicionales era una necesidad más allá de la crisis”.
Andrea Robles, psicopedagoga, en diálogo con radio Provincia, manifestó que “jugar les permite a los niños, desarrollar la creatividad y la imaginación,” mientras señaló que “la vuelta a los juegos tradicionales, era una necesidad más allá de la crisis económica actual.”
“El juego tradicional es fundamental, primordial, dependiendo de la edad de los chicos.
El juego es más que diversión, es el lenguaje principal que tienen los chicos, y se expresan jugando. El niño que juega nunca está solo, incluso, cuando juega solo: si maneja un auto, sos el mejor piloto, si jugás con una muñeca, sos la mamá. El juego es el lenguaje de los chicos y la barrera entre fantasía y realidad.”
Robles sostuvo que “el juego nos permite vivir la fantasía, más que evadir la realidad, y tiene que ver con otras cosas, como poder ser otros por un momento. Los nenes cuando juegan a que son doctores, dramatizan ponerse afuera de la situación que le da temor, como por ejemplo la vacunación. El chico maneja la situación, es el súper héroe, el fantasma, la mamá, el policía y lo que quiere, porque se identifica o por lo que teme. El niño va imitando y va viendo que es lo que hace mamá o papá.”
“El juguete lo mediatiza el nene, aunque uno puede jugar sin juguetes. En cuanto a los niños marginados, es todo un tema que va más allá de la desventaja social, pues en las villas, los chicos caminan antes que los de clase media y existe un porqué: los pibes de clase media y alta utilizan andador y juguetes y hace que se retrasen en lo psicomotor. El pibe de clase media baja está en el piso, gatea, no tiene seguimiento del papá, quiere explorar el mundo y no para,” añadió la experta.
“Iniciamos hace un tiempo la construcción de juguetes a partir de materiales de deshecho; los chicos son esponjas que absorben las cosas del medio, y sirvió la experiencia para generar espacios donde el chico puede reflexionar, sobre que tira mamá y el desafío que implica vivir en un mundo sano y ecológico,” concluyó Andrea Robles.
La Página del Medio Sábados de 13 a 14 AM 1270
Fuente: radioprovincia
Andrea Robles, psicopedagoga, señaló que “la vuelta a los juegos tradicionales era una necesidad más allá de la crisis”.
Andrea Robles, psicopedagoga, en diálogo con radio Provincia, manifestó que “jugar les permite a los niños, desarrollar la creatividad y la imaginación,” mientras señaló que “la vuelta a los juegos tradicionales, era una necesidad más allá de la crisis económica actual.”
“El juego tradicional es fundamental, primordial, dependiendo de la edad de los chicos.
El juego es más que diversión, es el lenguaje principal que tienen los chicos, y se expresan jugando. El niño que juega nunca está solo, incluso, cuando juega solo: si maneja un auto, sos el mejor piloto, si jugás con una muñeca, sos la mamá. El juego es el lenguaje de los chicos y la barrera entre fantasía y realidad.”
Robles sostuvo que “el juego nos permite vivir la fantasía, más que evadir la realidad, y tiene que ver con otras cosas, como poder ser otros por un momento. Los nenes cuando juegan a que son doctores, dramatizan ponerse afuera de la situación que le da temor, como por ejemplo la vacunación. El chico maneja la situación, es el súper héroe, el fantasma, la mamá, el policía y lo que quiere, porque se identifica o por lo que teme. El niño va imitando y va viendo que es lo que hace mamá o papá.”
“El juguete lo mediatiza el nene, aunque uno puede jugar sin juguetes. En cuanto a los niños marginados, es todo un tema que va más allá de la desventaja social, pues en las villas, los chicos caminan antes que los de clase media y existe un porqué: los pibes de clase media y alta utilizan andador y juguetes y hace que se retrasen en lo psicomotor. El pibe de clase media baja está en el piso, gatea, no tiene seguimiento del papá, quiere explorar el mundo y no para,” añadió la experta.
“Iniciamos hace un tiempo la construcción de juguetes a partir de materiales de deshecho; los chicos son esponjas que absorben las cosas del medio, y sirvió la experiencia para generar espacios donde el chico puede reflexionar, sobre que tira mamá y el desafío que implica vivir en un mundo sano y ecológico,” concluyó Andrea Robles.
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