jueves, 13 de agosto de 2009

Ana Garat y Gabriela Prado: en busca de una impresión

Prepararon, para el Centro Cultural Rojas, una pieza inspirada en la famosa figura de una bailarina de Degas.

Por: Laura Falcoff

Ana Garat haciendo "Dúo para ella sola".

Alejandro Cervera, coordinador de danza del Centro Cultural Rojas, invitó a dos reconocidas intérpretes y coreógrafas de la danza contemporánea independiente a que crearan una pieza inspirada en la famosa estatuilla de Degas que reproduce la figura de una bailarina. El plan inicial era armar un programa conjunto con dos piezas autónomas y así fue como Ana Garat y Gabriela Prado empezaron a trabajar. Pero a medida que el tiempo avanzaba descubrieron que las atraía más compartir la obra, el espacio escénico y la música, y no tanto circunscribirse a sus respectivos mundos.

Uno de los acuerdos fue eliminar las primeras filas de la platea para crear mayor distancia respecto del público y consecuentemente mayor intimidad en la escena buscando "causar una impresión -comentan-, pensando en Degas como un pintor impresionista". Respecto de la música, también coincidieron en el sonido limpio de un cello solo, para lo que invitaron como compositor a Alejandro González Novoa.

Aunque Prado y Garat ocupan al mismo tiempo el escenario e incluso en algunos momentos bailan simultáneamente, cada una desarrolló su propia idea. Para Garat se trata de una -llamémosla así- investigación sobre la luz, "no darle tanta importancia a la forma; más bien reproducir la idea de los cambios lumínicos, que tanto interesaba a los pintores impresionistas, a través de la graduación del tono muscular; es un diálogo, un contraste entre la nitidez y lo borroso de los contornos". Prado fue conducida en su creación por preguntas acerca de la danza y el movimiento y por su propia identidad como bailarina: "¿Qué es lo que me gustaría que el público viera? La idea oculta es abrir la puerta de un ensayo; que el público de danza, que en general nos ve como dos artistas con recorridos diferentes, perciba dos opiniones distintas sobre una misma cuestión. Buscamos algo íntimo, despojado de artilugios escénicos. Nos miramos, yo espero que ella termine de bailar y a la inversa. Yo soy Gabriela y ella es Ana; no somos personajes sino el medio de evocar la danza, el movimiento". "Me gustaría -agrega Garat- que se viera una obra austera, dos cuadros distintos sobre una pared que hablan de un mismo tema".

Fuente: Clarín

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