sábado, 6 de febrero de 2010

Escandalera en el cine

Crónicas desde Europa

Ruben Amón

Corresponsal de EL MUNDO en París.

La aplicación de la ley en sentido dogmático puede ocasionar situaciones tan pintorescas como el desalojo policial de una niña de 34 meses que asistía ufana a la proyección de “La princesa y la rana” en el cine más concurrido de París (UGC Les Halles).

No estaba sola la criatura. Tampoco se trataba de la versión pornográfica del filme de Disney, pero los policías intervinieron en plan “geos” reprimidos a invitación de la jefe de sala. Fue ella quien alertó de la presencia de una espectadora clandestina en el patio de butacas.

Le asistía la ley y no le asistía la sensatez. Es verdad que la normativa francesa en materia de espectáculos prohíbe que los niños menores de tres años accedan a las proyecciones de cualquier sala pública, pero a la criatura únicamente le faltaban dos meses para alcanzar la edad reglamentaria e iba a acompañada de sus padres y hermanos.

Fue inútil el círculo familiar y fue vistosa la algarabía. De hecho, la familia de Gabrielle, he aquí el nombre de la mártir, se resistió a abandonar la sala cuando un empleado del local se obstinó en constreñirla a evacuar la proyección nada más haber comenzado.

Se ocuparon de la operación unos cuantos fornidos policías. Cumplían con la ley escrupulosamente. Y escrupulosamente hicieron ver a Gabrielle que las ranas y otros batracios únicamente se convierten en príncipes en las películas de Disney.

Fuente: El Mundo

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