sábado, 22 de agosto de 2009

Una valiosa experiencia de cruce

El cruce entre cine y teatro es el elemento protagónico de Yo en el futuro Foto: LA NACION

Yo en el futuro . Creación y dirección: Federico León, Marianella Portillo, Julián Tello, Jimena Anganuzzi, Esteban Lamothe. Intérpretes: Jimena Anganuzzi, Elisabeth Bagnes, Oscar Mariano Grilli, Esteban Lamothe, Isabella Chiara Longhitano, Dina Minster, Marianela Portillo, Belén Abril Pulvirenti, Federico Rosenvaig. Casting: María Laura Beach. Sonido: Catriel Vildosola. Montaje: Martín Mainoli, Catalina Rincón. Vestuario: Valentina Bari. Escenografía: Ariel Vaccaro. Música. Carmen Baliero. Luces: Alejandro le Roux, Guillermo Nieto. Asistencia de dirección: Adrián Lakerman. En el San Martín. Viernes, sábados y domingos, a las 21.30. Duración: 50 minutos.

Nuestra opinión: muy buena

Federico León reúne dos disciplinas en las que el creador se ha venido desarrollando: el teatro y el cine. La sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín resulta el ámbito ideal para un cruce artístico que no propone dar cauce a una historia formal, sino exponer una serie de estampas breves, en las que siempre la historia estará presente, y que el espectador podrá completar de acuerdo con su experiencia personal.

Un grupo de amigos filmó en los años 50 una serie de momentos de sus vidas con el fin de retener aquel presente y poder verlo en el futuro. Hoy, ya mayores, intentan que jóvenes y niños repitan aquellos momentos, mientras ellos los guían y vuelven a observarse y observan los resultados que obtienen.

En un triple juego que resulta, por momentos, muy atractivo, los espectadores miran unas secuencias que se repiten en la escena, mientras quienes la ocupan miran la filmación que aparece en la pantalla. Los tiempos se cruzan. El pasado y el presente van mixturándose de continuo para generar un instante especial, en el que los mundos de unos y otros personajes se descubrirán de manera muy inquietante, como si se necesitara reparar en una cadena generacional que repite hábitos para, de esa forma, no descuidar un pasado atractivo que forjó una conducta, una manera de ser, de actuar, de interesarse por el arte, de construir los afectos personales.

Pequeños diálogos dan a conocer a algunos de los personajes. Pero no permiten saber, verdaderamente, quiénes son. Y, en realidad, poco importa. En las imágenes filmadas y las nuevas que se construyen está la verdad de ellos, y eso hace que en la platea se disparen los propios recuerdos, las historias familiares o pequeños acontecimientos que, en su momento, pudieron definir parte de una personalidad.

Ficción y realidad se dan la mano en esta experiencia, de manera muy acabada. Técnicamente, la propuesta expone mucha riqueza. La escena siempre rescata la sensibilidad como un valor esencial para tener en cuenta y, por eso, muchas de las pequeñas situaciones que aparecen resultan entrañables.

Yo en el futuro es un trabajo que fundamentalmente disparará la emoción. Construirá fantasía en quien observa y será inevitable no reconocer algo propio o de alguien muy próximo en cada ser que aparece en esa mínima trama. La gran intención será mantener vivas las más queridas y/o movilizadoras imágenes de un ayer muy significativo.

Carlos Pacheco

Fuente: La Nación

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