viernes, 12 de febrero de 2010

Probabilidades y estadísticas

Julieta Grinspan detrás de la pantalla sobre la que se proyectan imágenes de la Guerra Civil Española

Teruel y la continuidad del sueño. Dramaturgia, puesta en escena y dirección: Manuel Santos Iñurrieta. Intérpretes: Julieta Grinspan, Marcos Peruyero, M. Santos Iñurrieta y Carolina Guevara. Música original: Ignacio Santos. Dibujos: Jorge Santos. Escenografía y vestuario: El Bachín Teatro. Iluminación: Víctor Ghidoli. Sábados, a las 23, en el Centro Cultural de la Cooperación. Duración: 60 minutos.

Nuestra opinión: muy bueno.

El Bachín Teatro es, tal vez, el colectivo que mejor representa al teatro político en la escena porteña. No desde la simple trinchera discursiva sino desde la investigación, la documentación y la fundamentación. Todo esto a través de técnicas surgidas a partir de la exploración, aunque tengan como claro referente al teatro épico de Bertolt Brecht.

Y entre sus múltiples propuestas, presentadas durante su década de vida, siguen sin defraudar. Teruel y la continuidad del sueño mantiene ese halo brechtiano con su clásico distanciamiento y su didáctica profunda. Esta propuesta, estrenada el año pasado, transcurre en febrero de 1938, durante la recuperación de Teruel por los franquistas, en plena Guerra Civil española. Allí, resiste una pareja de actores, argentinos, parte de las brigadas internacionales que apoyaban a los republicanos. Con los ojos bien abiertos buscan en sus sueños alguna obra para presentarle a Rafael Alberti. En medio de eso: la batalla, la lucha de ideales, las estadísticas.

Aunque la canción también forma parte de la propuesta, aporta más al clima que al distanciamiento. Pero para ese cometido, la dirección de Manuel Santos Iñurrieta apeló a dos actores que hacen de actores y a la presencia de un relator, que entra y sale de la acción para sostener el peso absoluto en dos de los últimos tramos. La finalidad de la propuesta no es sólo reivindicar a aquellos que murieron en su lucha contra el fascismo, sino también hacer foco en el legado social del arte. Es también la responsabilidad adquirida por esta compañía.

Poesía y política

En su texto, Santos Iñurrieta bebe poesía en forma casi permanente. Pero esta bella poética (es un placer leer el libro, editado por el CCC) no quita teatralidad sino nutre a la propuesta.

Teruel está matizada con humor, reflexión y mucha ideología. La manipulación de índices y estadísticas, así como lo efímero de las probabilidades están en el centro de la dramaturgia y en un subtexto exquisito. Tal vez la única salvedad que podría hacerse es la superabundancia de datos, nombres y aportes didácticos que no resultan sustanciales sin conocer de antemano detalles de esta historia. Pueden distraer y eso es contraproducente.

El espacio escénico está dividido en dos. La acción entre la pareja de artistas y sus eventuales visitas transcurre detrás de una delgada pantalla sobre la que se proyectan imágenes y dibujos elucidarios. Al costado, en el afuera, el relator con un micrófono.

El elenco conoce muy bien los códigos de la propuesta y se mueve con comodidad y maestría. Santos Iñurrieta, como actor, tiene fuerza escénica y una conexión especial con la espléndida Julieta Grinspan. Por su parte, Marcos Peruyero, a cargo del relator, posee momentos brillantes, como ese monólogo espléndido, inolvidable, en el que repite una y otra vez "por eso nos gusta el teatro". Carolina Guevara (siempre es un placer ver sus trabajos) encarna con eficacia a dos personajes opuestos, aunque el acento español no sea su fuerte.

Pablo Gorlero
Fuente: La Nación

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