Luisa se estrella contra su casa, con dramaturgia y dirección de Ariel Farece
DE LAS DISTINTAS FORMAS DE CONCEBIR EL ÉXITO
Estructuralmente imposibilitado para generar buenas ganancias, el teatro off siempre persigue otros objetivos, más románticos, quizá, pero no por eso menos ambiciosos: el reconocimiento de los pares, la continuidad en escena, el prestigio.
Por Natalia Laube
No es novedoso señalar que la inabarcable escena teatral porteña se compone, al menos, de dos mundos: el teatro comercial y el oficial, por un lado, y el teatro off, cada vez más amplio y subdividido, por el otro.
Cada universo, claro, tiene sus yeites. Y cada uno concibe el éxito de manera distinta. Cuesta imaginarse, por ejemplo, a Javier Faroni o a Carlos Rottemberg destinando su bolsillo y su tiempo a producciones que no aseguren, al menos de un primer vistazo, cierto rédito económico. Estructuralmente imposibilitado para generar buenas ganancias (por la competencia y por la cantidad de público a la que puede aspirar: en Buenos Aires abundan las salas de pocas butacas), el teatro off siempre persigue otros objetivos, más románticos, quizá, pero no por eso menos ambiciosos: el reconocimiento de los pares, la continuidad en escena, el prestigio –una noción muchas veces renegada de la boca para afuera, pero no por eso poco deseada de la boca para adentro.
Desde un punto de vista distributivo, la escena teatral parece haberse desdoblado siguiendo las formas de la industria del cine, donde las producciones taquilleras y las producciones festivaleras se saludan desde sus respectivas burbujas, con cierta extrañeza y sin recelo. Para las primeras, y aunque siempre es bueno que la crítica acompañe, el éxito tiene forma de cantidad; para las segundas resta la calidad, un estatus que otorgan determinados colegas, determinados premios, determinados críticos, determinadas invitaciones a determinados festivales (para quien se interese por el tema: la crítica Ana Durán se explaya más larga y minuciosamente en la anteúltima edición de la revista Funámbulos, que puede leerse en: http://www.funambulosteatro.blogspot.com/
Este año, desfilan por ese segundo podio Luisa se estrella contra su casa, Nada del amor me produceproduce envidia, Los desórdenes de la carne, Tren y Lote 77. Aunque dos de ellas se estrenaron durante 2008, ésta fue su temporada en más de un sentido: lo confirman las participaciones en la Fiesta del Teatro o en el FIBA, las nominaciones a algunos premios de la liga mayor, cierta unanimidad de críticas y, acaso, la aparición en los inservibles balances de fin de año, como este que usted está leyendo.
Fuente: Crítica
No es novedoso señalar que la inabarcable escena teatral porteña se compone, al menos, de dos mundos: el teatro comercial y el oficial, por un lado, y el teatro off, cada vez más amplio y subdividido, por el otro.
Cada universo, claro, tiene sus yeites. Y cada uno concibe el éxito de manera distinta. Cuesta imaginarse, por ejemplo, a Javier Faroni o a Carlos Rottemberg destinando su bolsillo y su tiempo a producciones que no aseguren, al menos de un primer vistazo, cierto rédito económico. Estructuralmente imposibilitado para generar buenas ganancias (por la competencia y por la cantidad de público a la que puede aspirar: en Buenos Aires abundan las salas de pocas butacas), el teatro off siempre persigue otros objetivos, más románticos, quizá, pero no por eso menos ambiciosos: el reconocimiento de los pares, la continuidad en escena, el prestigio –una noción muchas veces renegada de la boca para afuera, pero no por eso poco deseada de la boca para adentro.
Desde un punto de vista distributivo, la escena teatral parece haberse desdoblado siguiendo las formas de la industria del cine, donde las producciones taquilleras y las producciones festivaleras se saludan desde sus respectivas burbujas, con cierta extrañeza y sin recelo. Para las primeras, y aunque siempre es bueno que la crítica acompañe, el éxito tiene forma de cantidad; para las segundas resta la calidad, un estatus que otorgan determinados colegas, determinados premios, determinados críticos, determinadas invitaciones a determinados festivales (para quien se interese por el tema: la crítica Ana Durán se explaya más larga y minuciosamente en la anteúltima edición de la revista Funámbulos, que puede leerse en: http://www.funambulosteatro.blogspot.com/
Este año, desfilan por ese segundo podio Luisa se estrella contra su casa, Nada del amor me produceproduce envidia, Los desórdenes de la carne, Tren y Lote 77. Aunque dos de ellas se estrenaron durante 2008, ésta fue su temporada en más de un sentido: lo confirman las participaciones en la Fiesta del Teatro o en el FIBA, las nominaciones a algunos premios de la liga mayor, cierta unanimidad de críticas y, acaso, la aparición en los inservibles balances de fin de año, como este que usted está leyendo.
Fuente: Crítica
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