En muchos barrios de la ciudad ya pueden verse a los constructores de momos luchando contra el tiempo para terminar sus obras y poder quemarlas a lo grande el 31 de diciembre, después de medianoche. El Arca de Noé, Ricardo Fort y la Aldea de los Pitufos serán algunos de los muñecos que recibirán al año 2010.
Comenzó la cuenta regresiva. Desde los últimos días cientos de artistas autodidactas trabajan a contrarreloj en sus obras. Son los denominados “muñequeros platenses”: chicos, jóvenes y adultos que se encargan de mantener viva una tradición que se repite todos los fines de año en los barrios de nuestra ciudad. La construcción de momos despierta una pasión muy especial para sus creadores y la quema es un ritual donde explotan, además de los fuegos artificiales, la emoción y la adrenalina.
Pasadas las doce de la noche del 31 de diciembre próximo arderán para darle la bienvenida a 2010, Diluviuhs (el Arca de Noé), Ricardo Fort y la Aldea de los Pitufos, entre otros. Hoy compartió una tarde con sus creadores y les preguntó sobre las horas que trabajan en los muñecos, las guardias que montan para evitar que grupos rivales los destruyan, la amistad entre los constructores y los motivos de la elección a la hora de pensar en un nuevo momo.
En plena tarde del 24 de diciembre, cuando el sol estaba oculto bajo las nubes pero se hacía sentir igual, este medio encontró a Víctor Sochanowicz, en la calle 77 entre 13 y 14, con pincel en mano. Estaba junto a otros miembros de GAAM Drako (Grupo Artístico Autodidacta Muñequero) que se formalizó en ese barrio hace diez años y trabaja en la construcción de muñecos con imponentes escenografías.
Desde marzo de este año GAAM Drako le viene dando forma a la obra Diluviuhs que representa al Arca de Noé. Este grupo, compuesto por ocho varones y cinco chicas cuyas edades rondan entre los veinte y los treinta, tienen la costumbre de quemar el muñeco el 1º de enero de cada año y, ese mismo día, ya estar pensando en el próximo.
“A partir de mediados de marzo comenzamos a juntarnos todos los sábados, o sábado por medio, porque para superar la obra anterior tenemos que sumar más tiempo de trabajo. Ahora se quema uno y empieza el otro. Nosotros lo vemos como una pasión de todo el año. La quema es el ritual. El arte es todo el año”, dice Víctor a Hoy.
Ezequiel Capitanio, otro de los integrantes de GAAM Drako, añade que primero se van haciendo las cabezas y las piezas más chicas para ir ganando tiempo. “Trabajamos todo el año para cinco minutos que dura la quema. Mientras el 1° de enero limpiamos lo que quedó ya empezamos a pensar en el próximo, a tirar la temática. Y votamos entre todos las propuestas”.
Luego de largos meses de trabajo en el fondo de la casa de los padres de Víctor (construyen en ese lugar) ayer el Arca de Noé fue sacado a la calle y presentado a los vecinos. “Todos querían saber qué habíamos hecho para este año, porque lo manteníamos en secreto. Algunos pensaban que estábamos haciendo Buscando a Nemo”, cuenta Víctor.
El Arca de Noé tiene varios efectos especiales: un elefante que tira agua por la trompa, juego de luces y sonidos. Además la gente puede entrar al arca. También tiene efectos de sonido de tormentas y flashes para los relámpagos.
Hace 26 años que la familia de este joven está acostumbrada a recibir a “los chicos del barrio” en su casa. Los pibes que arrancaron alrededor de los 12 años de edad haciendo un espantapájaros con ropas y pasto -cuando las calles eran de tierra- son oriundos de la zona de Circunvalación, Monasterio y Altos de San Lorenzo.
“Fuimos los primeros en poner escenografía. Fue porque sentíamos que el muñeco solo quedaba como vacío. Entonces, como teníamos días de sobra, le íbamos agregando cosas hasta que terminaba siendo una escenografía armada. Con esta idea empezamos hace diez años”, recuerdan en el grupo.
Entre hongos y duendes
A unas cuantas cuadras del Arca de Noé otra escenografía que ayer se levantaba era la Aldea de los Pitufos. ¿El lugar elegido? La calle 71 y 17, frente a la vieja Estación Provincial.
Allí Duam Calen, Nicolás “Bocha” Guardia, Daiana Valiente, Emanuel Caravelli y Aldana García le daban forma a los pequeños duendes azules que se veían en la televisión
en la década de los ‘80 y a los hongos que representan sus hogares.
Para los pitufos eligieron una altura de 2 metros y para los honguitos 4 metros. Según explicaron, no le dan tanta relevancia a la altura sino al escenario que se forma alrededor de los momos. Además, comentaron que los chicos más pequeños disfrutan de los muñecos que no son tan altos porque los pueden ver de cerca y hasta sacarse fotos con ellos.
Todos los miembros del grupo (tienen entre 22 y 23 años) estudian y trabajan. Y empiezan a construir los muñecos cuando terminan de rendir exámenes en la Universidad. Por eso llegan a terminar los momos muy sobre la fecha del 31 de diciembre. “A partir del 27 no comemos ni dormimos. Trabajamos duro desde las 16 hasta las 8 de la mañana”, cuenta Emanuel a este medio.
Según este grupo, a veces llegan las 23 horas del 31 de diciembre y todavía siguen trabajando para terminar los muñecos, a tal punto que las familias tienen que ir a buscarlos para compartir la cena de fin de año. “Esto del muñeco lo que tiene de bueno es que trabajás con un amigo para algo en común, para una idea compartida. Te reís y la pasás muy bien”, dicen los chicos.
Este grupo comenzó con esta tradición desde el año 2000 y, entre otras obras, ya hicieron arder a la Pantera Rosa, Homero Simpsom, Johnny Bravo, Diogenes y el Linyera, y al Correcaminos, entre otros.
Veinte años de quemas
Este año la esquina de 25 y 64 tiene un importante motivo que festejar, y es que los vecinos cumplen veinte años ininterrumpidos quemando muñecos, a pesar de que la lluvia les jugó una mala pasada en más de una oportunidad. A modo de celebración construyeron una réplica de cada uno de los momos que armaron desde 1990 y los harán estallar la noche del 31 próximo.
Mauro Becerra, uno de constructores, enumeró a Hoy todas las obras: “Muñeco de nieve; Frankestein; Maggie Simpsons; ET; Dino; Twetty; Jorobado de Notre Dame; Garfield; Antz; Manuelita; Marvin El Marciano; Monster Inc; Scrat (La Era de Hielo); Mafalda; Mr. Increible; Los Pinguinos de Madagascar; RJ (Vecinos Invasores); Ratatouille; Wall-e; y el 20 Aniversario”.
Según recuerda Mauro, del grupo original en el barrio sólo quedaron dos integrantes.
El resto se fue incorporando con el tiempo. Para él, que tiene 29 años de edad, una de las mejores quemas fue la de Marvin El Marciano. Como previa se incluyó un show de tango y fuegos artificiales. Lo peor que les pasó fue cuando se les cayó Manuelita 6 horas antes de hacerla arder. Gracias a la ayuda de un vecino que les prestó una grúa pudieron levantarla, la repararon y pudieron quemarla. Todos los vecinos lo vivieron como una gran fiesta.
La rivalidad
Lamentablemente, alrededor de la tradición de los muñecos también comenzó a gestarse la rivalidad entre barrios. Y se han registrado desde amenazas hasta atentados contra los momos. Por eso se montan guardias para cuidarlos.
“Hay una competencia terrible. Ya se quemaron dos muñecos por la rivalidad. A mí me llamaron un domingo a las 6 de la mañana para decirme que no sacara el muñeco porque iba a salir perdiendo mi familia. Es algo de todos los años. Los concursos que se hacen ponen en contra a los barrios. Esto antes no pasaba”, dijo Víctor Sochanowicz.
En el caso de este grupo, cuando sacan el muñeco a la calle, pasan la noche en el lugar para cuidarlo. Lo mismo hacen en otros barrios de la ciudad.
¿Y los chicos dónde están?
Los muñequeros consultados por Hoy coincidieron que en la actualidad los chicos no se prenden como antes para hacer muñecos. Recordaron que muchos de ellos comenzaron con la tradición alrededor de los 10 años de edad.
“No se enganchan. Esto hace cuatro años no pasaba. En el grupo éramos como 40 porque había más de 20 que eran de 12, 10 y 8 años. Se fue perdiendo”, dijo Víctor Sochanowicz.
Agregó que: “Estarán frente a la computadora. Más que eso no creo. También la escuela les juega en contra, porque las clases terminan cada vez más tarde”.
Desde el Grupo de Artistas Autodidactas Muñequeros, al cual él pertenece, remarcaron que “no somos ni de Bellas Artes ni ingenieros ni arquitectos. Nada que ver. Nadie estudió nada. Es todo autodidacta. Tenemos herreros, techistas y uno que trabaja en una casa de quiniela”, expresaron.
Algunos de los muñequeros ya tienen hijos. “Ya viene la nueva camada de ayuda. El SOS del grupo”, dijo Ezequiel.
El grupo que trabaja en la Aldea de Pitufos, por su parte, declaró que a los chicos de ahora hacer muñecos “no les llama la atención como antes”.
“Se acabó hacer muñecos como así también jugar a la escondida en el barrio.
Los chicos pasan mucho tiempo en la compu”, concluyeron.
La lluvia no tuvo clemencia con Fort
Desde hace varias semanas los chicos de 66 y 22 venían trabajando para lograr la figura del Ricardo Fort que, a esta altura del año, ya no necesita presentación. Pero la lluvia de los últimos días les jugó en contra, ya que el material que usaron para construir el momo se mojó y dañó.
Ayer los jóvenes no se daban por vencidos y estaban firmes al pie de la estructura para no dejar sin la posibilidad a los vecinos de ver el 31 de diciembre próximo al excéntrico personaje de la televisión.
Gustavo, uno de los chicos al que se le ocurrió la idea de hacer un muñeco de Fort, contó a Hoy que llegaron a escribirle al mismo Ricardo en su cuenta de Facebook para comentarle que hicieron un momo sobre él. En la nota, además de invitarlo a nuestra ciudad para presenciar la quema, le piden colaboración para la obra. “Hasta ahora no nos contestó.
Lo que pasa es que recibe un montón de mensajes por día”, afirmaron los chicos del barrio.
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