
Continuaron los ciclos y encuentros en la Casa del Teatro y los institutos culturales (el Goethe, entre otros) y se recuperó el género biodrama (que fuera eje de importantes ciclos) con Mi vida después, de Lola Arias, espectáculo creado con el aporte de cartas de los actores y biografías personales. Bajo la denominación de ciclo (Entre lo mítico y lo cotidiano), dos elencos ofrecieron piezas de Bea Odoriz (Ten piedad de mí) y Alberto Muñoz (Antígonas, dirigida por Leonor Manso). El comité organizador de Teatro por la Identidad debió optar por una nueva estrategia para difundir su tarea. Sin obras ni salas para armar un ciclo, programó lecturas en los teatros, recibiendo el apoyo de los elencos y empresarios de sala. Circunstancia que permitió evaluar adhesiones y rechazos.
Fuente: Página 12
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