martes, 22 de diciembre de 2009

Teatro Colón: de monumento histórico a obra en construcción

Su reapertura es una de las promesas para 2010

El escenario de obras artísticas más famoso del país y el que carga con la sala de mejor acústica del mundo se encuentra cerrado y en proceso de restauración desde 2001. Entremedio, hubo denuncias por malversación de fondos en las licitaciones, vaciamiento de sus talleres y despidos injustificados de sus compañías artísticas estables.

La historia reciente del imponente Teatro Colón refleja que adentro de su infraestructura, el arte quedó relegado. Lejos de debatir piezas a ejecutar por sus artistas o puestas en escena a elaborar, la discusión en torno a su recuperación se subordinó a su estructura, que cada vez se vislumbra, por cierto, más vacía.

Fue ícono desde su apertura allí por 1908, cuando cortó las cintas de su historia con la ópera Aída de Giussepe Verdi. Su construcción demandó veinte años de labor, y reemplazó así al antiguo Teatro Colón (erigido en la manzana que ocupa hoy el Banco Nación, frente a la Plaza de Mayo, y que funcionó entre 1857 y 1888). Sin embargo, a comienzos del siglo XXI, clausuró momentáneamente sus majestuosos espacios: permanece cerrado desde 2006, aunque el compromiso fue reabrirlo para el Bicentenario, exactamente para el 25 de mayo de 2010. Los plazos, sin embargo, ya se doblaron y ahora la meta se vislumbra para agosto del próximo año.

Alrededor de la promesa de que sería restaurado después de años de notoria falta de mantenimiento, los sucesivos gobiernos de la ciudad de Buenos Aires crearon planes, proyectos, se destinó presupuesto y se plasmaron licitaciones. Como contracara, los propios trabajadores del teatro pusieron el grito en el cielo al conocer de cerca aquellos planes: denunciaron vaciamiento, falta de trasparencia, intenciones mercantilistas más allá de la restauración y despidos injustificados para recortar presupuesto para “el nuevo teatro”.

No debió desembarcar Colón para descubrirlo…

Los inconvenientes sobre la restauración del Colón se remontan al famoso plan Master aprobado en el año 2000. El plan para recuperar este espacio artístico comenzó con un presupuesto inicial de 93 millones de pesos, con un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo. Finalmente, el costo calculado para finalizar tamaña tarea está cerrando en 280 millones de pesos, que sumados a los 45 millones que se llevan gastados arroja un total de 325 millones, cifra que representa el triple de lo anunciado por el anterior jefe de Gobierno, Jorge Telerman.

“Después de un diagnóstico serio, encontramos que las obras en curso sufrieron durante 2007 una constante desfinanciación, generando una situación de descontrol y colapso en las tareas que se venían realizando”, justificó hace unos meses Macri por la abultada cifra final de la restauración.

Los salones palaciegos, las arañas, el mobiliario, los vitrales, los murales, las esculturas, hacían del Teatro Colón una reliquia invaluable. Adentro de su imponente estructura albergó cerca de 1.000 empleados repartidos entre los cuerpos estables artísticos: Orquesta, Coro, Ballet y Actores Figurantes, que trabajaban en los talleres de diseño de producción, sastrería, maquinaria, zapatería, peluquería, escultura, tapicería, mecánica escénica, efectos especiales electromecánicos, luminotecnia, utilería, pintura, artesanía teatral, herrería, maquillaje, vestuario; en donde se producían todos los elementos que requierían las obras a presentar.

Pero los trabajadores del Colón, durante estos años de restauración, se cansaron de denunciar que al teatro le han hecho desaparecer los talleres que tenía en el subsuelo, orgullo del teatro. “Los vestuarios, utilería pelucas ahora quedarán a cargo de particulares, ya que en su lugar están haciendo o hicieron, un patio de comidas y una concesionaria de la General Motors. Esa es la puesta en valor”, denunciaron los trabajadores.

Otra de las peculiares decisiones tomadas por la conducción del teatro en vísperas de la restauración fueron la disolución de la Orquesta Académica -considerado uno de los pocos semilleros que quedan de nuevos músicos sinfónicos- y la voluntad de disolución mostrada para terminar con el cuerpo de Cantantes Líricos, el de Figurantes de Escena, el cuerpo de Mayordomía, el de Administración y siete sectores escenotécnicos, fundamentales para el mantenimiento de la Producción Propia del coliseo argentino.

Además, los trabajadores alertaron que durante los meses de marzo y abril del corriente, miles de piezas del patrimonio mueble del Colón, a saber: elementos de vestuario, peluquería, zapatería, utilería, tapicería, fueron embarcados en containers sin ningún tipo de refrigeración adecuadas para mantenerlos intactos. Dichos containers, al decir de los trabajadores, fueron estibados en talleres, apilados unos arriba de otros en lugares donde se filtra la lluvia, expuestos a la acción de ratas, pulgas y cucarachas.

Además, muchos de los responsables de áreas apuntaron que fueron “obligados” a “transferir” el patrimonio de sus secciones respectivas al directorio del ente, sin verificar el inventario. Entre los objetos que ahora deambulan sin destino certero por el teatro se encuentran 450 mil originales fotográficos con la historia y el registro sistematizados de los últimos 40 años del teatro, miles de horas de video de los espectáculos llevados a cabo en el Colón, y audios con registros que superan los 50 años.

Un punto de máxima preocupación es la conservación de la acústica de su sala principal, la mejor del mundo en ese sentido según los especialistas. Los funcionarios se cansaron de asegurar que no sufrirá alteraciones. Y es lo único a lo que atisvan certezas: del resto de los lugares del Teatro, no se asegura su supervivencia.

El nuevo telón, con la firma de KuitcaRecientemente se conoció que el diseño del nuevo telón del Teatro Colón de Buenos Aires estará a cargo de los artistas argentinos Guillermo Kuitca y Julieta Ascar, cuyo proyecto resultó el ganador del concurso, según anunció el director general del teatro, Pedro Pablo García Caffi.

Guillermo Kuitca, que ya tiene en su haber la creación del telón de la Opera de Dallas, Estados Unidos, expuso en la Bienal de Venecia en 2007 y sus obras pueden verse en los más importantes museos de arte moderno. Julieta Ascar es una reconocida vestuarista y escenógrafa del ámbito teatral local. Lograron ser elegidos con el proyecto, denominado Dionisíaco.

“El desafío más grande fue trabajar con las restricciones que había impuesto el concurso”, dijo Kuitca. Se refería así al color del terciopelo base del nuevo telón, y a su integración al manto de arlequín -lienzo de algodón y lino, pintado, sobre un soporte de chapa metálica- que ya había sido restaurado. “Pusimos todo y pudimos ganar”, indicó al recibir el diploma.

“Las reminiscencias con el telón anterior, la potencia de las tradiciones culturales y el símbolo de la inestabilidad” fueron los aspectos que el jurado consideró relevantes en la propuesta ganadora,
señaló García Caffi durante la entrega del premio, en la que también participaron el jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, y el ministro de Cultura municipal, Hernán Lombardi. El telón original (que fue restaurado) se utilizaría, desde la apertura en adelante, sólo para ocasiones especiales.

Fuente: Hoy

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