El cascanueces: a partir de hoy, en el Luna Park
En el backstage del clásico de la Nochebuena, los protagonistas del Ballet Estable revelaron los desafíos que entraña la versión de Nureyev e hicieron un balance del año que se va
Por Constanza Bertolini
De la Redacción de LA NACION
Tuvieron que pasar cinco diciembres aquí, sin copos de nieve, pero con las mismas hipercalóricas nueces de siempre, para que otra vez el Teatro Colón volviera a dar el clásico ballet navideño. Comparativamente, no es nada: tras la première de El cascanueces de Nureyev en Buenos Aires, en 1971, con el propio Rudolf y Olga Ferri, transcurrieron 26 años hasta que el título se repuso.
O puede parecer mucho tiempo, si se tiene en cuenta que cada almanaque que deshojan las grandes compañías del mundo incluye, al final, este emblemático espectáculo. En el máximo coliseo argentino, la versión concebida por el célebre bailarín ruso de la obra, basada en un cuento de Hoffmann y originalmente coreografiada por Petipa/Ivanov, se vio también en 1998, en 2000 y en 2004, siempre por el Ballet Estable. Es la misma compañía la que ahora prepara esta pieza con la bellísima música de Tchaikovsky para subirla al escenario del Luna Park, hoy, mañana y el sábado, a las 20.30, y cerrar, así, el primer año de actividades con conducción artística de Lidia Segni, que se anuncia como el último extramuros.
En el backstage, LA NACION conversó con los cuatro bailarines que, en dos repartos, darán vida a los protagonistas de esta historia fantasiosa, así como con la directora del ballet y con la repositora Aleth Francillon (ver aparte). La mayoría coincidió en que, con esta producción, termina un 2009 signado por poquísimas funciones y mucho trabajo. Una paradoja. Algunos destacaron la oportunidad inédita que les trajo este título y otros se refirieron cautelosos, pero con esperanza, a lo que vendrá en 2010, a partir de ese 25 de mayo tan cargado de expectativas. Tras bambalinas, el clima dio cuenta de que, para galas y brillos, para el calor de hogar, todavía falta. Además de sudor y de esmero, aún se percibe desazón por las condiciones de trabajo cotidianas, inquietud por las cartas que intimaron a una veintena a tramitar sus jubilaciones y preocupación por si el magnífico vestuario y la escenografía de Nicholas Georgiadis lograrán verse completos y ensamblados apropiadamente tras cada cambio, o si, en cambio, mostrarán "los hilos" que mueven esta historia. Ese fue un punto muy delicado en los ensayos que terminaron anteayer. Pero también en ellos se pudo ver algo de ese carácter milagroso que desarrolló este cuerpo: a pesar de todo, todos los copos de nieve son un copo, y los tres pas de deux permiten creer por un ratito en la magia y en el amor.
El desdoblamiento de roles es una de las principales características que tiene la versión de Nureyev (1967) respecto de la original (1892). Es exigente para un mismo artista modular en el cuerpo el personaje de Clara, de niña fantasiosa a mujer enamorada, así como el de su padrino Drosselmeyer, que deviene príncipe. Sin embargo, el mayor reto de El cascanueces pareciera estar en el aspecto técnico. Tanto, que "rebuscado" es el adjetivo que estos bailarines emplean más para referirse al genio ruso fallecido en 1993. Silvina Perillo, que ya interpretó anteriormente a Clara, explica bastante el asunto en una charla de camarín: "Puso un paso en cada nota. Al principio, puede parecer un poco a contramano, pero a medida que se va ensayando es orgánico". Con 41 años, esta figura de la casa es la más experimentada de los repartos que dan a jóvenes valores de las filas del Estable su primer protagónico en un ballet completo en el Colón.
Con 28 recién cumplidos, Juan Pablo Ledo llegó hace pocas semanas de una gira por Europa y por los Estados Unidos con Morphoses, la compañía de Christopher Wheeldon, justo para hacer "un balance muy positivo", de local. "Fuera de las problemáticas que hay en el teatro, tuve la gracia de Dios de poder salir afuera. Somos artistas con los años contados y estar supeditado a que las cosas funcionen o no es muy peligroso para un bailarín. Estar en actividad con mi grupo [Ballet de Cámara] y bailar en el exterior fue muy intenso. Y terminar el año con semejante coreografía, en el Luna Park?", observa entusiasmado. Finalmente, será él y no Federico Fernández, quien le ponga el cuerpo a Drosselmeyer/el Príncipe, esta noche y mañana.
Sucede que Fernández está lidiando con una contractura en la espalda que espera superar para la función del sábado. Ascendente bailarín de 23 años, tuvo un gran 2009. ¿El mejor momento? Cuando el repositor de McMillan escribió su nombre en la nómina y lo empezó a preparar para estrenar Manon en el Colón, en junio próximo. "Fue un año bueno en actividad de ensayo, me tocó estudiar casi todos los roles principales. El único problema fueron las poquísimas funciones y eso para nosotros es durísimo", coincide Fernández, el más joven de los cuatro.
Carla Vincelli se calza "las lanas" para no enfriarse y, en coulises , se emociona cuando habla de esta oportunidad que le toca a los 30. Con optimismo, mira atrás y adelante, y se refiere con voz emocionada a un deseo muy presente en estos días de brindis: volver cuanto antes con su plantita y la radio al camarín de "la casa".
Mientras tanto, Lidia Segni va de un lado al otro; al final, se sienta y mira el ensayo junto con el director general del Colón, Pedro Pablo García Caffi. Ella también hizo su balance. "Desde que asumí, excepto por la Gripe A, la compañía no paró de trabajar", observa, tras admitir que le hubiera gustado contar con muchas más funciones. "Llegamos a fin de año con la gente en training, de bailar, de hacer clase, de trabajar con distintos coreógrafos: con Mauricio [Wainrot], con [Vittorio] Biagi, con [Zarko] Prebil, con Francillon. Estamos sin teatro, sin posibilidades; entonces, dentro de lo malo, fue un año muy bueno."
Según los protagonistas
Silvina Perillo. "El desafío está en el control de lo técnico y el oído. La música es bellísima, pero Nureyev puso un paso en cada nota. Si bien fue algo rebuscado, hoy me parece un genio. La variación femenina en el grand pas es una joyita. Por otro lado, es un poco loco para mí tener que hacer de nenita con una persona a la que le llevo? 18 años [por Fernández]. Pero la verdad es que me siento con mucha ventaja; a mi edad, además de conservar la técnica, me siento más afianzada artísticamente. Eso se lo debo a mis maestros Wasil Tupin y Mercedes Serrano."
Federico Fernández. "Desde hacer de un señor mayor, con una dolencia en la pierna y peluca canosa, hasta bailar con Silvina Perillo, todo es una responsabilidad muy grande. Que sea con el Colón, en el Luna Park, es toda una experiencia. Pero bailar a la derecha, ése es un desafío terrible para mí, que soy zurdo."
Juan Pablo Ledo. "Cuando entré en el Ballet del Colón en 2004, El cascanueces se puso por última vez. Entonces, Jorge Amarante interpretaba a Drosselmeyer, y yo pensaba: «ojalá en algún momento pueda hacerlo yo». Ahora, me llegó. Es un título bastante duro, es Nureyev y requiere una técnica tremenda de toda la compañía"
Carla Vincelli. "Técnicamente es muy difícil y artísticamente hay un personaje que desdoblar, que pasa de ser una nena, con los miedos que da crecer, a hacerse mujer y encontrar a su hombre. Poder desarrollar el personaje desde el alma es fundamental para llegar a la gente."
Para agendar
El cascanueces, Con música de Tchaikovsky y coreografía de Nureyev, por el Ballet Estable, la Orquesta Filarmónica y el Coro de Niños del Teatro Colón.
Luna Park. Bouchard y Corrientes. Hoy, mañana y el sábado 26 del actual, a las 20.30. Entradas desde $ 40.
No hay comentarios:
Publicar un comentario