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"Mal día para pescar" del uruguayo Alvaro Brechner resultó otra grata sorpresa en la competencia internacional del Festival de Cine de Mar del Plata, al acercar al cine un cuento de Juan Carlos Onetti y la taciturna placidez atemporal de los pueblos del interior de países como Uruguay y Argentina.
"Jacob y el otro" es el cuento de Onetti adaptado por el director que cuenta la historia de dos supervivientes, el príncipe Orsini un farsante vendedor de espectáculos y Jacob Van Oppen, un venido a menos campeón de lucha libre.
La película se filmó en los pueblos de Minas y San Carlos, además de locaciones en Montevideo.
Y al igual que sus connacionales Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella en "25 watts" y "Whisky", Brechner retrata con calidez ese espíritu aposentado, relajado y casi "unplugged" de los uruguayos, aunque en este caso situada en los años 70.
Así van pasando las botellas de grapa, la pizza en rectángulos, el mate, los autos antiguos y la imagen de una arquitectura material y humana.
En tono de "road movie" negra, con buena música y un gran trabajo de Piquer, del urso Ahola y de una Costa, que ocultó su belleza detrás de un rictus demacrado, Brechner logra construir una pequeña pero interesante historia.
Fuente: El Día
"Jacob y el otro" es el cuento de Onetti adaptado por el director que cuenta la historia de dos supervivientes, el príncipe Orsini un farsante vendedor de espectáculos y Jacob Van Oppen, un venido a menos campeón de lucha libre.
La película se filmó en los pueblos de Minas y San Carlos, además de locaciones en Montevideo.
Y al igual que sus connacionales Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella en "25 watts" y "Whisky", Brechner retrata con calidez ese espíritu aposentado, relajado y casi "unplugged" de los uruguayos, aunque en este caso situada en los años 70.
Así van pasando las botellas de grapa, la pizza en rectángulos, el mate, los autos antiguos y la imagen de una arquitectura material y humana.
En tono de "road movie" negra, con buena música y un gran trabajo de Piquer, del urso Ahola y de una Costa, que ocultó su belleza detrás de un rictus demacrado, Brechner logra construir una pequeña pero interesante historia.
Fuente: El Día
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