Percy Jiménez llegó de Bolivia en 2002 con la idea de permanecer en Buenos Aires tan sólo un año; el objetivo era estudiar dramaturgia con Mauricio Kartun y puesta en escena con Rubén Szuchmacher. Pero algo pasó que este director boliviano cambió de planes y se quedó siete años. "La verdad es que me he dedicado al teatro por cierta cosa de lo humano, por el trabajo con el otro y eso aquí en Buenos Aires empezó a funcionar tan bien que me atrapó", cuenta Jiménez -en conversación telefónica con LA NACION- desde La Paz, ciudad a la que volvió hace casi un año convocado por el gobierno municipal para organizar un festival de teatro que celebre su Bicentenario. El festival fue un éxito y el envión de la vuelta lo dejó bien plantado en su país a tal punto que está dando clases de dramaturgia y pergeñando un laboratorio de investigación teatral junto a otros colegas.
"Siempre pensé en volver; durante todo el tiempo que estuve trabajando en Buenos Aires, también lo hacía en Bolivia. De hecho la idea de ir a la Argentina era profundizar mi formación y ampliar la mirada para volcar todo eso en el teatro boliviano", sigue este director que continúa produciendo en paralelo. Justamente mañana, a las 20.30, estrenará en el Espacio Callejón Mis muy privados festivales mesiánicos , obra de la alemana Felicia Zeller que empezó con destino de semimontado pero que dio el salto y llega a puesta completa. Y el mismo texto, pero con un elenco paceño, subirá a escena el próximo mes de enero en Bolivia.
Esta traslación del trabajo responde a cierta idea sobre "textos que migran" un proyecto que pensó junto a la actriz Tatiana Sandoval (quien forma parte del elenco argentino junto con Carolina Balbi, Gonzalo Martínez y Marigela Ginard) y que pone el foco en las circunstancias que hacen que una misma obra mute de un lugar a otro.
"La realidad de que somos dos culturas tremendamente distintas, en la que en una predomina el realismo y en la otra un gran simbolismo; eso vuelve muy fértil cualquier tipo de encuentro teatral ya que la retroalimentación es enorme".
Con un bagaje enorme de trabajo realizado (participó de diez puestas) y del aprendizaje que vino a buscar a la Argentina, Jiménez reconoce que volvió a su país no sólo por el teatro sino por querer ser partícipe de un instante político revelador. "Bolivia está atravesando un período de cambio muy grande, es un buen momento para repensar nuestra bolivianidad, y desde el teatro la reflexión puede resultar muy útil".
Y útil también espera que sea su nueva mirada, lo que tiene para aportar a la escena teatral de su país, una que durante muchos años tuvo como casi exclusiva referencia la que daba César Brie desde su Teatro de los Andes, donde Jiménez se formó y desde donde ideó su propio proyecto, el Teatro Duende. Allí estuvo teatreando durante ocho años, hasta que se dio cuenta que estaba comenzando a repetirse, por lo que decidió que había llegado el momento de salir a buscar nuevas cosas. Precisamente aquí empieza esta historia, una bastante circular.
Verónica Pagés
Para agendar
Mis muy privados festivales mesiánicos , de Felicia Zeller.
E. Callejón , Humahuaca 3759. Desde hoy, viernes, sábados y domingos, a las 20.30. Entrada: $ 30
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