La joven violinista, junto con Valentina Lisitsa en piano, dio uno de los mejores conciertos de esta temporada
Recital de la violinista Hilary Hahn junto con la pianista Valentina Lisitsa perteneciente a la primera función del ciclo "Grandes virtuosos del violín", organizado por Amijai. Programa. Sonata en Mi menor Op. 27 N° 4 y Sonata Op. 27 N° 6, ambas para violín solo, y Reve d´enfant, Op. 14 para violín y piano, de Eugene Ysaÿe; Sonatas N° 1, S.60; N°2 S. 61 y N° 4 S.63 (Children´s Day at the Camp Meeting), de Charles Ives; Danzas húngaras Nos. 10, 11, 12, 19, 5, 20 y 21, de Brahms, y Danzas folklóricas rumanas Sz.56, de Béla Bartók. En el Templo de la Comunidad Amijai.
Nuestra opinión: excelente
Pocas veces es dado escuchar en recitales como el ofrecido por la violinista Hilary Hahn junto con la pianista Valentina Lisitsa un grado de complementación camarística tan logrado. Ambas intérpretes poseen personalidades definidas por una excelencia interpretativa que ofrece aristas coherentes con sus respectivos temperamentos. Se trata de dos artistas cabales que realzan recíprocamente su labor individual poniéndola al servicio de la música.
Cuando la joven y cautivante Hilary Hahn inició el recital con la Sonata para violín solo, de Ysaÿe, impuso una tónica basada en el perfecto contralor de sus medios técnicos y expresivos, la sostenida calidad de un sonido amplio, rico en connotaciones significativas, intensidad y pureza de estilo, con precisión absoluta en movimientos y en ataques; máximo rendimiento sin esfuerzo aparente ni movimientos innecesarios. Hilary Hahn hizo brotar con su arco el fuego y el vuelo poético que encierra esta bella obra de tono posromántico, con reminiscencias de sonatas barrocas.
El abordaje de las obras de Ysaÿe que encabezaron la segunda parte, la Sonata Op. 27 N° 6 (para violín solo), reveladora de su maestría instrumental y una originalidad presidida por la imaginación, fue traducida por Hahn con refinamientos en el fraseo.
La talentosa pianista rusa Valentina Lisitsa tuvo significativa participación en las versiones de las obras de Ives. En la primera parte, con gran coherencia expositiva, las intérpretes abordaron el complejo discurso del primer movimiento de la Sonata N° 2 (Autumn), con generosa sonoridad y perfecto ajuste; los cantos populares y danzas rústicas americanas del segundo revelaron que los cambios rítmicos repentinos y las diferencias de intensidad sonora entre ambos instrumentos no impidieron mantener el equilibrio conceptual que la obra pedía. La versión de la corta Sonata N° 4 ("Childen´s at tha Camp Meeting") , aun con la tapa del piano totalmente abierta y el particular despliegue sonoro que Lisitsa puso en juego apelando a la flexibilidad de sus muñecas y a los ataques de palmas convivieron bien con el exquisito fraseo empleado por el violín en el largo que siguió, posibilitando la fresca evocación de niños cantando himnos religiosos. Junto con ellas la Sonata N° 1 reveló en la versión escuchada un reflejo fiel de sus contrastes dinámicos y su discurso heterogéneo. Las series de Danzas húngaras, de Brahms, y las Danzas folklóricas rumanas, de Bartók, enmarcaron este inolvidable recital rubricado con espontánea y auténtica vitalidad interpretativa.
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