jueves, 18 de junio de 2009

La Banda de la Risa, sin tanta risa

Gustavo Ferreira, Cristina Moreira, Mariano Engel, César Bordón, Cristina Fridman y Claudio Gallardou
Foto: LA NACION / Mariana Araujo

El grupo que dirige Gallardou estrenó el domingo 14 de junio, y por primera vez, una obra de Brecht

Sin dudas la propuesta que el domingo 14 de junio al mediodía (a las 12.30) llegó al escenario del Teatro de la Ribera presentó una Banda de la Risa sumamente particular, ya que por primera vez este grupo -que está por festejar los 25 años de vida- se mete con Bertolt Brecht, más precisamente con una de sus primeras obras, Un hombre es un hombre .

Cristina Fridman, una de las actrices emblemáticas del grupo, fue la que acercó la idea. Sucede que había vuelto de un viaje por Alemania donde no pudo dejar de ver varias veces esta obra. Estaba absolutamente conmovida por lo que vio y más aún con la idea de poder llevarla adelante con La Banda. "Es que si bien, a priori, se puede pensar que el brechtiano es un teatro muy diferente al que hacemos nosotros, si te ponés a hilar fino empiezan a aparecer puntos en común que nos acercan; aunque claro, es otro lenguaje lo que nos enfrentaba a un desafío enorme", dice entusiasmada Fridman, que, por momentos, superponía sus ganas de contar con las de Cristina Moreira, directora convocada por el propio Claudio Gallardou para que llevara a cabo la dirección de actores y toda la investigación relacionada al teatro épico de Brecht.

En esos puntos que Fridman encuentra en común y en los que seguramente el público reconocerá a La Banda de la Risa -aun metida dentro del más tremendo drama- aparece "el comportamiento grupal, el uso de las máscaras, una escena surrealista de payasos, y cierto trabajo de ruptura y distanciamiento con el que siempre trabajamos".

Moreira saca de paseo todo su trabajo de investigación sobre el dramaturgo alemán, y suma: "Brecht les daba un valor especial al uso de las máscaras como indagación en el teatro oriental y por el factor distanciamiento. Y aunque La Banda siempre utilizó máscaras, ahora su uso tiene una característica más existencialista. Porque, en general, las máscaras exigen una interpretación expresionista, y entonces había que tornear un poquito el espíritu del personaje para que pueda sostenerla, pero que -a la vez- no se aleje y se transforme en una farsa que después no le permita al público seguir el drama que se está contando".

Transformación

El drama que narra Un hombre es un hombre hace eje en la historia de Galy Gay, un humilde trabajador que es modificado por el contexto social que lo rodea y que lo termina transformando en una máquina de matar. "Se trata de un teatro político, de acción, filosófico, que exige que la gente reflexione y pueda ser activa en pensar esta vulnerabilidad que tiene el ser humano frente al grupo social. Es increíble que esta obra escrita en 1925 vuelva a leerse hoy como si no hubiera pasado el tiempo", agrega Moreira.

Los diferentes lenguajes, el mismo drama, las fragmentaciones del texto por momentos los enfrentaba a mucho disenso dentro del grupo, pero el trabajo de investigación fue acercando dos universos que se podrían intuir sumamente distantes. Hoy, las distancias están salvadas y Un hombre es un hombre llega a escena de la experimentada mano de La Banda. Claro está que no será la misma de siempre, pero estará allí, reconocible y palpable un poco en la risa, y mucho en la reflexión y en la emoción.

Esta obra épica brechtiana, con música de Paul Dessau, está interpretada por Claudio Gallardou, Gustavo Ferreira, Mariano Engel, César Bordón y Cristina Fridman.

Verónica Pagés

Para agendar

Un hombre es un hombre, de Brecht.

De la Ribera, Pedro de Mendoza 1821. De jueves a sábados, a las 20; los domingos, a las 12.30. $ 25.

Fuente: La Nación

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