sábado, 9 de mayo de 2009

Telarañas y explosiones en el Coliseo

Las escenas de acción, que involucran muchos números de vuelo, están muy bien resueltas técnica y acrobáticamente Foto: LA NACION / Maxie Amena

La megaproducción sobre El Hombre Araña está protagonizada con soltura por Gastón Ricaud

El Hombre Araña. Acción y aventura. Dirección general y guión: Leandro Panetta. Con Gastón Ricaud, Carlos Belloso, Brenda Gandini, Alejandro Poggio, Marcelo Xicarts, Alicia Bellán, Alejandro Zanga, Jimena González, Federico Cécere, Denise Camps, Cachi Bratoz, Miguel Welinton, Walter Floxo, Federico Chaina, Hack Cuperman, David Caccavari y Tobías Alonso, entre otros. Iluminación: Pablo Alfieri. Dirección musical: Fabio Zurita. Dirección de acrobacias y vuelos: Germán Cabanas. Producción General: Adolfo Scheines. Teatro Coliseo. Duración: 105 minutos con intervalo.

Nuestra opinión: muy buena

El título de esta versión teatral de El Hombre Araña se completa con Acción y aventura , y quizás habría que agregarle romance y humor, ya que estos cuatro términos son los que resumen con precisión lo que durante más de una hora y media sucede sobre el escenario. Con una lograda estética ligada al cómic, los responsables de esta megaproducción eligieron contar la historia de Peter Parker desde que era sólo un tímido fotógrafo de un diario sensacionalista. Luego llegaría el accidente que lo convertiría en un superhéroe con poderes arácnidos, el romance y demás.

Con un impresionante marco escenográfico muy bien apoyado en animaciones proyectadas en una pantalla gigante -que, a su vez, están acompañadas de estructuras laterales móviles-, la historia va cambiando de locaciones con fluidez lo que evita demoras innecesarias. Y son esas mismas estructuras las que mutan y sirven de sostén para los muchos vuelos que nutren la acción, como es de suponer. Con un buen trabajo de luces, se logra evitar que se vean demasiado los arneses, los cables y todo el detrás de escena que sirve técnicamente para que el protagonista y sus archienemigos vuelen con ayuda de sus telarañas, se desplace por las paredes, salte de una punta a la otra del escenario y hasta atraviese por el aire toda la platea del teatro. Ahí está el punto fuerte de esta puesta, en las luchas, las explosiones, en el humor que algunas de ellas contienen (los números de la pelea con los ladrones es sencilla, pero de lo mejor). El resto es la historia misma de este joven que parece estar en las antípodas de cualquier superhéroe. Y allí aparece el trabajo de Gastón Ricaud, que logra ese doble juego con altura y, aunque muchas veces necesita sus dobles de riesgo, otras muchas demuestra con creces poder hacerse cargo del personaje que encarna. Los trabajos de Carlos Belloso y, sobre todo, de Brenda Gandini, están a la altura de las circunstancias, y en un elenco numeroso es un placer descubrir a Marcelo Xicarts (Doctor Octopus) y a Alicia Bellán (Tía May).

Los chicos -casi todos con el disfraz de su superhéroe amigo- salen felices y sorprendidos de haberlo tenido al alcance de la mano.

Verónica Pagés

Fuente. La Nación

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