jueves, 23 de abril de 2009

El Che puede esperar

BUENOS AIRES
Un largo y sinuoso viaje al mito
Por Luis Mazas
La vigencia de Ernesto Guevara, sus reivindicaciones pendientes (reverdecidas en la reciente Cumbre de las Américas) hacen oportuno el repaso de su ideario, su ofrenda. Che, el musical argentino, de Oscar Mangione y Oscar Laiguera, sale al rescate de esta deuda.
El libreto se desarrolla en seis dilatados tiempos de alusión clásica: Apertura, cuatro estaciones y Cierre. El arranque alusivo-elusivo demora la explicitud de la historia y el rumbo de su abordaje, dilación que afecta la “estación” de la niñez del Che. Con el viaje en motocicleta del Guevara adolescente hacia su progresivo destino, la puntería comienza a elevarse. La partitura de Oscar Laiguera propone un buen mix emocional nutrido de sonidos del subcontinente, que se afianza en la segunda parte. Tal vez se esperaría la presencia de más calor y color cubanos. Si los autores hubieran optado por el oratorio, formato implícito en momentos definitorios que conocemos por cartas o páginas de los diarios de viaje, puestos en boca de personajes varios, Che... ganaría por economía de despliegue, a favor de su equilibrio expositivo y emocional. La redundante coralidad del ballet se integraría mejor informando combates, sacrificios y desgarros omitidos en escena, pero indispensables a la épica de la liberación latinoamericana y personal del protagonista. En Che... se rescatan momentos de episódico poder teatral, en general relacionados al argentino con las que fueron sus mujeres-musas. La puesta en escena de Daniel Suárez Marzal esquiva una necesaria poda de reiteraciones y superposición de lenguajes que se anulan unos a otros o redundan sin mayor efecto. La experiencia del director sabe hacer correr con fluidez los bloques, mueve con habilidad los grupos: sumar esteticismo a lo caudaloso del libreto (remisión a La clase muerta de Tadeusz Kantor, con pupitres y muñecos de los ausentes-presentes incluidos) acaso no sea su mejor aporte. ¿Por qué calificamos como bueno este espectáculo? Por su urgente utilidad coyuntural y el plausible esfuerzo de medios y voluntades puestos en su generosa construcción, sus parciales pero ciertos logros y entusiasmos.

Fuente: El Argentino

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