lunes, 27 de abril de 2009

Operativo salvataje del Cervantes

El teatro intenta recuperar su esplendor
El rescate es lento y no podrá estar listo para el Bicentenario, a pesar de los esfuerzos españoles

Toda noticia tiene, por lo menos, un lado bueno y otro malo. Comencemos por los malos, ya que estamos más acostumbrados: más allá de la promesa del gobierno nacional y de la voluntad expresada por el gobierno español, la puesta en valor del Teatro Nacional Cervantes no estará lista para el Bicentenario. La buena es que gracias a un acuerdo entre la Secretaría de Cultura que preside José Nun y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) se constituyó una comisión mixta que, en estos momentos, trabaja en la elaboración de un minuciosa radiografía del edificio, que incluye la elaboración de planos, trabajos de cateo, estudios acústicos, confección de inventarios, estudios de higiene y seguridad laboral, análisis de la fachada y demás tareas.

Dicho trabajo se realiza según la legislación española y, como explica la arquitecta María de las Nieves Arias Incollá, directora nacional de Patrimonio y Museos, el estudio cuenta con el absoluto apoyo de la Comisión Nacional de Monumentos Históricos. Dicha comisión, por ley, es la que debe aprobar todo trabajo que se realice en un edificio declarado de valor patrimonial, como el Cervantes.

Los españoles están ayudando al gobierno argentino por etapas. En un reunión entre Nun y el embajador español, resolvieron, primero, hacer los estudios previos, trabajo que cuenta con un plazo de seis meses. Sobre la base de estas tareas que comenzaron en febrero, se llamará a un concurso de proyectos para restaurar y poner el valor al edificio, etapa que se realizará en conjunto con la Sociedad Central de Arquitectos. A partir de ahí, se abrirán las licitaciones para que comience la ejecución de la obra, en la que cada gobierno aportará la inversión que acuerden.

Para la etapa actual, el gobierno español ha invertido unos 300.000 euros y el gobierno nacional aporta el salario de especialistas, restauradores y técnicos especializados argentinos. Cuando concluya ese minucioso trabajo, los responsables políticos de la secretaría de Cultura de la Nación y el director del Cervantes tendrán que elaborar los ejes del programa de necesidades.

"Todo la información que se está recopilando va a evitar encontrarnos con sorpresas para cuando comiencen las obras", destaca la arquitecta Bettina Kropf, que forma parte del equipo local junto al arquitecto Carlos Moreno.

¿Será este metodología la contracara de las criticadas obras que se están llevando en el Teatro Colón? Seguramente, ahí habrá paño para que los especialistas en preservación abran un rico debate. Por lo pronto, habrá que seguir viendo la fachada de esa joya arquitectónica con esos andamios, cuya única función es que cualquier eventual desprendimiento ornamental no le cause un disgusto al peatón.

Foto: Fernanda Corbani - Andamios como marquesinas en la fachada del Cervantes
Alejandro Cruz


Fuente: La Nación

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