miércoles, 29 de abril de 2009

De distintas fuentes

11 BUENOS AIRES FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE INDEPENDIENTE: ENTREVISTA A FEDERICO LEON Y MARTIN REJTMAN
El director de teatro y el de cine se reunieron para hacer "Entrenamiento elemental para actores".
Por: Diego Lerer

Un director de teatro elige a un director de cine y juntos hacen un programa de televisión. Esa era la premisa que reunió a Federico León y Martín Rejtman (y varias duplas más) bajo la órbita del ciclo Bicentenario, producido por Canal 7. Pasó el tiempo (el político, autoridades cambiantes en el canal; y el propio de los realizadores, que tienen su ritmo para las cosas) y la película resultante, Entrenamiento elemental para actores, se está presentando en el BAFICI y tal vez ese sea su único y último destino.

Por eso es una oportunidad para no desaprovechar. León y Rejtman centran su filme en una clase de actuación que un muy riguroso y severo profesor (Fabián Arenillas) da... a chicos de entre 8 y 11 años. "Es una clase avanzada", explican los realizadores, irónicamente. "Más que una escuela de teatro, es una escuela de vida", agregan, en el mismo tono.

Más allá del chiste hay algo de cierto en la frase: las enseñanzas del profesor superan lo estrictamente "actoral". "Recuerdo que queríamos trabajar con chicos -dice León-. Y hablar sobre la formación y los métodos de enseñanza. No existen escuelas así, ni para chicos ni para adultos. Es un método nada tradicional". Agrega Rejtman: "En general todas las escuelas de actuación tratan a los chicos como tontos, pensando en la muestra de fin de año, en que tengan algo para mostrarle a los padres. Un curso como el que se da en la película es bastante improbable".

Las enseñanzas del profesor bien podrían ser dadas por los propios directores. Su forma de analizar la actuación refleja en buena medida el tipo de registro actoral -alejado del virtuosismo per se y del histrionismo que habitualmente se celebra- que uno encuentra en el cine de Rejtman y en las obras teatrales de León. "Yo nunca trataría a los actores así -aclara el director de Silvia Prieto-, pero es cierto que es un maestro casi ideal, que va hasta el final de todas las cosas."

Ambos coinciden en que no cayeron en la previsible división de tareas (el director de teatro trabaja con los actores y el de cine en la puesta en escena), pero que, "habiendo dos cámaras hubiera estado bueno manejar una cada uno", ¿bromea? Rejtman. Las limitaciones -presupuestarias, técnicas, las de trabajar con un equipo del canal no necesariamente afín a la propuesta- no impidieron que el telefilme tenga la clara impronta de sus creadores y una inusual mordacidad. Parte del logro, dicen, fue el trabajo de los chicos.

"Son todos chicos que estudian teatro en distintas escuelas -dice León-. Y se juntaron durante diez días para hacer esto. Se armó un grupo muy bueno, con el que trabajamos muy bien. Ellos opinaban, entraron en sintonía con la propuesta enseguida. También, claro, se hicieron amigos, se gustaban, se peleaban. Se podría hacer toda otra película acerca de lo que pasó en camarines".

Fuente: Clarín

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