martes, 12 de mayo de 2009

Ornette Coleman, en el Teatro Argentino

Hoy a las 21 en la Sala "Alberto Ginastera" del Teatro Argentino, 51 entre 9 y 10, el legendario jazzista Ornette Coleman brindará un recital en el marco del ciclo de Grandes Leyendas del Jazz.

Junto a su banda, integrada por Tony Falanga, Denardo Coleman y Al Macdowell, los platenses tendrán el honor de ver en escena a uno de los legendarios creadores del "free jazz".

En el marco del mismo ciclo, el jueves 21 de mayo, se presenta el vibrafonista Gary Burton con "Piazzolla Reunión", espectáculo dedicado a la música del creador de "Adiós Nonino", junto a Pablo Ziegler, Héctor Console, Fernando Suárez Paz, Ricardo Lew y Marcelo Nisiman.

Fuente: El Día

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta nota salió en Diagonales: http://www.elargentino.com/Content.aspx?Id=40540

Anónimo dijo...

La nota es del diario Diagonales. La escribió Miguel Russo.-

"Cuando me daba cuenta de que cometía errores, comprendía que andaba por el buen camino". La frase es de Ornette Coleman, el saxofonista que ya es leyenda y que esta noche a las 21 tocará por primera vez en el Teatro Argentino acompañado de su banda: Tony Falanga, su hijo Denardo Coleman y Al Macdowell. Creador del free jazz –el más radical de los movimientos estéticos y políticos que abrazó alguna vez la música negra– Coleman fue un innovador permanente y no sólo en el terreno musical: fue uno de los fundadores del barrio del Soho y el primero en vivir en un loft.
Ornette Coleman nació en Fort Worth, Texas, el 9 de marzo de 1930. "Vivía en un entorno en el que la mayoría de las personas eran músicos profesionales, actores y científicos –dijo–. Así que le pregunté a mi madre si yo podría tener un saxo, mi instrumento. Ella me dijo que si ahorraba mi dinero podría. Y lo hice. Pero un día me pidió que buscara debajo de la cama: había un saxo, lo levanté y me puse a tocar. Simplemente lo toqué porque pensé que era un juguete. Desde entonces fui muy entusiasta acerca de la calidad de sonido.".

En ese momento, Coleman tenía 14 años y pasó buena parte de su adolescencia tocando rythm & blues. Un género que aún lo apasiona: "Todavía escucho rhythm & blues, pero también cualquier otro tipo de géneros. La música tiene el mismo efecto en todo el mundo. Al menos así es como la entiendo. Cuando escribo una música, pretendo que brinde una experiencia interesante a todo el mundo". Su gran fuente de inspiración era Charlie Parker (diez años mayor que él), pero al que tenía más a mano en el bebop era Red Coonors, un saxofonista tenor de gran repercusión en aquella época en Texas. "El primero que me escuchó tocar en serio fue mi primo James Jordan. Era profesor y estaba muy entusiasmado con lo que estaba intentando lograr con más o menos perspectiva".

En 1949, Ornette se unió a la banda de Pee Wee Crayton y viajó a Los Ángeles para mostrar sus originales ideas sobre la música. Como había ocurrido con su admirado Parker, lo echaron de varios grupos. Sus compañeros consideraban que estaba loco, y muchas veces lo dejaban afuera de las jam sessions y hasta llegaron a pagarle para que no tocara. Frente a la oposición, se puso a trabajar como ascensorista por unos años. Pero sabía qué era lo que quería: "La música es algo que todo ser humano disfruta, no hay ninguna persona adulta que no le guste la música. Alguien que realmente goza del sonido, disfruta de la música".

Y comenzó a reunirse con los bateristas Ed Blackwell y Billy Higgins, los trompetistas Don Cherry y Bobby Bradford y el contrabajista Charlie Hadden. Al principio de 1958, integrando el quinteto encabezado por Paul Bley (junto con Cherry, Haden y Higgins) se presento en el Hillcrest Club de Los Ángeles y entró por primera vez a un estudio de grabación. Unos meses más tarde, grabó Something Else (su álbum debut como líder) y, dejando atrás a Bley, se fue con el grupo del Hillcrest al Five Spot de Nueva York, donde mostró al mundo del jazz que había una nueva forma de tocar. Tan revolucionaria como polémica.

Pero 1960 marcaría a fuego la historia. Ese año grabó el álbum Free Jazz, una jam session de casi cuarenta minutos realizada con un doble cuarteto (dos guitarras, dos bajos, dos baterías) y músicos de enorme talento: a sus ya conocidos Cherry, Higgins y Haden, se sumaron Scott LaFaro (bajo), Ed Blackwell (batería), Eric Dolphy (saxo) y Freddie Hubbard (trompeta), para Atlantic.
"Simplemente los invité a que vinieran y empezaran a tocar. Sabía que estaban libres para disfrutar de las cosas y que querían disfrutan lo que hacían. Lo más importante para todos nosotros era el sonido. Si no hubiera sonido, sería un día muy aburrido para los humanos", dice, como si nada, Coleman.

El sonido estaba más próximo al blues rural que al urbano. Pero había breves y frenéticos interludios de violín y trompeta (dos instrumentos que Ornette ya dominaba) y la sesión se transformó en punto de partida de lo que sería el free jazz. Un sonido que inspiró el disco Ascensión, de John Coltrane, y su contracara europea, el Machine Gun, del alemán Peter Brötzmann. Precisamente Coltrane estuvo observando atentamente aquella sesión en Atlantic. "John siempre fue una persona muy amable y compenetrada con lo que estaba haciendo, y siempre lo consideré un músico extremadamente creativo. Tuvimos la oportunidad de conocernos y de aprender mutuamente", dijo Ornette de Coltrane.

En 1962, se retiró por un breve período y en 1965 volvió con un trío formado por el bajo David Izenzon y el batersta Charles Moffett. A finales de la década, Coleman formó un cuarteto con el saxo tenor Dewey Redman, Haden y su hijo Denardo Coleman en la batería.

Dispuesto a dinamitarlo todo y volver a empezar, en 1973 armó Prime Time y cambió de manera radical su música. Allí nacieron los harmolodics, que Coleman definió así: "Simbolizo con ello la similar importancia que tiene lo armónico, lo melódico y lo rítmico. Los instrumentos renuncian a sus roles armónicos o de acompañamiento para aportar melodía y ritmo por igual. De eso se trata".
Prime Time fue una gran influencia para varias generaciones de músicos. Por ejemplo, Lou Reed: "No quiero sonar pretencioso, pero yo quería tocar la guitarra del modo en que Ornette Coleman toca su saxo".

Coleman sigue siendo una figura controversial a pesar de los recientes premios Grammy y Pulitzer. "Me siento muy honrado por todos esos reconocimientos. Soy un privilegiado por haber podido desarrollar esta carrera. Pero hay muchísimos otros grandes compositores que contribuyeron al desarrollo del género humano. A lo que me refiero es que el aporte de la música debería ser para mejorar la calidad de vida". Tan controversial que, cuando lo llaman padre del "free jazz", sonríe de costado y dice: "No, no es así. El sonido no necesita un nombre. Al contrario, el sonido hace un nombre".

Teatro Independiente La Plata dijo...

Muchas gracias, por el aporte.