El Cirque du Soleil presenta en la Gran Carpa Santa Fe uno de sus montajes mundiales
Tania Molina Ramírez
Periódico La Jornada
¿Hasta dónde se pueden llevar el cuerpo humano y la imaginación? Parecería que esto se preguntan los creadores de los espectáculos de la compañía quebecuá Cirque du Soleil, el circo sin animales más reconocido del mundo. En esta ocasión se basan en la acrobacia china para presentar Dralion.
Puede ser que más de un espectador se sienta jalado por dos sensaciones: disfrutar de la belleza y maravilla que es posible realizar con el cuerpo humano y tensarse ante el evidente peligro al que se exponen los acróbatas.
Una pareja recrea una historia de amor danzando por el aire sobre telas azules; en un momento ella sostiene a su acompañante sólo por las manos, mientras vuelan.
Los dragones-leones (dralions) caminan sobre una pelota gigante que se balancea sobre un subibaja.
Un grupo de acróbatas corre por unas paredes, en apariencia desafiando la gravedad.
Personajes salen del piso y otros bajan del techo.
Todo transcurre en un ambiente onírico.
Se requiere de una gran concentración, coordinación, agilidad y elasticidad para realizar cada acto.
Además, como es característico de Cirque du Soleil, la producción es enorme. El vestuario, la escenografía, las luces, todo está hecho para deslumbrar.
Colectivo cosmopolita
Entre actos, los payasos liberan carcajadas del público, parodian a los compañeros acróbatas que los antecedieron, y hacen participar a espectadores (aparentemente).
El espectáculo Dralion cuenta con un reparto de 66 participantes, incluidos músicos, provenientes de China, Estados Unidos, Rusia, Canadá, Brasil, Australia, Ucrania, Austria, Suecia y España, señala el programa oficial.
En la obra están presentes los cuatro elementos (fuego, aire, tierra y agua), cada uno representado por un grupo de acróbatas caracterizados con vestuario.
El espectáculo arranca con la presentación de los cuatro elementos, acompañados de un niño que representa al tiempo y un dragón-león, al oriente y al occidente.
La música en vivo se toma de fuentes tradicionales y a la vez entra en el reino electro-sinfónico de un nuevo mundo
, describe el director de la puesta en escena, Guy Caron, quien fue el primer director artístico del circo cuando fue creado, en 1984.
En lo sonoro están presentes desde Andalucía y Europa Central hasta India. Entre los instrumentos se escuchan de viento, violín, teclados, tambores y guitarras.
A 25 años de su formación, varios grupos de Cirque du Soleil viajan por el mundo. Tan sólo en 2009 ofrecieron 20 espectáculos.
Actualmente ponen en escena Alegría, en Canadá y Estados Unidos; Corteo, en Japón; Kooza, en Canadá y Estados Unidos; Ovo, en Estados Unidos; Quidam, en Brasil; Saltimbanco en varios países de Europa, y Varekai, en Rusia, Alemania y el Reino Unido.
Estrenarán un nuevo espectáculo del que aún no relevan el nombre, en Montreal y Québec, en abril de 2010.
Además de los shows que están de gira, montan obras residentes
en Las Vegas, Nueva York, Orlando, Tokio y Macau.
En esta ocasión tocó que a México viniera Dralion, trabajo creado en 1999.
La más reciente puesta en escena de la compañía basada en Montreal es Ovo, que se sitúa en el mundo de los insectos. Si Dralion se creó hace 10 años y ahora se presenta en México, quizás en 2019 aquélla llegue al país.
Luego de dos temporadas en Monterrey y Guadalajara, Cirque du Soleil (www.cirquedusoleil.com) ofrece Dralion en la ciudad de México, en la Gran Carpa de Santa Fe, de martes a domingo.
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