viernes, 21 de agosto de 2009

Los teatros públicos en tiempos de ajustes

El ministro de Cultura y las autoridades del Complejo Teatral, en diciembre, cuando se anunció la programación de este año

En el Cervantes, se cayó Bodas de sangre

Por recorte en su presupuesto, el Complejo Teatral de Buenos Aires ya tuvo que pasar para el año próximo tres de los estrenos previstos.

El domingo, después de la función de Marat-Sade , en medio del aplauso, Lorenzo Quinteros y Malena Solda vuelven a tomar la palabra. Ya no son personajes de ficción. Por esas cosas que tiene la representación teatral cuando entra la realidad, ahora son trabajadores del Complejo Teatral de Buenos Aires.

Entonces, leen un comunicado de la Asociación Argentina de Actores: "El actual gobierno de la ciudad, mediante el retaceo o recorte de las partidas presupuestarias destinadas a aquellas actividades artístico-culturales que son de su responsabilidad, intenta minimizar o llevar a la intrascendencia la importancia y alcances del Complejo [...] Por decreto, ha intentado prohibir todos los contratos de actores, directores, escenógrafos, vestuaristas, músicos, etcétera, que permitirían cumplir con la segunda parte de la programación del citado Complejo [...] Es decir, considera a nuestro trabajo como un bien suntuario que un gobierno responsable debe entregar a profesionales de la taquilla". Después de escuchar en silencio, el público aplaude fuertemente. Es más, algunos se ponen de pie.

Si bien el director administrativo del Complejo Teatral, Carlos Elía, adelantó el viernes a este diario que el cobro de los salarios comenzará a regularizarse la actual semana, los problemas presupuestarios en los teatros oficiales inevitablemente toman estado público. Por lo pronto, varios espectáculos que estaban programados por el Complejo para el último semestre del año han debido ser reprogramados para la próxima temporada. El listado, confirmado por la propia oficina de prensa de la sala, incluye a las puestas de Cirzo Zorzoli, Oscar Barney Finn y Edgardo Cozarinsky. En todos los casos, los motivos tienen que ver con el recorte presupuestario aplicado por el gobierno actual.

En el caso de la puesta de Oscar Barney Finn, Mucho ruido y pocas nueces , de Shakespeare, comenzaría a ensayarse en octubre para estrenar en el verano. De este modo, el San Martín recuperaría sus temporadas de verano.

El año pasado, Kive Staiff, codirector del Complejo junto con Elía, anunció públicamente la programación de este año el mismo día que se estaba aprobando el presupuesto para el organismo porteño dedicado a la producción escénica. Ese día dijo a LA NACION: "Estamos pobres, pero equilibrados. Alguien dijo en mi entorno que somos buenos administradores de la miseria". También agregó que, con el nuevo presupuesto ya comprometido, podía cumplir con la programación prevista, aunque ya contaba con 550.000 pesos menos dedicados a la producción en relación con el año anterior. Pero vinieron los recortes y, con él, los problemas.

Algunas voces sostienen que la situación actual en el organismo, con liquidaciones de partidas presupuestarias que llegan con cuentagotas, es el peor de los escenarios. Y sus consecuencias son preocupantes. Tomando como caso testigo a la sala Sarmiento, para este año, se programaron tres trabajos: el de Lola Arias, el de Luis Cano y el de Ciro Zorzoli. El primero, había sido pautado para cerrar la temporada del año pasado, pero, a falta también de presupuesto, se pasó para abrir la temporada actual. En el segundo, Coquetos c arnavales, tanto asistente, como escenógrafa, iluminadora, coreógrafo y director -entre otros- no cobraron ni firmaron sus contratos. Y Zorzoli pasó para el año próximo. Por lo cual, a lo largo de los 12 meses, la sala estaría abierta por cuatro meses para presentar dos montajes.

Otros casos

El ajuste presupuestario no sólo es patrimonio del gobierno porteño. En el Teatro Nacional Cervantes, que depende de la secretaría de Cultura de la Nación, por problemas económicos no se podrá hacer el último gran montaje previsto: Bodas de sangre , de García Lorca, que iba a estrenarse en la sala principal. Los inconvenientes en las cuentas se fueron profundizando a lo largo del tiempo. La partida del primer trimestre para el rubro contratos llegó según lo convenido. La segunda vino con recortes que, gestión mediante, se logró recuperar. Pero en el tercer trimestre, según la información oficial, en vez de los dos millones previstos llegó 1.400.000. Ante esta situación, Rubens Correa, director de la sala, levantó Bodas de sangre .

En el Teatro Argentino de La Plata, Martín Bauer, director del Tacec, cuenta que tuvo que postergar dos obras, Random y Microóperas, debido al cierre de la sala como medida de prevención por la gripe A. Bauer niega cualquier problema presupuestario en el centro de experimentación de La Plata. Sin embargo, en la sala mayor del Argentino, el Programa Stravinsky -que incluía coreografías de Carlos Trunsky, Jorge Amarante y Diana Theocharidis, y escenografía y vestuario de Graciela Galán- no tuvo suerte. Llegado el parate impuesto por la gripe A, se suspendieron los ensayos "por razones de fuerza mayor". Pero por otras razones (¿económicas?), a los pocos días, las autoridades cancelaron el proyecto. Como no habían firmado contrato, ahora, según cuentan la misma Theocharidis y el mismo Trunsky, están intentando que les paguen el trabajo realizado y que alguien les explique la situación.

Por lo pronto, en total, ya son cuatro obras teatrales que oficialmente bajan por falta de dineros públicos. Llegó el reajuste.

Alejandro Cruz

Fuente: La Nación

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