Falleció en esta ciudad, a los 85 años, Federico Peltzer, poeta, ensayista, novelista, que brilló con una honda veta humanista en el mundo de las letras, a la vez que ejerció el derecho y llegó a ser juez de cámara.
Muchas veces, desde los años 50, las páginas de LA NACION acogieron su pluma en cuentos y poesías, comentaron sus libros o buscaron su afilada opinión en entrevistas. Tenía un sobrio vuelo lírico, con raigambre religiosa, y un certero afán ciudadano de afrontar los problemas de la patria, que sentía con intensidad. Publicó también en La Prensa , Sur , La Gaceta y otros medios.
Era miembro de número de la Academia Argentina de Letras desde 1978. Fue tesorero de la institución, valorado por su honestidad y su consagración, desde 1989 hasta el 12 de marzo último, cuando, estando ya muy enfermo, se le aceptó la renuncia. Era miembro correspondiente de la Real Academia Española.
Nacido en Buenos Aires en 1924, se graduó de abogado en la UBA en 1948. Fue juez en lo civil y camarista hasta 1975. Colaboró con Guillermo Borda en su tratado de Derecho Civil. Fue profesor de literatura en la Universidad del Salvador y en el Instituto Argentino de Cultura Hispánica.
En 1955, su novela Tierra de nadie obtuvo el premio Emecé. En 1958 logró el premio Kraft por su novela Compartida. La sed con que te llevo ( poemas) recibió en 1964 la faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE). En 1977 recibió la Pluma de Plata del Pen Club. Y en 1996 lo premió en narrativa el Fondo Nacional de las Artes.
Otras novelas suyas fueron La noche , 1966; La razón del topo, 1971; La vuelta de la esquina , 1986; Aquel sagrado suelo, 2000. En poesía, escribió La sed con que te llevo, 1964; Poesía secreta, 1978; Los oficios , 1989; Los poemas del niño, 1991; El silencio y la sed , 1994; C antares en el tiempo , 1994, y Un ancla en el espejo, 1995.
Peltzer admiraba a Borges, a Mallea, a Denevi, a Carmen Gándara. Enriqueció su ficción con elementos históricos, como los de la Guerra del Paraguay. Estimaba que la muerte es lo que da sentido e intensidad a la vida. "Al limitarla, se nos exige que demos el máximo de nosotros mismos", decía. La mi muerte tituló un libro de poesía, de 1969.
El sepelio se efectuará hoy, a las 11, en el cementerio de la Recoleta. Por la Academia de Letras lo despedirá su presidente, Pedro Luis Barcia.
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