sábado, 5 de diciembre de 2009

Una perturbadora pasión lobuna

Marcelo Subiotto ofrece con Amentia una propuesta casi hipnótica

Amentia.
Dramaturgia y dirección: Marcelo Subiotto. Intérpretes: Julieta Graziani, Verónica González, Lucía Rodríguez y Sylvia Tavcar. Diseño de luces: Adrián Canale. Asistencia de dirección: Nora Filmus. En Puerta Roja, Lavalle 3636 (4867-4689). Viernes, a las 23. Duración: 40 minutos.

Nuestra opinión: muy buena

Amentia es poesía, pero no una poesía fácil, abierta, lineal. No. El mundo de la obra que escribió y dirige Marcelo Subiotto invita a entrar y a degustar una sensibilidad poética extraña, con una textura por momentos muy rugosa, pero que sorpresivamente se ilumina y se vuelve etérea a partir de infinidad de pequeños detalles. Entre ellos está la voz de Sylvia Tavcar, que regala no sólo bellísimas canciones suecas, sino que logra cambiar de clima con una mirada o con una simple melodía silbada que acompaña el relato de una de sus compañeras.

Son cuatro mujeres que recuerdan a Amentia, una de ellas, que ya no está. Ellas tienen varios puntos en común; el primero, una atracción irrevocable por la Luna, hecho que las ha vuelto peregrinas, al menos hasta que lo que podría ser un neuropsiquiátrico coartó ese peregrinar. Lo que el encierro no ha logrado es desterrar de sus cuerpos esa pasión lobuna, sólo la ha reinventado, la ha transformado en una ceremonia que insisten en compartir con los demás.

Es claro que las cuatro persiguen lo mismo, pero lo hacen partiendo de distintas actitudes, que van desde el enojo hasta la esperanza, pasando por una quieta inocencia. Allí, las cuatro actrices con las que Subiotto formó su elenco ofrecen una gama riquísima y variada de sutiles diferencias que las vuelve reconocibles y queribles, tanto que traspasa la fría distancia que puede provocar la locura. Sin duda, el director supo ayudar a cada una de ellas a que encuentre ese eje que las hace únicas.

La propuesta es pequeña en dimensiones -el espacio escénico es mínimo-, pero logra dejar una sensación de enorme vacío en la boca del estómago. Amentia es seca, no regala nada, lo que la convierte en un hecho teatral perturbador, pero con trazos claros y delicados. La combinación es hipnótica.

Verónica Pagés
Fuente: La Nación

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