sábado, 5 de diciembre de 2009

La santa de los animales

Arte, publicidad y polémica

En una campaña de una organización internacional de protección de los animales, una modelo aparece desnuda usando crucifijos. La Iglesia reaccionó.

La historia se repite bastante seguido. Algún artista (casi siempre) realiza una muestra o intervención y la Iglesia se ve ofendida. Ejemplos sobran y siempre de fondo está la cuestión sobre lo que quiere significar la obra contra la forma, si es que se cuestiona la superficie antes que el contenido. También la ofensa puede pasar por las contradicciones con los viejos parámetros religiosos o por las críticas institucionales que establece el artista.

De un lado el arte, con todas sus libertades de expresión, con su mirada de mundo trascendental (no todo el arte); por otro la religión, con sus dogmas y fundamentos. Se encuentran y se separan todo el tiempo. A veces, incluso, se confunden.

Si a usted le dijeran que se realizó una campaña cuyo eslogan es “ser un ángel con los animales”, generada por una organización internacional que se encarga de la protección de las criaturas de Dios, combatiendo a las industrias peleteras y a aquellos que hacen usos de pieles; y si le dijeran además que la modelo de esa publicidad es una católica practicante, no pensaría que habría motivo para que la Iglesia se viera herida.

Resulta que la modelo, Joanna Kupra, aparece desnuda y con alas (como bien se suponen que son los ángeles), aunque un crucifijo de importante tamaño tapa sus partes íntimas. Qué ironía, que por cuidar el desnudo se genere una polémica...

Lo que la Iglesia dice es que se hace un uso indebido de los símbolos cristianos, y por eso PETA, dicha organización, es un “fraude”. Además, la rubia curvilínea, en otra foto, abraza a un perrito, que impide ver la parte superior del torso que está descubierto, mientras que en la otra mano sostiene un rosario.

Ante las acusaciones, Kupra contestó: “Como una católica practicante, estoy
impactada que la Liga Católica esté en contra de mis avisos PETA, de los que me siento muy orgullosa. Estoy haciendo lo que la Iglesia católica debería hacer: trabajar para detener el innecesario sufrimiento de las más indefensas criaturas del Señor”.

No es la primera vez que PETA realiza este tipo de campañas. En una anterior fue Alicia Silverstone la muchacha que apareció desnuda en una piscina dejando como mensaje su propia experiencia en el no uso de pieles.

Los fines de provocación muchas veces son propios del arte, pero muchas otras lo que prevalece es un sentido cuestionador (y con razón) en donde entran en juego las luchas ideológicas sobre qué es más “ofensivo”, y, en todo caso, cuáles son las causas de la ofensa. Pero en este caso, es claro que no se trata de un fin erótico, sin negar la sensualidad de la mujer y el tratamiento de la imagen. Y cabe la pregunta: si tuviera un fin erótico, ¿tiene que ser censurable aunque se trate de arte?

Por otro lado, la cuestión de fondo es la protección de los animales. En el camino no se ha torturado a nadie, no se le ha provocado un mal a ningún semejante. ¿Qué prevalece entonces? ¿El uso de los símbolos o lo que se quiere decir con ello?

Sin ser inocentes, es claro que se busca el impacto. Como toda organización de este tipo (conocemos las estrategias drásticas de Greenpeace), los efectos se producen en la repercusión que puedan generar. Cuanta más gente llegue a enterarse de este aviso, mejor. Aunque se hable de la polémica, lo cierto es que mucha gente conocerá a PETA y sus intenciones de fomentar el cuidado y la protección de los animales.

Seguramente, la elección de las modelos -sexies, famosas- no es casual. Seguramente, esto tenga que ver con el público al que pretenden dirigirse. Seguramente, hay mucha gente detrás del planeamiento de la publicidad, pensando, y que posiblemente hayan tenido en cuenta que era factible que la Iglesia reaccionara.

Pasando en limpio: puede seguir discutiéndose eternamente si “está bien” o “mal” el uso en esas fotografías de los crucifijos. Para esto podrían trabajar intensamente semiólogos y especialistas en análisis del sentido y construcción de la obra. Lo cierto es que el objetivo está cumplido: difusión del mensaje, cuidemos a los animales.

Fuente: Hoy

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