Muñequita o juremos con gloria morir, de Alejandro Tantanian. Con Cruz Zaikoski, Alfredo Urquiza y Carmen Boadas. Escenografía, vestuario e iluminación: Daniel Santoro. Regie corporal: Maralia Reca. Colaboración en baile de tango: Daniel Sousa y Alejandra Ledesma. Música: Pablo Bronzini. Dirección: Juan Carlos Fontana. Teatro del Abasto, los jueves, a las 21. Duración: 50 minutos.
Nuestra opinión: muy buena
Un enorme, desproporcionado y omnipresente vestido de Eva Perón domina un escenario despejado. A su manera, es el cuerpo presente y el cuerpo ausente protagonista de Muñequita o juremos con gloria morir , una creación de Alejandro Tantanian, Juan Carlos Fontana y Daniel Santoro.
Una vez iniciado el trabajo, a lo largo de 50 minutos se suceden imágenes sin hilos conductores (o sin hilos conductores aparentes). Las manos de Perón. Una cabalgata por los héroes de la patria que murieron ignorados. Los brazos en alto. Cabral, el soldado heroico. Las venas abiertas de la Argentina. Textos de la abanderada de los descamisados entre vencedores y vencidos, todos, en un mismo lodo todos manoseados. Desde ese mismo lodazal, Muñequita, el cuerpo de una memoria hecha pedazos.
La poética de Tantanian explota en sentido. Desconcierta. Perturba. Confunde. Entre ese desorden tres personajes (el texto original está compuesto por un único parlamento) presenta a Muñequita, un ser tan desdibujado y tan potente que por momentos es ella y, en otros, él; la figura de un descamisado orillero; y una joven (el personaje más desdibujado de este tríptico indisoluble) como mudo testigo de ese desborde. Cada uno con responsabilidades distintas, Tantanian, Santoro y Fontana repasan al cuerpo social y político de la Argentina a partir de los cuerpos muertos de simples o emblemáticos hombres y mujeres que, en silencio o en medio de gestos multitudinarios, juraron con gloria morir.
El resultado de esta especie de proclama es una experiencia sumamente intensa en la que tanto el texto de Tantanian, el trabajo de dramaturgia y dirección de Juan Carlos Fontana y el trabajo plástico de Daniel Santoro generan un código de enorme vitalidad. A esto hay que sumar las sólidas interpretaciones de Cruz Zaikoski (un actor que ha crecido enormemente en relación a otras puestas del mismo Fontana) y el de Alfredo Urquiza. Zaikosky hace de Muñequita, un hombre/mujer poseído por cierta iracundia, por una verborragia nacida del dolor acumulado y ganado por la necesidad de halar. Lo de Alfredo es inclasificable. Es el Descamisado mismo, el que cuida a un patético cajoncito y el que trae a escena el silencio de lo campestre. En cierta forma, es el sometido y el liberador de las fuerzas marginales. Entre ellos, una costurera (a cargo de Carmen Boadas) que no se sabe si cuida a Evita o cuida a sus investiduras alegóricas.
La obra fue escrita por Tantanian a pedido de Marcial di Fonzo Bo, gran actor argentino radicado desde hace años en París. Su tío, Facundo Bo, fue el que estrenó en 1976, en París, la mítica puesta de Eva Perón , el genial texto de Copi en el que Evita decía: "Ustedes me dejaron caer sola hasta el fondo de mi cáncer. Me ven morir como una bestia en el matadero". El parlamento podría estar escrito para este complejo texto dramático que Juan Carlos Fontana ilumina y conduce por senderos zigzageantes con suma habilidad.
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