domingo, 16 de agosto de 2009

Los sonidos: protagonistas

Foto: Gent. Gustavo Gorrini

La nueva propuesta de Los Musiqueros, en el Teatro Nacional Cervantes

Mirlitón. Libro: Los Musiqueros y Javier Margulis. Coreografía: Violeta Zubialde. Iluminación: Jorge Pastorino. Vestuario: Ana Clara Ulhrich. Escenografía: Andrea Mercado. Intérpretes: Teresa Usandivaras, Julio Calvo, Pablo Spiller (Los Musiqueros) y las actrices Ana Barletta y Carmen Kohan. Dirección: Javier Margulis. Teatro Nacional Cervantes, Libertad 825, los sábados y domingos, a las 16.
Nuestra opinión: muy buena

Hace más de dos décadas que Los Musiqueros hacen recitales para la familia y conectan a la gente de todas las edades con el profundo placer de la música: escucharla, hacerla, jugar con ella, descubrirla. Acercan los ritmos y melodías de otros lugares, y vuelven siempre a ese primitivo juego de escuchar e imitar, ya sea soplando una caña, golpeando un cajón o una cuchara, o batiendo palmas. Su estilo se ha caracterizado en todo momento por su aplomo profesional para manejar los instrumentos, sus excelentes voces, su hombría de bien volcada con frecuencia al humor y un estar bien entre ellos, que transmite armonía aun en la diversidad y el disparate.

En Mirlitón , se suben al escenario para adoptar el formato de espectáculo teatral, sin dejar de ser ellos mismos y con la música, una vez más, de protagonista.

La intervención de dos supuestas autoridades docentes que han llevado a los alumnos a la función, permite un juego con los "tics" de la autoridad escolar. Dentro de esa humorada no carente de afecto, van surgiendo los temas, en los que los músicos aparecen caracterizados y aludiendo a la historia que puede estar contando el texto.

Las canciones que se escuchan en este espectáculo son "Tan alta que está la Luna", "Murga de los Musiqueros", "Canto de panaderas", "Caracolito", "Saquinho plástico", "Chancletera, canción del taller", "Canción de amor desesperada", "Twist del chicle", "O elele", "Gwaná o ná", "Jonah Moratiwá", "El tren", "Señora marquesa", "Einini", "Canción del mirlitón" y "Fiesta de disfraces".

Así, tenemos una gran cocina donde se amasa rítmicamente; una ceremonia africana con un interesante despliegue de títeres y máscaras; una visita a una corte medieval, con marquesa, bufón y todo, entre otros cuadros, en los que se estaca el taller, que exhibe una gran cantidad de elementos de uso cotidiano o descarte, con los que se pueden fabricar instrumentos.

Como lamentablemente el programa da muy poca información y los protagonistas son los instrumentos, nos parece importante señalar que los que se utilizan en esta ocasión son: bicordio (bajo de dos cuerdas hecho con una caja de habanos), globinete (clarinete hecho con tubos de PVC y globos de cumpleaños), mirlitón (kazoo de cartón con membrana de polietileno), aguantelagaita (gaitas hechas con guantes de látex y globinetes), matelito (con medio mate y palitos de helado), chancletófono (tubos de PVC que se golpean con chancletas), sweet banjo (banjo hecho con una lata de dulce de batata y la pata de una silla, creado y construido por Omar Montes), todos de diseño y construcción de Julio Calvo. Asimismo, se valen, sin modificar su forma original, de pava, hueveras, mesa de panaderas, sopapas, tabla de lavar, bidón de agua, mate, cubiertos de cocina y vasos, además de la guitarra criolla y los platillos de batería.

La respuesta de la platea es espontánea, enormemente participativa, pero atenta a la vez. Chicos y grandes hacen palmas, imitan a los

Por Ruth Mehl
Fuente: La Nación

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