viernes, 7 de agosto de 2009

Juana Molina arranca una gira de Japón a los Estados Unidos

La cantante presentará su último disco, Un día

Incansable exploradora de nuevas rutas melódicas y paseante zen por los recovecos de la creación, la cantante, compositora y actriz Juana Molina se siente "guía y turista a la vez" con su música.
"No puedo explicar mi viaje cuando compongo, es muy personal; lo único que puedo esperar es que a los demás les pase lo mismo. Muchas veces siento que soy guía y turista a la vez, porque lo estoy haciendo yo, pero me voy sorprendiendo con los sonidos que salen y que te llevan por otro lugar", afirma Molina. Con las maletas a medio hacer por la gira de su quinto disco, Un día –que estos días la lleva de Japón a Estados Unidos, pasando por Reino Unido y España–, Juana Molina define el zen como "estar en un momento viviéndolo, sin importar de qué forma".

"Me ocurre sobre todo cuando hago los discos. Estoy en trance y me parece que, sin ser un método oriental, el resultado es similar", confiesa, al tiempo que defiende la creación libre de ataduras porque, según ella, "cuando entra la cabeza se arruina todo".
Comparada a menudo con la islandesa Bjork, Molina bromea con que se parece más a ella "que a Britney Spears", aunque se pone seria al afirmar que "es doloroso cuando los críticos dicen que te pareces a alguien y la gente piensa que eso es lo que escuchás mientras haces discos; y no es el caso".

Pese a que, algunas veces, se presenta en escena con algún otro músico, la soledad que caracteriza su proceso de composición también marca sus actuaciones, en las que únicamente aparece con un teclado, una guitarra y dos pedales para "loops".
Hija del cantante de tango Horacio Molina y de la modelo y actriz Chunchuna Villafañe, Juana aprendió a tocar la guitarra a los 5 años y, a los 25, debutó como intérprete cómica en televisión. Su éxito en los programas La noticia rebelde y Juana y sus hermanas la encumbró, pero también fue su peor lastre cuando presentó su primer disco, Rara, en 1994, aunque ella prefiere llamarlo "un mal comienzo, que no es lo mismo que un fracaso".

"La gente tenía otra expectativa de lo que iba a hacer, pero, además, yo era timidísima y estaba muerta de miedo, y eso también se transmite. El público masivo necesita que el artista tenga una seguridad total y yo no podía convencer a nadie", dice.

Fuente: Diagonales

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