lunes, 24 de agosto de 2009

“Es un cuento que llevamos en el ADN”

Hora de trabajar juntos. Valeria Bertuccelli afirma que junto a Verónica Llinás y Alejandra Flechner fueron a buscar al director Javier Daulte.

Un clásico infantil en una versión especial

El autor-director Javier Daulte y la actriz Valeria Bertuccelli hablan de Caperucita, un espectáculo feroz, que se estrena el miércoles en el Multiteatro, junto a Héctor Díaz, Alejandra Flechner y Verónica Llinás.

Por Leni González

¿Quién no conoce el cuento de la Caperucita Roja? Tradición oral llevada a la literatura escrita por Charles Perrault primero y los hermanos Grimm después, representa la eterna fábula para prevenir a las nenas del peligro de los extraños o, en un sentido más amplio, el riesgo de cruzar el umbral hacia lo desconocido, el paso a la adultez y al amor de pareja. Es por eso que, como dice Javier Daulte, “es un cuento que llevamos en el ADN” y que lo inspiró para escribir y dirigir su propia Caperucita, que, con el amenazador subtítulo, “Un espectáculo feroz” se estrena el miércoles que viene en el Multiteatro, con los roles protagónicos a cargo de Valeria Bertuccelli, Héctor Díaz, Alejandra Flechner y Verónica Llinás.

“Aparecen los personajes del cuento: Caperucita, en este caso ya una mujer (Bertuccelli) que adora a su Abuela (Llinás) y, en el medio, la Madre (Flechner). La pregunta que me daba vueltas es por qué esa mamá manda a la hija, a pesar de los peligros que involucra, a ver a la abuela enferma y no va ella misma a visitar a su propia madre. Quise llevar ese interrogante a un universo contemporáneo”, explica el también actual director de Baraka, en el Metropolitan.

“Supongo que esa pregunta surgió a partir de un hecho personal: cuando estaba en España, a mi mamá tuvieron que operarla del corazón. A ese trastorno, el de la distancia y la urgencia, le respondí escribiendo la obra”, dice el director artístico de la sala Villarroel de Barcelona, cargo que en breve terminará de ejercer después de tres años y que cerrará con la puesta de ésta, su ultima obra. “Estoy un poco cansado de ir y venir”, reconoce.

Salvo Héctor Díaz, el resto del elenco nunca había trabajado con Daulte. Pero tenían ganas y se lo propusieron. “Después de ver ¿Estás ahí? me quedé encantada”, dice Bertuccelli sobre la premiada obra del dramaturgo y director. La actriz de películas como Silvia Prieto, Lluvia y Un novio para mi mujer se subió por última vez a un escenario para Monólogos de la vagina, en 2001. “Tenía ganas de hacer teatro pero tampoco encontraba qué; quería algo como lo que encontré ahora, que me mueva, que corra riesgos. Pero no riesgo de si me la banco, porque hace mucho que no hago teatro, sino riesgo actoral porque es un personaje y una obra complejos”, cuenta la actriz que se interesó inmediatamente con el proyecto.

“Si bien Caperucita no fue para nada mi cuento favorito ni tampoco el más odiado, es como que lo conocés desde siempre. Ni sé quién me lo contó. Pero tenés grabadas esas advertencias al estilo del ‘ojo, cuidado, no te distraigas por la calle’, esas advertencias que mi mamá y todas las mamás les hacen a las nenas”, dice.

–¿Y el Lobo?

Daulte: –Mi otra pregunta tiene que ver con el Lobo, con la función dramática del monstruo que aparece con frecuencia en la literatura. Me interesó ese tránsito en que el no monstruo deviene en monstruo y ya no tiene retorno, pierde la noción de realidad y sólo se deja llevar por el instinto. En la obra, el monstruo es un hombre enamorado (Díaz). En el amor se hallan los impulsos más irracionales e ilógicos. Caperucita está asfixiada por el amor de estas mujeres y no puede ver nada más allá de ese núcleo, en el afuera que es el peligro. El amor puede ser excesivo pasado cierto límite.

Bertuccelli: –Me resulta muy atrayente el tema de la Bella y la Bestia, no porque yo me crea la Bella (sonríe), sino por esto de enamorarse de lo monstruoso, como por ejemplo pasa en King Kong, Drácula o El fantasma de la Ópera. Eso y la idea del bosque, no sé por qué, también me gustan mucho.

–¿El amor de un hombre aparece, entonces, como liberador de la asfixia matriarcal?

Daulte: –Sí, aunque no está bueno que el Lobo se coma a la Abuela (risas). Pero siempre tiene que haber una violencia para salir del seno familiar, es el pasaje a la cultura y para que Silvia (la Caperucita que compone Bertuccelli) salga al mundo, no hay otro camino.

–¿Cómo le cayó a Verónica Llinás este rol de prematura abuelidad? (Risas)

Daulte: –¡Está furiosa conmigo y lo estará toda su vida! Todos tenemos nuestro ego y Verónica tiene su autoestima profesional bien alta; además, todos le dicen que da joven para abuela. En serio, hoy en día, ya no se trata de la abuelita con la cofia.

Un proyecto que podía ir a un teatro del under o a una gran sala de la calle Corrientes

Javier Daulte reconoce que la experiencia en España le abrió el camino a la profesionalización: “Allá aprendí a trabajar en teatros privados y en complicidad con la producción ejecutiva, algo que en el teatro alternativo no es habitual y en el subvencionado es de otra naturaleza. En este momento, me siento muy privilegiado de estrenar en el Multiteatro, con Baraka en la otra cuadra, un elenco prestigioso y la gran producción de (Carlos) Rottemberg. Pero, cuando nació el proyecto de Caperucita, no sabía si era para El Callejón, El Cubo o para calle Corrientes: no pienso en eso porque es lo que tengo ganas de hacer”.

Valeria Bertuccelli también subraya sus ganas: “Aunque me agarra algo claustrofóbico saber que todos los días no te puede pasar nada porque tenés función y te están esperando, el teatro tiene un poder purificador tremendo. Llegás hecho mierda de la calle y después de la función, salís nuevo, te cambia la energía, te da un viento fresco”.

Fuente: Crítica

No hay comentarios: