Maximiliano Guerra El bailarín festejó sus diez años al frente del Ballet del Mercosur.
Por: Laura Falcoff
Diecisiete obras en vivo, proyecciones en video de coreografías de otros tiempos y un espectáculo que se extendió durante aproximadamente tres horas: fue la manera en que Maximiliano Guerra celebró sus diez años al frente del Ballet del Mercosur. Fue una única función el sábado por la noche en una sala de la calle Corrientes.
No es ciertamente la celebración de un elenco estable y consolidado a lo largo del tiempo -el sentido posiblemente más exacto de la palabra "compañía"- la razón de este espectáculo. El programa de mano proporciona los nombres de casi noventa bailarines que fueron pasando por el Ballet del Mercosur a lo largo de esta década ("que formaron parte de nuestra historia" son las palabras del texto), una movilidad sin duda muy grande; esta enorme fluidez de los recambios de bailarines puede ser al menos una de las causas que expliquen la hibridez estilística e interpretativa del programa.
Es mucho en cuanto a género lo que abarca el repertorio del Ballet del Mercosur. En esta ocasión se recorrió un arco temático tan amplio que incluyó una obra de Bach, una canción popular cubana, tangos interpretados por el conjunto Tangoloco del Daniel García Quinteto, Massive Attack, el Himno Nacional cantado por Charly García, Aerosmith y así.
Hubo dos momentos curiosos, dos obras creadas por Guerra: la primera, By Pass, dedicada al Dr. René Favaloro y que se abre con unas palabras en off del propio médico y un grupo de bailarines que representa un latido grande pero irregular, aludiendo posiblemente a un trastorno cardíaco. El otro, una pieza con 8 bailarinas con panzas voluminosas que harían presumir que están embarazadas (no ellas, sino los personajes). Esta Bianconero aparece en el programa como "fragmento" y posiblemente haría falta verla completa para entender de qué se trata.
Fuente: Clarín
Diecisiete obras en vivo, proyecciones en video de coreografías de otros tiempos y un espectáculo que se extendió durante aproximadamente tres horas: fue la manera en que Maximiliano Guerra celebró sus diez años al frente del Ballet del Mercosur. Fue una única función el sábado por la noche en una sala de la calle Corrientes.
No es ciertamente la celebración de un elenco estable y consolidado a lo largo del tiempo -el sentido posiblemente más exacto de la palabra "compañía"- la razón de este espectáculo. El programa de mano proporciona los nombres de casi noventa bailarines que fueron pasando por el Ballet del Mercosur a lo largo de esta década ("que formaron parte de nuestra historia" son las palabras del texto), una movilidad sin duda muy grande; esta enorme fluidez de los recambios de bailarines puede ser al menos una de las causas que expliquen la hibridez estilística e interpretativa del programa.
Es mucho en cuanto a género lo que abarca el repertorio del Ballet del Mercosur. En esta ocasión se recorrió un arco temático tan amplio que incluyó una obra de Bach, una canción popular cubana, tangos interpretados por el conjunto Tangoloco del Daniel García Quinteto, Massive Attack, el Himno Nacional cantado por Charly García, Aerosmith y así.
Hubo dos momentos curiosos, dos obras creadas por Guerra: la primera, By Pass, dedicada al Dr. René Favaloro y que se abre con unas palabras en off del propio médico y un grupo de bailarines que representa un latido grande pero irregular, aludiendo posiblemente a un trastorno cardíaco. El otro, una pieza con 8 bailarinas con panzas voluminosas que harían presumir que están embarazadas (no ellas, sino los personajes). Esta Bianconero aparece en el programa como "fragmento" y posiblemente haría falta verla completa para entender de qué se trata.
Fuente: Clarín
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