Con material inédito, los tres primeros tomos ilustran un origen intenso y creativo.
Por: Juan Manuel Bordón
"La verdad es que el teatro estaba un poco mal visto, incluso mucha gente afirma que el incendio fue intencional, aunque como a mí no me consta yo no lo puse en el libro", cuenta Seibel, que acaba de presentar los primeros tres volúmenes (1800-1842) de una antología con la que quiere cubrir toda la historia del teatro argentino, desde 1800 hasta la actualidad. "Con Raúl Bambrilla, director del Instituto, decimos que es la colección infinita porque no tiene un número de tomos predeterminados. La idea es seguir hasta el presente, pero como mientras los libros se publican aparecen nuevos autores, parece que no se va a terminar nunca".
Aunque los textos recopilados parten del siglo XIX, en el prólogo Seibel traza un breve recorrido por la prehistoria del teatro argentino: habla de los rituales de los aborígenes y cita un poema ona que se conservó oralmente; recuerda las celebraciones Reales (que incluían representaciones de comedias) desde el siglo XVII; se detiene en la primera obra de un autor local estrenada el Teatro de la Ranchería, la tragedia Siripo (1789), de Manuel de Lavardén. Ese texto que no está en la antología pues sólo se conservan algunos fragmentos. "Lo que pasa es que a partir de 1800 comienza la era de los coliseos en toda América. Al haber salas se favorece que haya compañías estables. Y al haber actores, los autores encuentran quiénes representen sus obras, se ven más motivados para escribir teatro. En la época colonial hay noticias de representaciones pero no se sabe quién las hacía. Probablemente habría actores de gira, los llamados cómicos de la legua, pero no compañías estables. Después de la Revolución de Mayo se da otro quiebre: no quieren representar obras españolas, así que se pasa a los repertorios de Francia e Italia, a los autores locales".
En los primeros tres tomos de la antología aparecen los géneros que se afianzan en los primeros años de escena argentina: los sainetes urbanos y gauchescos que siguen las fórmulas del Siglo de Oro español, con los enredos amorosos de los que participan amos y criados. Luego, la puesta en escena de las grandes batallas de las Guerras de la Independencia, con el actor, director y autor Luis Ambrosio Morante como figura más destacada. Finalmente, entre las décadas de 1830 y 1840, el teatro de la Confederación y los emigrados, en el que aparecen nombres relevantes de la literatura argentina como José Mármol y Juan Bautista Alberdi.
Además, Seibel adelanta que ya está en imprenta el cuarto tomo (1842-1880). "Ahí habrá una obra que no está en ninguna biblioteca. Se titula 'La emancipación de la mujer', es una obra en burla sobre el tema. Está editada en 1870 y la encontré en una librería de viejo, en medio de un tomito de obras antiguas encuadernado que debe haber sido de un coleccionista y fue a parar ahí". Más allá de que la compiladora insista en que el objetivo de esta antología es que esas obran estén disponibles para ser llevadas a escena (" con nuevas versiones"), se nota que Seibel disfruta con la historia y el carácter desafiante de los primeros años de teatro en la Argentina. En los prólogos habla de los esclavos negros que se ganaron un lugar como actores, cantantes y músicos de teatro. Habla de mujeres como Trinidad Guevara, la actriz que tuvo varios hijos pero le escapó a toda oferta de matrimonio. Habla, a fin de cuentas, de un fuego que prendió más allá del incendio de La Ranchería.
No hay comentarios:
Publicar un comentario