viernes, 4 de diciembre de 2009

Tango, Belle Époque y una voz dorada

Dolores Solá

Hoy, a las 21.30, la cantante presenta su primer CD como solista, sin La Chicana

El 2009 la encontró a Dolores Solá sola, al frente de su primer disco solista. Dando un salto si se quiere al vacío o si apelamos al lenguaje del circo criollo, realizando un salto mortal. Por esos caminos transita su CD, que justamente bautizó Salto Mortal, entre aires de circo criollo y cabaret; lejos de los estereotipos y de los típicos discos que generan las cantantes de tango.

En sus 14 canciones conviven con gran armonía los fox trots, fados, tangos, canciones camperas y v al ses. Responsable de que estos géneros convivan en armonía es la cálida y versátil voz que posee la cantante, capaz de transportar al escucha por distintos paisajes, épocas, olores y colores. La Buenos Aires que refiere Solá es aquella de la Belle Époque, moderna y en plena ebullición.

Para su primer paso, sin la armadura que le proporcionaba La Chicana, eligió canciones que alguna vez cantaron Carlos Gardel, Ignacio Corsini y Agustín Magaldi, que “fueron cantores que aprendí a querer desde chica”.

Entonces Salto Mortal, es el nombre del CD que presentó, en el mes de Octubre, durante tres noches consecutivas en el Torcuato Tasso. “Fueron noches muy buenas, tocamos con la banda ampliada: contrabajo, guitarra, guitarrón, piano, acordeón, cello y serrucho. Así que estuvieron presentes casi todos los colores del disco. En la última fecha, que fue la del sábado, estuvo presente Atilio Reynoso, que es uno de los dos invitados que tiene el disco y fue un lujo muy grande. Nunca habíamos coincidido en un escenario, y fue todo un honor. Él es una autoridad en lo que es el folclore pampeano. Fueron noches muy lindas, fuimos muy felices”, contó en el inicio de la charla con Diagonales. Ése show es el que traerá esta noche, a las 21.30, al Teatro Café Concert (43 e/ 7 y 8).

–¿Cómo fue dar ese paso musical sin la armadura de La Chicana?

–Fue un proceso largo y arduo, y en muchos momentos muy placentero. Me costó mucho salir de La Chicana. Tenía ganas de hacer algo sola pero quería hacer algo original. No quería hacer un disco más de tangos, está lleno de cantantes mujeres. Quería hacer otra cosa. Por otra parte hacer tangos nuevos es lo que ya hago con La Chicana. Así que empecé a escuchar a Gardel, Corsini y Magaldi, que son los tres cantores que más me gustan y empecé a descubrir un montón de cosas que me interesaron mucho.

–¿Y qué descubrió?

–Temas preciosos, que contienen todo el universo criollo y además otro cosmopolita, que te dan la pauta que estos artistas tenían la mirada puesta en el mundo. Eran tres tipos que tenían la audacia suficiente de cantar ciertas canciones que daban vueltas por el mundo.
Se jugaban a incursionar en géneros como el fox trots, fados, pasodobles, canzonetas. Fue una época dorada, en la que me padre fue joven y una gran época de Buenos Aires. Con una moda que abarcaba no sólo a la clase alta sino también al pide del Abasto. La mirada estaba puesta en París, que era la gran meca artística. Eran épocas en las que uno podía encontrar desde el tipo más humilde hasta los que iban al Jockey Club.

–Una de las dedicatorias del disco es para Jorge Alorsa…

–A Alorsa era imposible no quererlo y no se lo llegó a conocer como debía. También sufrimos la pérdida de Juan el Camas, otro amigo, un cantor camero, pero él era más viejito. Fue un dolor muy grande perderlos. Eran figuras que compartían el duende, el talento y una ética para llevar el amor que sentían por la música. Alorsa poseía una gran relajación y sabiduría. Muchas veces lo queríamos hacer entrar a grabar, pensábamos distintas formas y maneras y él nos tranquilizaba y nos decía: “despacio”. Su universo pasaba por la decencia, el barrio y los amigos. Sabía perfectamente dónde quería ir con su música. Fue una luz de atención para todos nosotros, para mostrarnos por donde va la cosa, para que no nos salgamos del camino.

Fuente: Diagonales

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