jueves, 3 de diciembre de 2009

"La gente va al teatro a ver su vida"

PROFUNDIDAD "SON PERSONAJES SENSIBLES, REFLEXIVOS. ENTONCES, NO HAY MOMENTOS SUPERFICIALES", DICE LA AUTORA Y DIRECTORA.

Entrevista - Graciela Izcovich. Autora y directora de "Cosas que pasan", que trata sobre una historia entre amigos.
La simpleza rige la escritura de Gabriela Izcovich, quien suele hablar de "obras chiquitas" cuando se refiere a su producción. "Pero pequeña no quiere decir que sea poco importante", advierte. La cuestión pasa por la materia prima. "Los materiales que elijo son como muy íntimos", más allá de las particularidades de cada obra.

"En el caso de Cosas que pasan, el espectador entra en un espacio de gran intimidad, en el que asiste al reencuentro de seis amigos de la adolescencia, tras más de 30 años sin verse", cuenta Izcovich.

Y justifica la elección del intervalo: "Se trata de un período determinante en las vidas de cada uno. A esa altura es difícil que puedas cambiar el rumbo. Podés mejorarlo un poco, o empeorarlo. Pero no más. El desafío es mostrar qué pasa en ese momento, y hacer que los personajes cuenten, en una hora, cómo atravesaron ese lapso."

¿Y cómo se hace?

A través de diálogos, de situaciones construidas con palabras, pero también con gestos, miradas. Y haciendo que en esa retrospectiva jueguen los períodos históricos del país, de sus familias hasta armar un entramado que hace que en la cosa nunca sea superficial.

¿La idea de la obra estaba antes de comenzar a escribir?

No. Al comienzo eran diálogos sueltos, entre personajes sin nombre, y sin que se tratara de amigos. De hecho, los primeros 20 minutos no está claro cuál es el vínculo que los une, que se revela después.

¿Pensás en el público al escribir?

No. Aunque a veces me juegue en contra. El público entra en el juego o no. Incluso, Cosas que pasan al principio funciona en forma muy circular.

¿Pero no se supone que están representando para el público?

Yo voy en contra la representación. Hay una cosa muy natural instalada en las actuaciones de los actores que dirijo. Es un lugar al que apunto con la teatralidad, que no debe diferenciarse mucho de la vida. Y porque creo, además, que la gente va al teatro a ver su vida.

¿Con qué sentido?

Con el de verla en el mismo momento en el que la está viviendo, en el cuerpo vivo del actor. Esa posibilidad es lo que vuelve tan lindo al hecho teatral, y que hace que no desaparezca.

Fuente: Clarín

No hay comentarios: