jueves, 24 de septiembre de 2009

Al rescate de los héroes clásicos

Foto: LA NACION / Mariana Araujo

El príncipe de Homburg: subirá a escena este viernes próximo

Oscar Barney Finn dirige una pieza que Heinrich von Kleist hizo en 1810, que protagonizan Esmeralda Mitre y Mariano Mazzei.

Por Carlos Pacheco

Para LA NACION

La historia de amor entre esta obra y el director comenzó a fines de la década del 50. Fue cuando Oscar Barney Finn tuvo las primeras noticias de la existencia de este antiguo texto de Von Kleist. Le llamó la atención que en Francia, en el Teatro Nacional Popular, Gerard Phillipe y Jean Vilar presentaban un clásico como El príncipe de Homburg con gran resonancia. Buscó la obra, la leyó y decidió hacerla. Pero el tiempo pasó. Veinte años después, lo deslumbró la puesta que Peter Stein hacía en Alemania, y entonces siguió estudiando el material, investigando en la vida de Von Kleist y descubriendo que un mundo de gran oscuridad debía ser correctamente iluminado para que pudiera resonar según los tiempos que corren. Hoy, luego de mucho tiempo, esa historia de amor se concreta y podrá estrenar la pieza en el Centro Cultural de la Cooperación, con los trabajos protagónicos de Mariano Mazzei y Esmeralda Mitre.

No es tarea fácil revivir una obra que Heinrich von Kleist hizo en 1810 sobre un episodio contado por Federico de Prusia en su Memorias . "Es un material muy complejo. Por un lado, la obra está muy ligada al romanticismo, pero también al «deber ser» kantiano. Es una pieza iluminista y romántica. Por un lado asoman el amor, la gloria y el honor, y por otro, la razón. Estos personajes luchan entre esos polos. Entonces no puede ser monstruosa, pero tampoco absolutamente romántica", explica Esmeralda. Considera que Kleist era un genio ante el desafío que impone con este texto que muestra, a su vez, algo de su convulsionada vida. "Encontrar el equilibrio es muy complejo y, a la vez, muy atractivo", agrega.

El protagonista, comandante de caballería del Elector de Brandeburgo, ataca a los suecos antes de haber recibido la orden y con ello sale victorioso. El elector lo castiga por su irresponsabilidad y el príncipe debe enfrentar no sólo los designios del poder que está dispuesto a llevarlo a la muerte, sino también su propia conciencia, que no puede lograr el equilibrio entre su necesidad de gloria, el respeto al orden establecido y el amor a la princesa, a quien se ve obligado a dejar.

"Me conmueve la convicción, el arrojo -explica Oscar Barney Finn cuando se refiere al interés por este personaje-. Me conmueven los individuos torturados, tironeados por toda esa fuerza que tanto hoy como ayer tiene cualquier personaje, con sus zonas claras, oscuras, con sus ambigüedades. Un mundo moviéndose que deja una reflexión." A partir de eso, al director, apasionado, le surgen algunas preguntas: "¿Qué significa ese individuo feroz en un campo de batalla que no acepta una orden y que, luego, es condenado por la rigidez militar? Un individuo, con ese arrojo, que termina tirándose a los brazos de su amigo pidiendo que lo ayude y solicita clemencia a la princesa, a quien dijo que quería. ¿Cuál es la verdad de ese personaje?".

En ese intento de reforzar su apuesta a la reflexión, el director ha versionado la obra con ciertos intertextos que le posibilitarán fortalecer sus ideas sobre el héroe y su derrotero. Así, entre otras, aparecerán palabras de Bertolt Brecht y hasta de Bernard Marie Koltés, dos tiempos tan opuestos expresándose junto a un material clásico, anclado en el romanticismo. "Se hace necesario mirar con profundidad ese mundo triunfalista, donde la figura del héroe y la guerra aparecen glorificadas", afirma el director.

Encuentro apasionado

La princesa y el príncipe son dos de los actores que más fuerte pisan en la escena alternativa: Esmeralda Mitre y Mariano Mazzei. Encarnan a dos s eres opuestos, ligados por el amor, pero a quienes la guerra desestabiliza.

Tanto que Mazzei asegura, sonrisa de por medio, que teme volverse loco. "Es que este personaje tiene características esquizofrénicas -cuenta el actor de De hombre a hombre-. Pasa de la euforia al sentimiento heroico, transita el miedo, el infantilismo, la ensoñación y todo casi sin escala. Es una gran oportunidad para mí porque me permite adentrarme en un mundo de oscuridad que me lleva a realizar una verdadera composición actoral."

Interesados en autores clásicos, Mitre y Mazzei se muestran verdaderamente inquietos frente a esta representación y las búsquedas que han realizado, extra ensayos, sobre el autor y su tiempo. "Siempre termino metida en este tipo de proyectos -cuenta la actriz-. Es apasionante buscar y conocer y darse cuenta de lo poco que uno sabe. Frente a estos materiales no queda otra que salir a investigar, conocer sobre la época, la personalidad del autor y su mundo."

Para Mazzei, no es ajeno meterse en la piel de un personaje clásico. Hace muy poco que se sacó el traje de Lope de Vega, a quien recreaba en el unipersonal Quien lo probó lo sabe, de Mariano Moro. Por eso le resulta sumamente placentero volver a instalarse en una obra de estas características. Dice haber aprendido mucho sobre el Siglo de Oro español a raíz de esa pieza mencionada (por la que recibió premios y nominaciones) y, ahora, este adentrarse en el romanticismo lo conmueve. "Estoy cautivado con ese tipo de textos. Me veía haciendo esta obra. El desafío era: «Tengo que estar a la altura de tamaño personaje y de tamaño autor»; quizá sea un poco inconsciente, pero estos textos despiertan en mí una enorme atención", concluye.

Para agendar

El príncipe de Homburg, de Heinrich von Kleist

Centro Cultural de la Cooperación, Corrientes 1543. Viernes y sábados, a las 20. $ 35.

Fuente: La Nación

No hay comentarios: