En su película, el realizador analiza razones y consecuencias del bloqueo estadounidense sobre la isla. El film se verá hoy, como parte de la programación del Festival de Cine Cubano.
Por Oscar Ranzani
Es historia conocida que el bloqueo impuesto por Estados Unidos contra Cuba es una causa política antes que económica, a pesar de la tremenda influencia que tiene en la economía de la isla. Esa inhumana medida decretada por el presidente John F. Kennedy en febrero de 1962 todavía se mantiene, sus efectos son devastadores y el gobierno de Obama la ha ratificado hace unos días. Si bien el bloqueo tiene 47 años de existencia, las medidas restrictivas comenzaron poco después de haber triunfado la Revolución Cubana, incluso antes de que Fidel Castro la declarase de carácter socialista. “Muchas personas insisten en decir que es un embargo. Nosotros, obviamente, lo vemos como un bloqueo porque abarca todas las esferas de la Nación: el comercio, la salud pública, etcétera. Es una causa política que repercute directamente en la economía”, señala el director cubano Rolando Almirante, que realizó el documental Why, en donde analiza el impacto que tiene el bloqueo desde lo micro a lo macro en la sociedad de la isla. Why se exhibirá hoy a las 20, como parte de la programación del Festival de Cine Cubano (ver recuadro) que se desarrollará hasta el viernes 2 de octubre en la Casa de la Amistad Argentino-Cubana de Buenos Aires (Alsina 1744), con entrada gratuita. El ciclo está organizado por esta institución y por la Unión de Residentes Cubanos en la Argentina (URCA).
El film arranca con la penosa situación que atraviesa un prestigioso centro de salud, especializado en cardiopediatría, cuyos profesionales llegaron a realizar más de 500 operaciones en un año. Con posterioridad al período especial, el centro se vio muy limitado de recursos. El testimonio de un niño que fue operado allí en numerosas situaciones muestra la cara más perversa del bloqueo. En el centro cardiológico los médicos deben realizar grandes esfuerzos para obtener los insumos y los equipos que necesitan los pacientes, y que no pueden conseguir en Estados Unidos, producto del bloqueo. Otro de los aspectos que aborda Why es el tema de las fusiones de empresas de otros países con compañías norteamericanas, situación que les impide seguir comercializando con Cuba. A diferencia de muchos otros casos, se muestra uno que llegó a buen término: el de la Amersham Pharmacia Biotech, una empresa inglesa que ingresó en el mercado cubano a fines de los ’70. Sus principales clientes fueron los centros que comenzaban a desarrollar por aquellos años la biotecnología. Luego, esta empresa decidió retirarse de Cuba ya que la casa principal en Londres se había fusionado con una compañía estadounidense en 1995. Y éstos como accionistas mayoritarios se vieron impedidos de continuar el comercio con Cuba, por restricciones legales. Por suerte, una nueva fusión con otra empresa inglesa le permitió a Cuba recuperar el trabajo de Amersham Pharmacia Biotech hacia mediados de 1997.
En Why una entrevistada señala que el bloqueo es un capricho con el que los norteamericanos se empecinaron. “Esa entrevistada resume un poco el sentir de la mayoría de los cubanos. Es un empecinamiento pero que viene desde la arrogancia del imperio. Viene de la arrogancia de no tolerar que una nación como la cubana, pequeñita al lado de ellos, con una población extrema, haya conquistado su independencia, lleve una vida independiente y crezca, a pesar de todas estas cuestiones”, comenta Almirante.
–Una gran mayoría cree que el problema entre Cuba y Estados Unidos comenzó con la Revolución. Sin embargo, su documental señala que la guerra económica empezó mucho antes.
–Desde mediados del siglo XIX Cuba es una fruta codiciada por los Estados Unidos. Esa nación está fundamentada y formada en el afán expansionista. Ese afán expansionista vio su momento más esplendoroso (por decirlo de una manera tristemente célebre) en la ocupación norteamericana durante la guerra hispano-cubana-norteamericana, donde dejaron afuera a los cubanos, negociaron España con los Estados Unidos y, entonces, nos convirtieron en neocolonia. Ellos dicen que nos dieron la independencia: no es así. Esa relación histórica que en ese momento se manifestó con una intervención, y después con una seudo república, tiene también su manifestación en el bloqueo como parte de esa arrogancia de no reconocerlo.
–Una médica cubana expone las dificultades que tienen para conseguir equipos y medicamentos. ¿Con su testimonio buscó ejemplificar cómo el bloqueo ha penetrado en la vida cotidiana de la sociedad?
–Sí, este fenómeno está en todas partes. Imagínate que tengas que operar a tu hijo y que el catéter, el equipo o el filtro imprescindibles para esa operación haya que traerlos de lugares muy lejanos. Pero además, si ese equipo o ese material tiene componentes de Estados Unidos también es otro problema porque no se puede importar ya que multarían a esas empresas. Es una realidad que llega a todas las esferas. Y, principalmente, al tema de la salud, que es muy sensible porque en eso pensamos todos.
–¿Con la apertura de Cuba a la inversión extranjera las compañías estadounidenses cayeron en la cuenta del negocio que se están perdiendo? En ese sentido, ¿esta situación produce algún tipo de rispidez entre las empresas y el gobierno norteamericano?
–En el documental aparecen dos o tres personas que se han dedicado en los últimos tiempos a promover la posibilidad de intercambio comercial entre ambos países. Y también aparece el testimonio de que se han hecho reuniones entre empresarios norteamericanos, sobre todo de la esfera de la alimentación, agricultores, etcétera, que han estado en Cuba para estudiar y proponerle a su gobierno la posibilidad del intercambio. Lo que sucede y ahí se explica es que justamente para eso también se necesitan licencias. No es un intercambio normal como el que pueden establecer tu país y el mío. Es un intercambio que está sesgado de hacerse por una evaluación de lo posible. Y eso también forma parte del bloqueo.
–Su documental también muestra la cara menos conocida de la resistencia al bloqueo: las organizaciones y fundaciones norteamericanas que cultivan la solidaridad con Cuba. ¿Desde cuándo funcionan y qué importancia tienen?
–Hay muchas organizaciones. En Cuba son conocidas las caravanas de Pastores por la Paz, una de las organizaciones que lideran las donaciones a la isla. No tengo el dato exacto pero Pastores por la Paz lleva entre quince y dieciocho años colaborando con la isla. Ellos llegaron, conocieron las circunstancias y entendieron que eso era posible. Van todos los años y preparan una caravana con donativos que tienen desde leche en polvo hasta computadoras. Pagan todos sus gastos, los fletes navieros y luego se reparten las donaciones. Esto ya forma parte de la cotidianidad de la solidaridad a la que estamos acostumbrados los cubanos porque lo hacen todos los años. Hay conciencia de personas que entienden la situación y que todo el tiempo tratan de ayudar. Y eso es muy reconfortante.
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