La obra "Angelito. Un cabaret socialista", de Roberto "Tito" Cossa, dirigida por Jorge Graciosi y protagonizada por Gabriel Fernández, volvió a escena después de 18 años, para representarse en la sala porteña Andamio 90.
Escrita y estrenada en 1991, tras la caída del llamado "socialismo real", plantea en tono de music hall de barrio los intentos de un partido de izquierda por montar un espectáculo de cabaret a modo de actividad militante.
"La repercusión que tuvo esta nueva puesta, lo que me decían los actores (más allá de que a algunos hubo que darles una lección de historia), todo hablaba de que la obra se conserva", opinó Cossa, en su escritorio de presidente de Argentores.
El autor de "La nona" y "Los compadritos", sostuvo que "lo que la obra se plantea sigue vigente, que es la incapacidad de las estructuras de izquierda de conectarse con la gente común, con el buen hombre".
"El que quiere ser solidario, que es un socialista en el sentido amplio de la palabra y que penetra en esas estructuras buscando eso -describió- y de pronto siente que no lo encuentra".
En el mismo sentido, el creador relató que "por ahí encuentra una buena clase de marxismo pero no encuentra el calor humano que es lo que a él le despierta ese sentimiento; yo creo que eso sigue igual a cuando fue escrita la obra, las estructuras de izquierda están debilitadas".
Cossa dijo que eso no sólo le pasa a la izquierda, "pero a la izquierda hay que interpelarla en esto, porque es la que habla de sensibilidad, del humanismo, del hombre nuevo; en los hechos eso desaparece, a veces justificadamente".
Puso como ejemplo a los movimientos guerrilleros, "formados para terminar con el militarismo, se convirtieron inevitablemente en autoritarios, porque si hay que estar en guerra a los soldados uno no los llama para consultarlos sobre la toma de una decisión".
"Esto pasó en muchos lados porque la seguridad comienza a ser el tema principal, entonces hay que armarse y crear estructuras militares; y los militares son fascistas por esencia, porque si no no serían militares", explicó.
La pieza también asumida por Nicolás Abeles, Patricia Durán, Ana Ferrer, Virginia Garófalo, Lorena Haffar, Carlos Lanari, Jorge Lozada, Horacio Vay y Rafael Walter, se ofrece los sábados a las 21 y los domingos a las 19 en la sala ubicada en Paraná 660.
Fuente: El Día
Escrita y estrenada en 1991, tras la caída del llamado "socialismo real", plantea en tono de music hall de barrio los intentos de un partido de izquierda por montar un espectáculo de cabaret a modo de actividad militante.
"La repercusión que tuvo esta nueva puesta, lo que me decían los actores (más allá de que a algunos hubo que darles una lección de historia), todo hablaba de que la obra se conserva", opinó Cossa, en su escritorio de presidente de Argentores.
El autor de "La nona" y "Los compadritos", sostuvo que "lo que la obra se plantea sigue vigente, que es la incapacidad de las estructuras de izquierda de conectarse con la gente común, con el buen hombre".
"El que quiere ser solidario, que es un socialista en el sentido amplio de la palabra y que penetra en esas estructuras buscando eso -describió- y de pronto siente que no lo encuentra".
En el mismo sentido, el creador relató que "por ahí encuentra una buena clase de marxismo pero no encuentra el calor humano que es lo que a él le despierta ese sentimiento; yo creo que eso sigue igual a cuando fue escrita la obra, las estructuras de izquierda están debilitadas".
Cossa dijo que eso no sólo le pasa a la izquierda, "pero a la izquierda hay que interpelarla en esto, porque es la que habla de sensibilidad, del humanismo, del hombre nuevo; en los hechos eso desaparece, a veces justificadamente".
Puso como ejemplo a los movimientos guerrilleros, "formados para terminar con el militarismo, se convirtieron inevitablemente en autoritarios, porque si hay que estar en guerra a los soldados uno no los llama para consultarlos sobre la toma de una decisión".
"Esto pasó en muchos lados porque la seguridad comienza a ser el tema principal, entonces hay que armarse y crear estructuras militares; y los militares son fascistas por esencia, porque si no no serían militares", explicó.
La pieza también asumida por Nicolás Abeles, Patricia Durán, Ana Ferrer, Virginia Garófalo, Lorena Haffar, Carlos Lanari, Jorge Lozada, Horacio Vay y Rafael Walter, se ofrece los sábados a las 21 y los domingos a las 19 en la sala ubicada en Paraná 660.
Fuente: El Día
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