Diálogo con Leandro Iglesias y Marcelo Lombardero, directores del mayor centro lírico de la provincia
Leandro Iglesias y Marcelo Lombardero aplican ahora, en el Argentino de La Plata, políticas similares a las que desarrollaron al frente del Colón.
La nueva gestión en el Argentino de La Plata se encuentra frente a un doble empeño: no sólo renovar y consolidar un público nuevo sino, por la fuerza de las circunstancias, funcionar como sala alternativa para los muchos huérfanos del Colón. No es un auditorio que desconozcan: el director general Leandro Iglesias y el artístico, Marcelo Lombardero, fueron justamente quienes llevaron adelante, y con apreciables resultados, la primera temporada extramuros del Colón al iniciarse las inacabables obras de restauración. Entre otros «highlights», cuentan con el haber logrado traer a José Cura al Coliseo para cantar «Sansón y Dalila». A fines de 2007, desplazados de sus cargos, el Colón dejó de lado su temporada prevista para 2008 y cesó abruptamente con la ópera, que sólo a partir de este mes, tras un año y medio de inactividad lírica, calcula reemprender con sólo cuatro títulos. Dialogamos con ellos y con Martín Bauer, director del TACEC, Centro de Creación y Experimentación del Teatro Argentino, equivalente del CETC del Colón que el mismo Bauer puso en marcha.
Periodista: ¿Se puede medir la cantidad de abonados al Colón que concurren asiduamente al Argentino?
Leandro Iglesias: No. Tampoco es algo sobre lo que tengamos prioridad, por supuesto. La meta es la renovación y afianzamiento del público en el Argentino, que no sólo es el teatro central de La Plata sino de toda la provincia, y que tiene gustos y demandas tal vez no iguales a los de la capital federal. Por supuesto, todos los públicos son bienvenidos, y el sistema de transporte, durante las funciones, entre Buenos Aires y La Plata, funciona muy bien.
P.: ¿Cómo se renueva el público?
L.I.: Una de las cosas que más nos sorprendió al hacernos cargo del Argentino fue que no existía demasiado público joven, en una ciudad cuya universidad de Bellas Artes cuenta con 19.000 inscriptos. Había algo que estaba roto, que no funcionaba. A partir de allí, decidimos hacer un convenio de intercambio con la Universidad, a todos los niveles, incentivando por supuesto el acercamiento de los jóvenes al Argentino. Establecimos también, como lo habíamos hecho en el Colón, la venta en ventanilla de último momento, con precios reducidísimos, casi simbólicos, para personas de hasta 25 años.
Marcelo Lombardero: Institucionalmente, hay que señalar también la creación de la Ópera Estudio, que es un centro de formación para voces e instrumentistas jóvenes, de acuerdo con los modelos de otros teatros del mundo como las óperas de Bastilla, Zurich y Viena.
P.: ¿Se producirán en escena luego esas prácticas?
M.L.: Sí, por supuesto. Es la culminación del semestre, en el que se estudiará una ópera completa, que luego se representará acompañada por piano o por orquesta. Pero también música de cámara dedicada al mismo repertorio.
P.: ¿Sólo para estudiantes de la provincia?
M.L.: No, en absoluto. Y tampoco sólo para argentinos. Está abierto a toda América latina, y el máximo de edad es de 35 años. Los que vienen de afuera, si son elegidos, reciben una beca para residir en La Plata, y eventualmente alguna retribución económica si también participan en papeles secundarios en alguna producción del teatro.
P.: ¿Encontraron menos inconvenientes sindicales para trabajar?
L.I.: No me gusta hacer comparaciones. Lo que puedo asegurar es que, hasta el momento, hay entendimiento. Calcule que en el Argentino hay seis gremios distintos, tres veces más que en el Colón. Uno de los objetivos que también debe lograrse, y que se viene consiguiendo, es mental: que todos quienes trabajen en este teatro lo consideren su casa.
P.: Y no el segundo hogar...
L.I.: Estoy seguro de que el entidimiento todo lo puede. Por ejemplo, fíjese lo que ocurrió con los skaters...
P.: ¿Los skaters?
L.I.: Sí. Gracias a las explanadas y la arquitectura tan particular que tiene el Argentino, para los jóvenes skaters se había convertido en el lugar favorito de sus prácticas. Tanto, que durante mucho tiempo hubo un enfrentamiento social, que se reflejaba en el correo de lectores de los diarios locales, donde mucha gente pedía que se prohibieran. Nuestra gestión fue la primera que inició el diálogo con los skaters. Parece un tema menor, pero no lo es. No sólo logramos racionalizar su tiempo de «práctica» y juego, sino que un grupo de ellos, que hasta tienen sus líderes, entraran al Argentino por primera vez. Fueron a ver un «Lago de los cisnes».
P.: Más público nuevo...
L.I.: Algo así. Pero, en serio, rompimos una situación enojosa de enfrentamiento, y hasta existe el compromiso de edificar algunas rampas para ellos en otra parte, que no encontraban en toda La Plata, salvo en el Argentino.
P.: ¿Reestablecerán el sistema de abonos?
M.L.: Es una de las metas, pero no sé si conseguirá de inmediato. El público platense nunca estuvo acostumbrado al sistema de abonos, y además hubo una experiencia anterior negativa. Se abonó una temporada que después no se logró cumplir en su integridad, y hubo que devolver parte del dinero. Haría falta restaurar la confianza.
P.: Esta temporada no fue planificada por ustedes.
M.L.: No, pero la estamos cumpliendo, por supuesto. La temporada íntegra será a partir de 2010.
P.: Junto con la de la reapertura del Colón.
M.L.: Así se dice.
P.: En el TACEC se acaba de representar «Drumming» de Steve Reich. ¿Qué otros espectáculos destacados prevén para el resto del año?
Martín Bauer: En agosto habrá un hecho muy destacado. Se producirá el estreno mundial de «Galileo Galilei» del compositor norteamericano John King, a partir de un encargo del teatro Argentino.
P.: ¿Basada en Brecht?
M.B.: Es un libro creado a partir de una reducción de la obra de Brecht, sí, aunque adaptado al mundo contemporáneo. También tiene que ver con el intercambio universitario del que se hablaba antes, en este caso con los científicos. Participa el observatorio de Malargue, de Mendoza, que es el único con otro de Colorado en los Estados Unidos, que estudia un tipo determinado de rayos, con tanques medidores de sus partículas. Aprovechamos una circunstancia de fechas, el 400° aniversario de la creación del telescopio por parte de Galileo, para la creación de esta ópera. El público del CETC ya conoce a King, ya que él estrenó hace seis años allí «La belle captive», y ahora volverá a trabajar con el mismo equipo, empezando por la actriz Analía Couceyro, y la dirección de arte de Minou Maguna, y el aporte de videoarte de Benton Bainbridge.
Entrevista de M.Z.
Fuente: Ambito
Leandro Iglesias y Marcelo Lombardero aplican ahora, en el Argentino de La Plata, políticas similares a las que desarrollaron al frente del Colón.
La nueva gestión en el Argentino de La Plata se encuentra frente a un doble empeño: no sólo renovar y consolidar un público nuevo sino, por la fuerza de las circunstancias, funcionar como sala alternativa para los muchos huérfanos del Colón. No es un auditorio que desconozcan: el director general Leandro Iglesias y el artístico, Marcelo Lombardero, fueron justamente quienes llevaron adelante, y con apreciables resultados, la primera temporada extramuros del Colón al iniciarse las inacabables obras de restauración. Entre otros «highlights», cuentan con el haber logrado traer a José Cura al Coliseo para cantar «Sansón y Dalila». A fines de 2007, desplazados de sus cargos, el Colón dejó de lado su temporada prevista para 2008 y cesó abruptamente con la ópera, que sólo a partir de este mes, tras un año y medio de inactividad lírica, calcula reemprender con sólo cuatro títulos. Dialogamos con ellos y con Martín Bauer, director del TACEC, Centro de Creación y Experimentación del Teatro Argentino, equivalente del CETC del Colón que el mismo Bauer puso en marcha.
Periodista: ¿Se puede medir la cantidad de abonados al Colón que concurren asiduamente al Argentino?
Leandro Iglesias: No. Tampoco es algo sobre lo que tengamos prioridad, por supuesto. La meta es la renovación y afianzamiento del público en el Argentino, que no sólo es el teatro central de La Plata sino de toda la provincia, y que tiene gustos y demandas tal vez no iguales a los de la capital federal. Por supuesto, todos los públicos son bienvenidos, y el sistema de transporte, durante las funciones, entre Buenos Aires y La Plata, funciona muy bien.
P.: ¿Cómo se renueva el público?
L.I.: Una de las cosas que más nos sorprendió al hacernos cargo del Argentino fue que no existía demasiado público joven, en una ciudad cuya universidad de Bellas Artes cuenta con 19.000 inscriptos. Había algo que estaba roto, que no funcionaba. A partir de allí, decidimos hacer un convenio de intercambio con la Universidad, a todos los niveles, incentivando por supuesto el acercamiento de los jóvenes al Argentino. Establecimos también, como lo habíamos hecho en el Colón, la venta en ventanilla de último momento, con precios reducidísimos, casi simbólicos, para personas de hasta 25 años.
Marcelo Lombardero: Institucionalmente, hay que señalar también la creación de la Ópera Estudio, que es un centro de formación para voces e instrumentistas jóvenes, de acuerdo con los modelos de otros teatros del mundo como las óperas de Bastilla, Zurich y Viena.
P.: ¿Se producirán en escena luego esas prácticas?
M.L.: Sí, por supuesto. Es la culminación del semestre, en el que se estudiará una ópera completa, que luego se representará acompañada por piano o por orquesta. Pero también música de cámara dedicada al mismo repertorio.
P.: ¿Sólo para estudiantes de la provincia?
M.L.: No, en absoluto. Y tampoco sólo para argentinos. Está abierto a toda América latina, y el máximo de edad es de 35 años. Los que vienen de afuera, si son elegidos, reciben una beca para residir en La Plata, y eventualmente alguna retribución económica si también participan en papeles secundarios en alguna producción del teatro.
P.: ¿Encontraron menos inconvenientes sindicales para trabajar?
L.I.: No me gusta hacer comparaciones. Lo que puedo asegurar es que, hasta el momento, hay entendimiento. Calcule que en el Argentino hay seis gremios distintos, tres veces más que en el Colón. Uno de los objetivos que también debe lograrse, y que se viene consiguiendo, es mental: que todos quienes trabajen en este teatro lo consideren su casa.
P.: Y no el segundo hogar...
L.I.: Estoy seguro de que el entidimiento todo lo puede. Por ejemplo, fíjese lo que ocurrió con los skaters...
P.: ¿Los skaters?
L.I.: Sí. Gracias a las explanadas y la arquitectura tan particular que tiene el Argentino, para los jóvenes skaters se había convertido en el lugar favorito de sus prácticas. Tanto, que durante mucho tiempo hubo un enfrentamiento social, que se reflejaba en el correo de lectores de los diarios locales, donde mucha gente pedía que se prohibieran. Nuestra gestión fue la primera que inició el diálogo con los skaters. Parece un tema menor, pero no lo es. No sólo logramos racionalizar su tiempo de «práctica» y juego, sino que un grupo de ellos, que hasta tienen sus líderes, entraran al Argentino por primera vez. Fueron a ver un «Lago de los cisnes».
P.: Más público nuevo...
L.I.: Algo así. Pero, en serio, rompimos una situación enojosa de enfrentamiento, y hasta existe el compromiso de edificar algunas rampas para ellos en otra parte, que no encontraban en toda La Plata, salvo en el Argentino.
P.: ¿Reestablecerán el sistema de abonos?
M.L.: Es una de las metas, pero no sé si conseguirá de inmediato. El público platense nunca estuvo acostumbrado al sistema de abonos, y además hubo una experiencia anterior negativa. Se abonó una temporada que después no se logró cumplir en su integridad, y hubo que devolver parte del dinero. Haría falta restaurar la confianza.
P.: Esta temporada no fue planificada por ustedes.
M.L.: No, pero la estamos cumpliendo, por supuesto. La temporada íntegra será a partir de 2010.
P.: Junto con la de la reapertura del Colón.
M.L.: Así se dice.
P.: En el TACEC se acaba de representar «Drumming» de Steve Reich. ¿Qué otros espectáculos destacados prevén para el resto del año?
Martín Bauer: En agosto habrá un hecho muy destacado. Se producirá el estreno mundial de «Galileo Galilei» del compositor norteamericano John King, a partir de un encargo del teatro Argentino.
P.: ¿Basada en Brecht?
M.B.: Es un libro creado a partir de una reducción de la obra de Brecht, sí, aunque adaptado al mundo contemporáneo. También tiene que ver con el intercambio universitario del que se hablaba antes, en este caso con los científicos. Participa el observatorio de Malargue, de Mendoza, que es el único con otro de Colorado en los Estados Unidos, que estudia un tipo determinado de rayos, con tanques medidores de sus partículas. Aprovechamos una circunstancia de fechas, el 400° aniversario de la creación del telescopio por parte de Galileo, para la creación de esta ópera. El público del CETC ya conoce a King, ya que él estrenó hace seis años allí «La belle captive», y ahora volverá a trabajar con el mismo equipo, empezando por la actriz Analía Couceyro, y la dirección de arte de Minou Maguna, y el aporte de videoarte de Benton Bainbridge.
Entrevista de M.Z.
Fuente: Ambito
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