jueves, 26 de noviembre de 2009

Tras la voz de la gran Elis

Zenko a la brasileña. La cantante culmina la presentación de su disco tributo en el Velma Café.

El nuevo trabajo de Julia Zenko

La cantante hizo un paréntesis en su carrera con el tango para grabar Pra Elis, tributo a Elis Regina. “Concuerdo mucho con ella”, explica.

Marcelo Pavazza

Elis Regina, la mayor voz femenina de la historia de la música brasileña, falleció en 1982, cuando aún no había cumplido los 36 años. Pero hay un sitio donde permanece viva: el corazón de Julia Zenko. No sólo Elis y su enorme figura, sino también su música. Tanto que Julia, a instancias de Lito Vitale –en su rol de director artístico del flamante sello Calle Angosta Discos, administrado por Sony Music– se animó a grabar Pra Elis, un disco en el que homenajea a la gran cantante abordando temas de su repertorio. “La idea era hacer el disco mitad en castellano mitad en portugués”, cuenta Zenko, bajo el sol del mediodía, en la reparadora escenografía que ofrece la vieja estación de trenes de Coghlan. “Empecé a grabar algunas en castellano, y con Lito nos dimos cuenta de que no iba, así que decidimos hacerlo todo en portugués”.

La cantante –cuyo primer tributo a Regina es haberle puesto Elis a su hija menor, hoy de 20 años– culmina hoy una serie de presentaciones en el Velma Café (Gorriti 5520, a las 21) donde la gran estrella es este álbum grabado en el estudio Los Elefantes y cuyo bordado final se realizó en Casa de la Música, el impresionante complejo ubicado en Villa Mercedes, San Luis. Un disco que contiene temazos y muestra una gran versión de Zenko, acaso porque puso el alma al servicio de una artista que la deslumbró apenas la escuchó, gracias a su ex pareja y padre de Elis, el músico Daniel García. “Me compró como cantante”, cuenta Zenko, “y después vi un espectáculo en el que hacía de todo: cantaba, bailaba, decía textos; y todo lo hacía bien. No sé, me gusta su forma desenfadada de cantar. Además tenía ideología y la ambición de mostrar un Brasil diferente. Ella convocaba a los autores más comprometidos de la época. Yo concuerdo mucho con ella ideológicamente, así como con cualquiera que vaya al frente y que tenga la valentía para enfrentarse que tuvo ella”.

“Aguas de março” (en dúo con Rubén Rada), “Corcovado”, “Triste” y “Atrás da porta” suenan maravillosamente –como el resto del disco– por los méritos repartidos entre la voz cantante y músicos brillantes como Daniel Maza, Lucho González, Facundo Guevara, el mismo Vitale, e invitados como Javier Malosetti, Ernesto Snajer o Juan Cruz de Urquiza, además de sus hijas Laura y Elis en los coros. Un seleccionado que, lógicamente, no puede reunir para las presentaciones en vivo.

Para encarar este proyecto, Julia se abonó a la incomodidad de dejar transitoriamente el lugar que se ha ganado por derecho propio en el tango, un ritmo que hace 10 años la tiene viajando por todo el mundo. “Hasta mitad de este año estuve haciendo María de Buenos Aires en Atenas. Pero yo soy así, me gusta el cambio. Y eso que a mí en Europa me tocó jugar en primera. Actué con Gidon Kremer, con Yo-Yo Ma”, dice naturalmente, sin rastros de pedantería.

–El año pasado se cumplieron 25 años de la salida de tu disco debut. ¿Cómo ves el camino recorrido?

–Me veo sumida en etapas distintas siempre, pero con el mismo sentido de la responsabilidad. A lo mejor, en mis primeros discos no sentía que estaba cimentando una carrera. Ni siquiera sabía si me iba a dedicar a esto. Y con tantos años de profesión encima todavía siento que tengo que seguir sumando puntos. La verdad que es me angustia bastante ese tema. Acá ni siquiera 25 años de carrera te dan una seguridad. Es increíble, cada vez que pego un volantazo pienso si no estaré tirando años de laburo. Y hasta ahora siempre me fue bien, la gente me apoyó.

–No tenés mayores quejas.

–Nunca me quejo. Y tampoco soy resentida. Lo peor que le puede pasar una persona es el resentimiento.

Fuente: Crítica

No hay comentarios: