Entrevista Alberto Muñoz.
Por Juan José Santillán
Escribió "Antígonas", una versión de cuatro obras breves que dirige Leonor Manso. Dice que le interesa especialmente cuidar y curar el lenguaje.
El estudio de Alberto Muñoz es un espacio atiborrado de objetos, miniaturas y una frondosa biblioteca: Ezra Pound, José Martí, Francisco Madariaga, Leónidas Escudero. Sobre un tomo de la Espasa Calpe reposa un 38 largo, cubierto de óxido; inexorablemente pasado a retiro: "No soy amante de las armas, pero me gusta la combinación entre armas y libros", explica Muñoz.
Su creación integra varios frentes: poeta, músico, actor. Acaba de estrenar cuatro piezas breves reunidas en Antígonas, espectáculo bajo la dirección de Leonor Manso con las actuaciones de Ingrid Pelicori y Claudia Tomás, su esposa. "Antígona, de Sófocles, es una de las obras que más leí y más olvidé en mi vida -dice-. Cuando me produce fascinación una obra la leo para olvidarla y en ese mecanismo van decantando temas esenciales. Me gustaba aplicar la "s" en mi abordaje porque en Antígonas justamente trabajo lo plural; aquellos sedimentos que dejan todas las obras importantes. Es la primera obra que escribo donde no actúo ni dirijo".
¿Puntualmente qué motivos disparó este clásico en tu escritura?
Mis cuatro obras breves tienen algo típico de la tragedia: todos los personajes, según su óptica, tienen razón. Eso se produce conceptualmente en la tragedia ligado a lo inexorable, que va más allá de la comprensión humana. Saqué motivos lejanos que dan sentido a la pluralidad que refiere Antígonas. La primera de estas obras breves trabaja el cruce entre sacrificio y belleza. La segunda, sobre una maestra de canto y su discípula. Una tercera, se acerca a un mundo privado mío: el Delta y el Tigre. Trabajo una historia a partir de dos hermanas que viajan de noche por el río en busca de un hermano muerto. La última, refiere al vínculo entre escritura y dolor.
¿Qué lugar ocupa el teatro en tu vida?
Me gusta leerlo. Tengo una relación textual más que visual. Leo mucho teatro. Una pieza teatral está construida con palabras que deben ser bien elegidas, cada una tiene que tener rigurosamente de compañera a otra que conduzca un recorrido argumental. Eso me parece un desafío enorme. Me interesa que el teatro provoque un acto bello con una conmoción a partir de las palabras. Si esto no tiene lugar en el mercado o la feria teatral, no es un tema que a mí me atañe.
¿Esta idea que tenés acerca del teatro de alguna manera se liga con tu pasión por la radio?
Exactamente. La radio tiene una expansión a partir de alguien que trabaja las palabras y las emite por el éter para que haya un oído atento que las reciba. Lo último que hice en radio fue El nadador nocturno, un micro diario de 15 minutos, en La Plata. Me interesa cuidar el lenguaje; en ese sentido: curar el lenguaje.
Fuente: Clarín,
Por Juan José Santillán
Escribió "Antígonas", una versión de cuatro obras breves que dirige Leonor Manso. Dice que le interesa especialmente cuidar y curar el lenguaje.
El estudio de Alberto Muñoz es un espacio atiborrado de objetos, miniaturas y una frondosa biblioteca: Ezra Pound, José Martí, Francisco Madariaga, Leónidas Escudero. Sobre un tomo de la Espasa Calpe reposa un 38 largo, cubierto de óxido; inexorablemente pasado a retiro: "No soy amante de las armas, pero me gusta la combinación entre armas y libros", explica Muñoz.
Su creación integra varios frentes: poeta, músico, actor. Acaba de estrenar cuatro piezas breves reunidas en Antígonas, espectáculo bajo la dirección de Leonor Manso con las actuaciones de Ingrid Pelicori y Claudia Tomás, su esposa. "Antígona, de Sófocles, es una de las obras que más leí y más olvidé en mi vida -dice-. Cuando me produce fascinación una obra la leo para olvidarla y en ese mecanismo van decantando temas esenciales. Me gustaba aplicar la "s" en mi abordaje porque en Antígonas justamente trabajo lo plural; aquellos sedimentos que dejan todas las obras importantes. Es la primera obra que escribo donde no actúo ni dirijo".
¿Puntualmente qué motivos disparó este clásico en tu escritura?
Mis cuatro obras breves tienen algo típico de la tragedia: todos los personajes, según su óptica, tienen razón. Eso se produce conceptualmente en la tragedia ligado a lo inexorable, que va más allá de la comprensión humana. Saqué motivos lejanos que dan sentido a la pluralidad que refiere Antígonas. La primera de estas obras breves trabaja el cruce entre sacrificio y belleza. La segunda, sobre una maestra de canto y su discípula. Una tercera, se acerca a un mundo privado mío: el Delta y el Tigre. Trabajo una historia a partir de dos hermanas que viajan de noche por el río en busca de un hermano muerto. La última, refiere al vínculo entre escritura y dolor.
¿Qué lugar ocupa el teatro en tu vida?
Me gusta leerlo. Tengo una relación textual más que visual. Leo mucho teatro. Una pieza teatral está construida con palabras que deben ser bien elegidas, cada una tiene que tener rigurosamente de compañera a otra que conduzca un recorrido argumental. Eso me parece un desafío enorme. Me interesa que el teatro provoque un acto bello con una conmoción a partir de las palabras. Si esto no tiene lugar en el mercado o la feria teatral, no es un tema que a mí me atañe.
¿Esta idea que tenés acerca del teatro de alguna manera se liga con tu pasión por la radio?
Exactamente. La radio tiene una expansión a partir de alguien que trabaja las palabras y las emite por el éter para que haya un oído atento que las reciba. Lo último que hice en radio fue El nadador nocturno, un micro diario de 15 minutos, en La Plata. Me interesa cuidar el lenguaje; en ese sentido: curar el lenguaje.
Fuente: Clarín,
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