miércoles, 4 de noviembre de 2009

Sugestiva versión de Los persas , de Esquilo

Los persas de Esquilo , en versión de Gonzalo Córdova. Con Pablo Caramelo, Alejandra Flores, Diego Starosta y Lucas Werenkraut. Vestuario: Sofía De Nunzio. Diseño de iluminación y dirección: Gonzalo Córdova. En ElKafka (Lamabaré 866), los miércoles, a las 22.30. Duración: 70 minutos.

Nuestra opinión: buena

Los persas es considerada la obra teatral más antigua de la que se tiene conocimiento. Escrita por Esquilo en el 472 a.C.; está ambientada en las Guerras Médicas y, más específicamente, en la Batalla de Salamina. En ella había intervenido Esquilo.

El dramaturgo, director e iluminador Gonzalo Córdova, si bien respetó el texto original, éste queda en un segundo plano cargado de largas enumeraciones de batallas, lugares, nombres y vínculos dichos de manera distante. En esta puesta se instala la acción en un lugar impreciso de Europa del siglo XIX (o, si se quiere, son actores de esa época interpretando Los persas ). Por las características de la vestimenta, podría ser Francia.

Sea una posibilidad o la otra, los cuatro personajes responden a una precisa marcación coreográfica que hace que se la pasen moviendo sus brazos como si fueran, perdón por la conexión tan caprichosa, agentes de tránsito dando señales de circulación en medio de un caos vehicular. Alrededor de la mesa, (la misma que en la primera escena se parece a una naturaleza muerte de Caravaggio iluminada a la perfección), se transforma en el mapa alrededor del cual se despliegan tácticas y estrategias disociadas entre lo que se dice y lo que se observa.

¿Qué queda de todo eso? Cuatro personajes de alta sociedad que, en medio de un contexto de guerra o en medio de una guerra evocada pero ajena a ellos, deciden continuar en lo suyo porque saben que aún la muerte más sangrienta no sería capaz de manchar sus investiduras ni sus conciencias. Con estas herramientas, más el riguroso trabajo de Pablo Caramelo, Alejandra Flores, Diego Starosta y Lucas Werenkrault; Gonzalo Córdova propone un montaje potente en lo visual en medio de un procedimiento dramatúrgico que, si bien al principio resulta difuso, se va aclarando y definiendo a medida que avanza la acción.

Alejandro Cruz
Fuente: La Nación

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