Centro Cultural Islas Malvinas de La Plata
Por Guillermina Watkins
Fotografía gentileza de Daniela Silva
La Plata, (Agencia NAN-2009).- Con la clara premisa de "desconectarse para soñar y conectarse para actuar", más de una docena de colectivos artísticos audiovisuales y musicales se dieron cita en el espacio cultural platense para mostrar su condición rebelde en un festival nutrido de DJ sets, recitales, proyecciones y un concepto cyber-punk.
Hijos del rigor, los platenses siempre arrancan tarde. El sábado pasado, por ejemplo, ante un sol que no llegaba a amedrentar la espera de dos horas con la que comenzó el festival Estado de Caos Permanente, que reunió expresiones artísticas locales y porteñas que utilizan medios digitales en su producción o en la puesta de escena. Como un relato de Orwell, Dick o Bradbury, esta vez el festival de nuevas tecnologías aplicadas al arte conceptual se basó en una idea futurista: la de la la sublevación de los artistas rebeldes frente al sistema de Control Central, partido unipersonal que mantiene anestesiada a la sociedad en 2040.
Con esa idea, el espacio del Islas Malvinas se dividió en tres durante la primera jornada. En el patio central se ubicaron los DJs Ale Gamba, Clan DJs y Finger Vodoo, que sacudió las bateas hasta bien entrada la noche del sábado. En dos cuartos aledaños se intentaba desarrollar la rebeldía musical: RodyTodd, con proyecciones a cargo de Los Amigos de la Imagen, fue calentando el sector ciber-punk para dejarle lugar, más tarde, al hip hop de I Need to Take my Medicine, que hizo bailar a más de uno. Mientras tanto, en el cuarto de reflexión, los grupos multimedia Dragg and Dropp, Amigos de la Imagen, Sarna y Watio convidaban a la gente sus instalaciones multimedia en 3D, con capturas de movimiento en tiempo real.
Minutos más tarde, y en un clima de absoluta intimidad, se subió a los escenarios centrales Electrochongo, el artista porteño (anteriormente conocido como Capitán FOK) que siempre es bien recibido en La Plata y que deleitó con sus canciones pop al público que casi colmaba el patio del Malvinas. El cierre estuvo a cargo de Chico Ninguno que, impuntual, coronó su noche a las dos y media de la mañana.
Al otro día, con una concurrencia más variada, a las seis de la tarde comenzó la segunda jornada de Estado de Caos Permanente, la más cumplidora de las dos. Con un DJ set más variado, el patio central recibió esta vez a artistas platenses como Le Villera, Juan Romero y la visita de Maga Lee, una DJ porteña que viene pinchando hace varios años drum & bass por las noches. Con algunos problemas técnicos, logró ser la primera en obligar al movimiento con sus ritmos rotos, entrecortados o circulares.
En la pieza performática todo continuó igual que el día anterior, permitiendo un espacio de interacción con el público y su acercamiento a las nuevas tecnologías. Mientras que en la pieza cyber–punk, aún con una Maga Lee que esperaba que los imprevistos técnicos se solucionaran, la “familia” platense se fue acodando entre las luces de colores y las proyecciones de Amigos de la Imagen para ver a Umagrama, banda electro-pop de la ciudad que ya cuenta con varias presentaciones y un público amplio.
Más tarde y en el mismo escenario, Maricas Malas Programadas Para El Mal --un dúo trasvestido-- deleitó a sus seguidores con sus canciones maricas y hasta Juan Cruz (la marica más mala) simuló parir en vivo. La clave bizarra de la noche terminó cuando Reanimator subió a tocar y fue calentando al público que esperaba a que Charlie Jackets coronara la noche con su electro-punk.
Y llegó nomás el momento en que todo el caos vespertino pareció acomodarse, para llevar adelante una de las premisas por la que esos artistas rebeldes se habían reunido: "Desconectarse para soñar y conectarse para actuar". Lo que se materializó en el momento en el que las bases electrónicas de Charlie Jackets comenzaron a sonar, y sus cuatro integrantes brindaron un show cautivador con sus clásicos de siempre --que cuenta con versiones de Los Brujos, Nirvana y Flema-- y un gran show performático por parte de sus integrantes, que no dudan en rockearla ni un minuto.
En un show de un poco menos de una hora, el descontrol del artista rebelde que vive en estado permanente de caos quedó demostrado con el cierre de los Jackets. Como también quedó en evidencia que gracias a ellos y a todos los artistas que se presentaron, la electrónica de los rebeldes tiene sabor a rock.
Fuente: Agencia NAN
Por Guillermina Watkins
Fotografía gentileza de Daniela Silva
La Plata, (Agencia NAN-2009).- Con la clara premisa de "desconectarse para soñar y conectarse para actuar", más de una docena de colectivos artísticos audiovisuales y musicales se dieron cita en el espacio cultural platense para mostrar su condición rebelde en un festival nutrido de DJ sets, recitales, proyecciones y un concepto cyber-punk.
Hijos del rigor, los platenses siempre arrancan tarde. El sábado pasado, por ejemplo, ante un sol que no llegaba a amedrentar la espera de dos horas con la que comenzó el festival Estado de Caos Permanente, que reunió expresiones artísticas locales y porteñas que utilizan medios digitales en su producción o en la puesta de escena. Como un relato de Orwell, Dick o Bradbury, esta vez el festival de nuevas tecnologías aplicadas al arte conceptual se basó en una idea futurista: la de la la sublevación de los artistas rebeldes frente al sistema de Control Central, partido unipersonal que mantiene anestesiada a la sociedad en 2040.
Con esa idea, el espacio del Islas Malvinas se dividió en tres durante la primera jornada. En el patio central se ubicaron los DJs Ale Gamba, Clan DJs y Finger Vodoo, que sacudió las bateas hasta bien entrada la noche del sábado. En dos cuartos aledaños se intentaba desarrollar la rebeldía musical: RodyTodd, con proyecciones a cargo de Los Amigos de la Imagen, fue calentando el sector ciber-punk para dejarle lugar, más tarde, al hip hop de I Need to Take my Medicine, que hizo bailar a más de uno. Mientras tanto, en el cuarto de reflexión, los grupos multimedia Dragg and Dropp, Amigos de la Imagen, Sarna y Watio convidaban a la gente sus instalaciones multimedia en 3D, con capturas de movimiento en tiempo real.
Minutos más tarde, y en un clima de absoluta intimidad, se subió a los escenarios centrales Electrochongo, el artista porteño (anteriormente conocido como Capitán FOK) que siempre es bien recibido en La Plata y que deleitó con sus canciones pop al público que casi colmaba el patio del Malvinas. El cierre estuvo a cargo de Chico Ninguno que, impuntual, coronó su noche a las dos y media de la mañana.
Al otro día, con una concurrencia más variada, a las seis de la tarde comenzó la segunda jornada de Estado de Caos Permanente, la más cumplidora de las dos. Con un DJ set más variado, el patio central recibió esta vez a artistas platenses como Le Villera, Juan Romero y la visita de Maga Lee, una DJ porteña que viene pinchando hace varios años drum & bass por las noches. Con algunos problemas técnicos, logró ser la primera en obligar al movimiento con sus ritmos rotos, entrecortados o circulares.
En la pieza performática todo continuó igual que el día anterior, permitiendo un espacio de interacción con el público y su acercamiento a las nuevas tecnologías. Mientras que en la pieza cyber–punk, aún con una Maga Lee que esperaba que los imprevistos técnicos se solucionaran, la “familia” platense se fue acodando entre las luces de colores y las proyecciones de Amigos de la Imagen para ver a Umagrama, banda electro-pop de la ciudad que ya cuenta con varias presentaciones y un público amplio.
Más tarde y en el mismo escenario, Maricas Malas Programadas Para El Mal --un dúo trasvestido-- deleitó a sus seguidores con sus canciones maricas y hasta Juan Cruz (la marica más mala) simuló parir en vivo. La clave bizarra de la noche terminó cuando Reanimator subió a tocar y fue calentando al público que esperaba a que Charlie Jackets coronara la noche con su electro-punk.
Y llegó nomás el momento en que todo el caos vespertino pareció acomodarse, para llevar adelante una de las premisas por la que esos artistas rebeldes se habían reunido: "Desconectarse para soñar y conectarse para actuar". Lo que se materializó en el momento en el que las bases electrónicas de Charlie Jackets comenzaron a sonar, y sus cuatro integrantes brindaron un show cautivador con sus clásicos de siempre --que cuenta con versiones de Los Brujos, Nirvana y Flema-- y un gran show performático por parte de sus integrantes, que no dudan en rockearla ni un minuto.
En un show de un poco menos de una hora, el descontrol del artista rebelde que vive en estado permanente de caos quedó demostrado con el cierre de los Jackets. Como también quedó en evidencia que gracias a ellos y a todos los artistas que se presentaron, la electrónica de los rebeldes tiene sabor a rock.
Fuente: Agencia NAN
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