lunes, 9 de noviembre de 2009

Carla Peterson: “Estoy expuesta en todo lo que hago”

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Peterson concibe su labor como la de una pintora: “Trabajo cada personaje desde mi propio taller”. | Foto: E. M. Abbate

La actriz habla de su desembarco en el cine. La actriz admite que, por la tele, le costará mucho volver al teatro off, pero asume que el medio le sirvió para llegar al cine. Convocada por Héctor Olivera, interpretará a la mujer del muralista mexicano David Siqueiros.

Por Analía Melgar

El director de La Patagonia rebelde, No habrá más penas ni olvidos, La nona y La noche de los lápices también la eligió. De esta manera, después de consagrarse como figura de Lalola y Los exitosos Pells, ahora Carla Peterson tiene la chance de ser protagonista de El mural, la última película que Héctor Olivera comenzará a rodar desde este mes. Allí, la preferida de Sebastián Ortega interpretará a Blanca Luz Blum, aquella poeta que enloqueció de amor al famoso muralista mexicano David Alfaro Siqueiros.

Restauración. El film mostrará el proceso de creación –en la Argentina y dentro de la quinta del periodista Natalio Botana– del mural que estuvo confinado hasta el año pasado en unos contenedores en la Aduana, y que actualmente se encuentra en restauración. En este contexto –vinculado a Antonio Berni, Lino Spilimbergo y Pablo Neruda, entre otros artistas–, Olivera concibió su nueva película, cuyo elenco, además de Peterson, incluye a Luis Machín, Ana Celentano, Mónica Galán y el mexicano Bruno Bichir, en el papel del revolucionario pintor. En esta entrevista, Carla acepta dialogar con PERFIL recorre el amplio especto de su carrera, que va de sus comienzos en el teatro independiente, como musa del ya fallecido director teatral Miguel Guerberoff en puestas en escena de Shakespeare, hasta su presente mediático, con tapas de revistas (junto a Mike Amigorena) incluidas.

—¿Cómo experimentás los diferentes espacios en que se desarrolló tu carrera?

—Lo más interesante de mi profesión es poder transitar por el teatro, el cine, la televisión. Como actriz, me pienso a mí misma como un pintor, que trabaja en su taller, y luego le llegan personas que le piden un cuadro así, otro asá. Mi trabajo real, lo hago en mi casa, en mi taller de teatro, con mi biblioteca, en la computadora. Trato de absorber todo eso y después me paro en un set de filmación o en un teatro y me pongo a disposición de un director y de un equipo, poniendo el cuerpo, la cara, la voz y el alma.

—¿Sentís una tensión entre los diferentes requerimientos de la televisión, el teatro y el cine?

—Así como uno se apropia de un texto y de un personaje en el escenario, también es posible hacerlo en la televisión, si trabajás en un buen programa. No siento contradicción en eso. Trato de buscar buenos personajes, más allá de los distintos ritmos, la inmediatez y las necesidades de la televisión. Cada ámbito te da algo distinto.

—Entonces, ¿la tele no mata al actor, como se suele decir?

—No, no lo creo así. Lo que sí creo es que el actor necesita tiempos de reflexión, de investigación y pausas de trabajo. Yo quiero mucho a la televisión; me ha dado muchísimo. Si no hubiese hecho televisión, no estaría haciendo este personaje con Olivera. Finalmente, la tele me ayuda a darles vida a otros personajes por fuera de la tele.

—¿Qué se siente al ser parte del clan Ortega?

—Es buenísimo. Estoy muy contenta de trabajar cerca de ellos y de que Sebastián me haya elegido para sus protagónicos. Admiro muchísimo a estos cinco hijos del matrimonio Ortega. Sebastián es una persona muy creativa que aprovechó todo lo que sus padres le dieron. Lo quiero, lo admiro y tengo un profundo respeto y amor por él.

—Estarás filmando sobre la vida y obra de Siqueiros. ¿Qué conocés de su arte y del arte mexicano?

—Siempre lo vi como espectadora, de un cuadro, de una exposición. Ahora, estoy uniendo todos estos nombres que integran el arte de Latinoamérica. Ellos creaban juntos, vivían una misma época, una misma guerra y, fundamentalmente, una misma batalla. Y todos tenían un por qué y un para qué hacer todo eso. Esta película me permite disfrutar de ese mundo de artistas, que a veces no está tan cerca mío, porque paso mucho tiempo trabajando en la tele, que es un oficio donde no hay tiempo para el arte

—¿Qué es, entonces, el arte según tu percepción?

—Es libertad, es pensamiento, realización… Yo trato de acercarme a esas cosas. No quiere decir que viva inmersa completamente en el arte… Vivir en el arte es muy difícil, pero trato de acercarme…

—¿Cómo fue tu época de teatro independiente con Miguel Guerberoff?

—Miguel me remite a un espacio muy necesario, que es el ámbito del taller, donde uno crea, inventa y, después, desde ese lugar, se pueden sacar cosas. Fue un gran maestro, un gran amigo, lo tengo siempre en mi recuerdo, pero en algún momento uno sale de ahí… Además, para él, lo importante era que un actor pudiera vivir de actor, y no de otras cosas. Y yo tuve esa suerte.

—¿Tuviste que abandonar cosas de ese mundo independiente?

—Soy consciente de que cualquier cosa que haga ahora ya no será independiente, en el sentido de lo off. Lo que hago ya es on y está expuesto. Pero tampoco es que no pueda volver a trabajar en un teatro independiente. Con el tiempo veré qué puede pasar con eso. Por ahora, por ejemplo, Corazón idiota, que hacemos con mi amiga Griselda Siciliani, es un proyecto personal, pequeño y propio, donde puedo practicar cosas que no puedo hacer en otros lados: cantar, bailar… Así, me voy completando, voy juntando mis partes.

—¿Qué pasa por tu cabeza cada vez que se te pregunta por Mike Amigorena?

—No me gusta. No me gusta hablar… A esta altura... ¡Prefiero que hablen los demás! (se ríe pícara).

Fuente: Perfil

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