miércoles, 25 de noviembre de 2009

Cantame al oido


Musica - Concha Buika

El 10 de diciembre cantará en el Gran Rex. Lo de cantar es un lugar común. Ella es una voz venida de un lugar profundo de la tierra para enseñar a vivir más amablemente, con un poquito más de amor.

Por Jorge Belaunzarán

Negra y española es una excentricidad de la que el mundo no es testigo casi desde la expulsión de los moros de la península ibérica. Pero la España moderna, tan pagada de sí misma como relampagueante de osadía, tiene las oscilaciones que se sufren al ingresar al desarrollo, ese lugar tan mirado por todos: por un lado la aquiescencia de aguas antes algo turbulentas, asociadas, no con mucho tino, a la vitalidad de los pueblos; por otro, la excelencia que surge de la ampliación de la variedad de opciones a las que se tiene acceso. Una excelencia que como tal no es ramplona, y debe hurgar en los lugares menos arquetípicos. Por ejemplo, el que decía que el flamenco no tenía nada que aportarle al jazz, o que eran géneros poco propensos a la amistad. Concha Buika (o Buika a secas) lo desmiente.

Su voz de una suave y profunda aspereza, congenia a la perfección con la tradición de la que Chavela Vargas es madre y abuela, y de cuya voz e interpretación el nuevo descubrimiento de España es amante. Pero su formación musical africana pese a haber sido criada en zona gitana de Palma de Mallorca le permitió un híbrido originalmente efectivo: los arreglos jazzeros que le aportó uno de sus promotores, Javier Limón, le dieron una fórmula prácticamente imbatible. El considerado padre del flamenco y del latin-jazz, ganador de un Grammy latino por Lágrimas Negras en el 2006 fue la mejor carta de presentación para que Buika fuera vista con otros ojos por el gran pianista cubano Chucho Valdés, con quien grabará próximamente. Y qué grabará, sencillamente un homenaje a Chavela Vargas.

Pero acaso no sea ni su voz ni su procedencia africana y menos la flamenca lo que llevan a Buika a cantar a Vargas. Parece, más bien, tratarse de la capacidad de vislumbrar un espíritu. “Si hay algo que supo hacer bien el maestro José Alfredo Jiménez (uno de los grandes de la canción popular mexicana) fue solemnizar el dolor, que dejáramos de escondernos de lo que habíamos sido capaces de hacer por amor, que nos enfrentáramos a ello, lo reconociéramos y que nos sintiéramos seres dignos y maravillosos y gigantes por haber sido capaces de hacer todo eso por amor. Es muy difícil decir: yo me arrodillé, yo rogué porque no me abandonasen. Muy difícil porque a todos nos gustaría hablar desde el orgullo, yo le dije: vete a la mierda. No es verdad. Le dijiste: por favor no te vayas. Eso es lo que cuesta. En el mundo de la canción eso es lo que hoy cuesta. Se le canta a un dramatismo inexistente, muy extraño. Entiendo lo que dice Chavela y lo comparto. (…) Chavela hizo una cosa muy importante: abrir su corazón y cantar sus recuerdos. Y esto es un ejercicio muy complicado. En las canciones de Chavela están sus secretos. Si sabes escuchar, oyes los tuyos. Por eso, en cierta manera, a la hora de enfrentarme a su canto, lo hice desde mis propios recuerdos. (…) Ahora, escuchando el trabajo de muchas personas –lo digo con todo respeto– encuentro que se canta desde el ego, con la pretensión de ganar un Grammy, se canta con el miedo a ser. Es una cosa extraña.”

Extraño es la escasa difusión de Buika. Y eso que escucharla hace más lindo el mundo.

Fuente: Asterisco

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