Ana María Giunta dirige desde hace 15 años un taller para personas con capacidades diferentes. El reconocimiento a una mujer que pasó por infinidad de problemas y, sin embargo, nunca perdió de vista su camino.
por Revista Filo
El “Taller de arte para la vida Todos en Yunta” está orientado, terapéutica y pedagógicamente, a la formación de las personas con necesidades especiales y a facilitar la participación activa de las mismas en la sociedad. Una tarea para nada fácil en los tiempos que corren.
En él, se utiliza el arte como disparador de potencialidades en niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos que sobrellevan discapacidades mentales, motoras, neurológicas, psicológicas, psiquiátricas, funcionales, depresiones, problemas de timidez, bloqueos emocionales, adicciones, problemas de alimentación, situación de calle o simplemente falta de contención.
“Yo les enseño a asumir que tienen discapacidad pero que son muy valiosos. Que no es vergonzante y que es parte de la identidad”, destaca Ana María Giunta. Los puntos principales yacen en la capacitación para responder al mundo en las mejores condiciones posibles apostando a un futuro mejor de “amor, dignidad y libertad”. Y a partir del proyecto, todos los que acuden al taller, ya sean profesionales o alumnos, militar por la no discriminación, la justicia, la tolerancia y el bien común.
Con esta idea, se entrenan los profesores de las diferentes áreas artísticas y también psicólogos, fonoaudiólogos, trabajadores sociales y otros profesionales en la utilización del arte en personas con capacidades especiales. Teatro, musicoterapia, terapia corporal, plásticas, son algunas de las actividades seleccionadas.
Una comunidad especial
Lo importante de ser parte actuante de esta experiencia reside en brindar un vínculo más estrecho, percibir las necesidades concretas y proyectar profundamente las inquietudes de esta comunidad. “Hemos dado charlas sobre los piqueteros, sobre la guerra y si escucharas la opinión de ellos, son maravillosas. Ellos escuchan lo que pasa alrededor y necesitan que le decodifiquen todos esos datos. Un día una nena de 5 años me dijo: Por qué ese señor Bush se metió en la casa del otro señor sin permiso”, comenta Ana María. El desarrollo de la autovaloración, el aumento de la autoestima y la ubicación ante la sociedad como pieza firme, capaz y útil son aspectos primordiales para satisfacer los deseos personales, familiares y ciudadanos.
Es trascendente resaltar la importancia de este taller y de tantos otros que ofician de compañeros en una lucha por la vida. Por aceptarse uno mismo y aceptar a los otros en un marco de construcción de una realidad amena y tolerante.
A pesar de los tropezones, conflictos (el lugar donde se dictaba el taller fue desalojado y debieron mudarse) y problemas de salud, Ana María sigue estable junto a ellos regalándoles toda su experiencia y regalándose cada sonrisa que surge de la cara de algún alumno.
“A Dios le pido que me de salud, energía y claridad para poder encontrar el camino para cada uno de ellos, que es un universo, y acompañarlos en el desarrollo de sus potencialidades”, desea.
Fuente: Filo
por Revista Filo
El “Taller de arte para la vida Todos en Yunta” está orientado, terapéutica y pedagógicamente, a la formación de las personas con necesidades especiales y a facilitar la participación activa de las mismas en la sociedad. Una tarea para nada fácil en los tiempos que corren.
En él, se utiliza el arte como disparador de potencialidades en niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos que sobrellevan discapacidades mentales, motoras, neurológicas, psicológicas, psiquiátricas, funcionales, depresiones, problemas de timidez, bloqueos emocionales, adicciones, problemas de alimentación, situación de calle o simplemente falta de contención.
“Yo les enseño a asumir que tienen discapacidad pero que son muy valiosos. Que no es vergonzante y que es parte de la identidad”, destaca Ana María Giunta. Los puntos principales yacen en la capacitación para responder al mundo en las mejores condiciones posibles apostando a un futuro mejor de “amor, dignidad y libertad”. Y a partir del proyecto, todos los que acuden al taller, ya sean profesionales o alumnos, militar por la no discriminación, la justicia, la tolerancia y el bien común.
Con esta idea, se entrenan los profesores de las diferentes áreas artísticas y también psicólogos, fonoaudiólogos, trabajadores sociales y otros profesionales en la utilización del arte en personas con capacidades especiales. Teatro, musicoterapia, terapia corporal, plásticas, son algunas de las actividades seleccionadas.
Una comunidad especial
Lo importante de ser parte actuante de esta experiencia reside en brindar un vínculo más estrecho, percibir las necesidades concretas y proyectar profundamente las inquietudes de esta comunidad. “Hemos dado charlas sobre los piqueteros, sobre la guerra y si escucharas la opinión de ellos, son maravillosas. Ellos escuchan lo que pasa alrededor y necesitan que le decodifiquen todos esos datos. Un día una nena de 5 años me dijo: Por qué ese señor Bush se metió en la casa del otro señor sin permiso”, comenta Ana María. El desarrollo de la autovaloración, el aumento de la autoestima y la ubicación ante la sociedad como pieza firme, capaz y útil son aspectos primordiales para satisfacer los deseos personales, familiares y ciudadanos.
Es trascendente resaltar la importancia de este taller y de tantos otros que ofician de compañeros en una lucha por la vida. Por aceptarse uno mismo y aceptar a los otros en un marco de construcción de una realidad amena y tolerante.
A pesar de los tropezones, conflictos (el lugar donde se dictaba el taller fue desalojado y debieron mudarse) y problemas de salud, Ana María sigue estable junto a ellos regalándoles toda su experiencia y regalándose cada sonrisa que surge de la cara de algún alumno.
“A Dios le pido que me de salud, energía y claridad para poder encontrar el camino para cada uno de ellos, que es un universo, y acompañarlos en el desarrollo de sus potencialidades”, desea.
Fuente: Filo
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