sábado, 19 de septiembre de 2009

Pensar primero, bailar después

Vera Mantero, en su paso por Buenos Aires

La creadora portuguesa presentó tres solos

La bailarina y coreógrafa portuguesa Vera Montero presentó la semana pasada tres solos. Claro que a la bailarina y coreógrafa portuguesa Vera Montero no se refiere a sí misma como bailarina o coreógrafa más allá de su indiscutible formación académica, premios y trabajos presentados. Ella prefiere hablar de sí misma como performer. Coherente con esa ubicación en el mapa de las artes escénicas y en la línea de investigación, de los tres solos que presentó la semana pasada en el Centro Cultural de la Cooperación sólo en uno de ellos, en una propuesta que nació como un happening, demostraba que es una bailarina impresionante tanto en términos técnicos como en lo que hace a sus múltiples capacidades expresivas.

Es que como performer Mantero prefiere expresarse a través del movimiento, de la música, del canto y de la actuación mismo. Así lo dijo ella misma en una charla con LA NACION previa a las dos funciones del miércoles y jueves de la semana pasada. Luego de presenciar esos trabajos, esas herramientas queda claro que son constitutivas del programa que integró una misteriosa Cosa (sic), Olympia y Quizás ella pudiera bailar primero y pensar después . Sólo se podría agregar que la influencia de las artes visuales también es otra pata fundacional de su trabajos. O, por los menos, es más que evidente en Quizás ella pudiera bailar primero y pensar después (ver foto) en la que se permite ironizar también sobre el modelaje en las artes plásticas.

De todos modos, el título de ese solo (una cita de Esperando a Godot ) puede dar una idea equivocada de su línea de trabajo. De hecho, en la charla remarcó su necesidad de pensar en términos políticos, sociales y filosóficos. "Mis obras surgen como si fueran una trama en la que reúno cosas que están tanto en mí misma como en mi entorno", dijo mientras confesaba que le gusta estar pendiente todo el tiempo de su alrededor para poder ir sacando cosas de un lado y del otro. Hasta reconoció algo más intuitivo en todo eso. Por ejemplo, para una misteriosa Cosa , un maravilloso homenaje a la norteamericana Josephine Baker, se valió de un discurso del ex presidente portugués Mário Soares. El resultado de esa mente inquieta es un solo en el cual aparece desnuda, pintada de negro, montada sobre unas pezuñas de cabra y repitiendo unas palabras. Repitiendo, no: cantándolas, gritándolas, haciéndolas venir de un más allá y logrando que esas palabras reboten en todo su cuerpo.

Señora orquesta

"¿Por qué no usar todos los instrumentos posibles en un escenario?", se pregunta ella. Parte de esas contestaciones están presentes en esos tres solos e ilusionan con la idea de ver un espectáculo suyo que tenga mayor desarrollo.

Vera Montero llegó a Buenos Aires para participar de las terceras Jornadas de Investigación de Danza, que organiza el Departamento de Artes del Movimiento, del IUNA. En este mismo marco, el año pasado vino Jérôme Bel y mostró otro trabajo de un enorme valor expresivo llamado The S how Must Go On. Ambos creadores hicieron apenas dos funciones lo cual, en una ciudad como Buenos Aires, hace casi imposible que sus propuestas tengan mayor difusión. Sería interesante (y todo un desafío para la institución) que para el año próximo el IUNA pueda hacer un acuerdo con alguna sala oficial para que el público logre confrontarse con la impronta de creadores cuyas estéticas están por fuera de los caminos tradicionales.

Alejandro Cruz
Fuente: La Nación

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