Exposicion del artista platense: El hombre y la máquina
Leticia Lozano
En el Museo Provincial de Bellas Artes se presenta Maquinaciones, de Antonio Vigo. La muestra de un artista para el recuerdo.
(Museo Provincial de Bellas Artes “Emilio Pettoruti”, dependiente de la Dirección Provincial de Patrimonio Cultural del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, avenida 51 n° 525- La Plata)
Hay artistas que la historia del arte, el circuito de legitimación, ha olvidado o desechado. Muchos otros a los que se les reconoce sólo cierto período de su obra, como si lo anterior o posterior no fuera parte de un recorrido. El papel que cumplen los críticos de arte en esto es fundamental, para generar reflexiones, conversaciones entre las obras, pero también para llevar a la cumbre a ciertos artistas o hundir a otros tantos. Afortunadamente, están los que cumplen otra función, recuperan la trayectoria artística de un artista, la revalorizan y organizan muestras que hacen visibles a esos talentos olvidados. Ese es el caso de lo sucedido con Vigo.
Edgardo Antonio Vigo (1929-1997) ha sido definido de diversas maneras: artista periférico, figura compleja y rica, creador de la inventiva absurda, del humor crítico, de composiciones lúdicas, aquel que definió la práctica artística desde las fallas, los deslices, las fracturas, que se animó con procedimientos experimentales, de gran ética y compromiso político, ensayista del arte contemporáneo, editor de poesía visual, curador, constructor de máquinas imposibles, del “anti-arte”, diseñador, fundador del Museo de Xilografía.
Cómo continuar. Por algo fundamental: nació en La Plata, donde creció junto a sus hermanos en contacto directo con la fábrica de carruajes de su padre, que además era carpintero. Viajó a Europa, experiencia que lo cargó de un impulso renovador que luego volcó con toda energía en sus trabajos cuando regresó a La Plata.
La muestra Maquinaciones, instalada en el Museo Provincial de Bellas Artes, abarca ese período, 1953-1962, en donde pueden apreciarse muestras de casi todas sus invenciones artísticas. Desde las composiciones con papeles recortados y figuras geométricas en témpera, hasta una primera mirada por la biblioteca de Vigo, en donde se encuentran libros franceses sobre el movimiento dadá, de surrealismo, catálogos de Klee, Kandinsky, Miró, entre otros tantos más. También se presenta una cubierta de una edición artesanal diseñada, encuadernada e ilustrada por Vigo, en la cual se sintetizan formas circulares que a modo de engranajes en tinta negra configuran una máquina sin estructura.
Las “máquinas imposibles” recuerdan a los ready made de Marcel Duchamp, que se conectan con las ideas dadá y surrealistas. Son una conjunción de dibujo y collage que conforman un croquis de una maquinaria insólita. Se suman las “máquinas inútiles”, cuyo ejemplo se reproduce en Cargador eléctrico, en donde se combina una caja de madera con una lámpara eléctrica en su interior, donde aparece la imagen del rostro de una mujer y otros detalles.
Un artista que obliga a ser estudiado, que destaca por su propuesta artística alternativa a lo que acontecía. Es el fundador de la revista Diagonal Cero, con la que inició el permanente intercambio de arte por correo, que sostuvo internacionalmente aún con las embestidas de la dictadura militar. Un artista platense para conocer, para recordar.
Imágenes: macromuseo
Fuente: Hoy
Leticia Lozano
En el Museo Provincial de Bellas Artes se presenta Maquinaciones, de Antonio Vigo. La muestra de un artista para el recuerdo.
(Museo Provincial de Bellas Artes “Emilio Pettoruti”, dependiente de la Dirección Provincial de Patrimonio Cultural del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, avenida 51 n° 525- La Plata)
Hay artistas que la historia del arte, el circuito de legitimación, ha olvidado o desechado. Muchos otros a los que se les reconoce sólo cierto período de su obra, como si lo anterior o posterior no fuera parte de un recorrido. El papel que cumplen los críticos de arte en esto es fundamental, para generar reflexiones, conversaciones entre las obras, pero también para llevar a la cumbre a ciertos artistas o hundir a otros tantos. Afortunadamente, están los que cumplen otra función, recuperan la trayectoria artística de un artista, la revalorizan y organizan muestras que hacen visibles a esos talentos olvidados. Ese es el caso de lo sucedido con Vigo.
Edgardo Antonio Vigo (1929-1997) ha sido definido de diversas maneras: artista periférico, figura compleja y rica, creador de la inventiva absurda, del humor crítico, de composiciones lúdicas, aquel que definió la práctica artística desde las fallas, los deslices, las fracturas, que se animó con procedimientos experimentales, de gran ética y compromiso político, ensayista del arte contemporáneo, editor de poesía visual, curador, constructor de máquinas imposibles, del “anti-arte”, diseñador, fundador del Museo de Xilografía.
Cómo continuar. Por algo fundamental: nació en La Plata, donde creció junto a sus hermanos en contacto directo con la fábrica de carruajes de su padre, que además era carpintero. Viajó a Europa, experiencia que lo cargó de un impulso renovador que luego volcó con toda energía en sus trabajos cuando regresó a La Plata.
La muestra Maquinaciones, instalada en el Museo Provincial de Bellas Artes, abarca ese período, 1953-1962, en donde pueden apreciarse muestras de casi todas sus invenciones artísticas. Desde las composiciones con papeles recortados y figuras geométricas en témpera, hasta una primera mirada por la biblioteca de Vigo, en donde se encuentran libros franceses sobre el movimiento dadá, de surrealismo, catálogos de Klee, Kandinsky, Miró, entre otros tantos más. También se presenta una cubierta de una edición artesanal diseñada, encuadernada e ilustrada por Vigo, en la cual se sintetizan formas circulares que a modo de engranajes en tinta negra configuran una máquina sin estructura.
Las “máquinas imposibles” recuerdan a los ready made de Marcel Duchamp, que se conectan con las ideas dadá y surrealistas. Son una conjunción de dibujo y collage que conforman un croquis de una maquinaria insólita. Se suman las “máquinas inútiles”, cuyo ejemplo se reproduce en Cargador eléctrico, en donde se combina una caja de madera con una lámpara eléctrica en su interior, donde aparece la imagen del rostro de una mujer y otros detalles.
Un artista que obliga a ser estudiado, que destaca por su propuesta artística alternativa a lo que acontecía. Es el fundador de la revista Diagonal Cero, con la que inició el permanente intercambio de arte por correo, que sostuvo internacionalmente aún con las embestidas de la dictadura militar. Un artista platense para conocer, para recordar.
Imágenes: macromuseo
Fuente: Hoy
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