Haroldo Conti, Homo viator (Argentina/2008). Dirección: Miguel Mato. Con Darío Grandinetti, Ana Yovino, Carlos Santamaría y otros. Guión: Miguel Mato y Eduardo Spagnuolo. Fotografía: Jorge Crespo. Música: Esteban Morgado. Presentada por Caras y Caretas. Hablada en español. Duración: 90 minutos. Calificación: apta para todo público.
Nuestra opinión: muy buena
El director Miguel Mato recogió aquí la figura del escritor Haroldo Conti, sus ideas acerca de la política y de la sociedad y su inmensa pasión por su Chacabuco natal a través de un film que oscila entre la ficción y la realidad en un logrado intento de pergeñar la existencia de ese hombre que en los peores momentos de la dictadura fue secuestrado y nunca hallado.
El realizador, sin embargo, no enclava su obra en el Conti militante, sino que lo ubica en los momentos más cotidianos de su vida, junto a sus hijos, a su mujer y a esa paz que lo envolvía cuando regresaba desde un Buenos Aires que lo aturdía a la tranquilidad de su Chacabuco natal.
Darío Grandinetti es el encargado de ponerse en la piel del escritor, que fue tanto maestro rural como profesor de filosofía, periodista, seminarista y director de teatro.
El retrato de Haroldo Conti va así tomando fuerza en el film entre la lograda personificación que hace de él Darío Grandinetti y fotografías, recortes de diarios y revistas y fragmentos de noticieros en los que el literato dejó estampada su mirada hacia el hombre y sus micromundos, y en las palabras de familiares y amigos que lo recuerdan como alguien que luchó por sus inclaudicables ideas de libertad de una sociedad amarrada a un tiempo histórico argentino de brutalidad e intolerancia. Así, con fuerza emotiva, Miguel Mato logró un fiel retrato de ese escritor ahora casi injustamente olvidado y rescata de él su permanente búsqueda de la verdad y de la justicia a través de su propia voz y de las páginas de algunas de sus obras que, con cálido acento, lee Darío Grandinetti. El elenco, que se completa con Ana Yovino y con Carlos Santamaría, apuntala este homenaje.
Fuente:La Nación
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