viernes, 12 de junio de 2009

Con el ojo mirando alrededor

UNAS FICHAS A ...ARIEL FALACE

Dramaturgo y director, formado con Pompeyo Audivert, a los 27 años acaba de estrenar "Luisa se estrella contra su casa".

Por: Juan José Santillán

Fuente: ESPECIAL PARA CLARIN

Ariel Farace, a sus 27 años, afianza su trabajo como dramaturgo y director en la escena porteña. Estrenó recientemente en Espacio Callejón Luisa se estrella contra su casa, junto a la compañía Vilma Diamante —fundada hace dos años—, que también dirige. La obra es una coproducción del Festival Internacional de Buenos Aires y fue elegida por un jurado integrado por Alejandro Tantanian, Luciano Suardi, Mariana Oberztern y Ciro Zorzoli.

"Tuve la imagen de una mujer que se estrellaba contra su casa. La obra es una hora en la cabeza de Luisa, donde se mezcla la imaginación y la realidad ——dice acerca del espectáculo— En su imaginación conviven un polvo limpiador Odex, un novio muerto, lo que ella escucha en la radio y la música de un vecino."

Farace nació en Lanús y comenzó su incursión teatral en talleres de actuación a los 13 años. "Los hice en mi barrio, muy cerca de Villa Diamante —dice— En ese momento, mi acceso a la cultura era nulo. Pero a esa edad empecé a leer mucho teatro, desde Alejandro Casona hasta Conrado Nalé Roxlo, que hasta el día de hoy es una especie de faro para mí. A los 15 trabajé en una obra como actor y al mismo tiempo dirigía a mis compañeros en el colegio que hacían obras de Casona. Desde ese momento, tenía una inquietud teatral que después definí más claramente cuando entré al taller de Pompeyo Audivert. Estuve casi tres años con él y modifiqué totalmente mi relación con el teatro."

En lo de Pompeyo Audivert conoció a Carolina Balbi, Luciano Mastromauro y Juan Pablo Piemonte. Con ellos, bajo el nombre de Grupo Comando, escribió y actuó en Piara. "Fue mi primera experiencia dramatúrgica —cuenta—, tuvimos un año para escribirla y medio año para montarla en el Centro Cultural Recoleta".

Luego ingresó a la carrera de dramaturgia de la EMAD, "eso me dio una práctica sostenida, me dediqué por dos años a escribir. Pero siempre me pasa que produzco y después me repliego. Me afecta mucho el alrededor y en ese momento el medio pedía ser prolífico, cosa que nunca fui. Siempre produje porque me llamaron para montar mis obras".

Hablabas de tu sensibilidad con el entorno, ¿qué te inquietó del medio teatral al hacer "Luisa..."?

Tenía la sensación de que mis colegas no hablaban de condiciones estéticas sino de condiciones de producción, en cómo trataban en tal o cual sala, en si contratar o no agentes de prensa. Si los jóvenes o los viejos creadores... No se hablaba de cuestiones estéticas.

¿Cómo es tu diálogo con la gente que produce a tu alrededor?

No me siento de ninguna generación. Entraría por algunas de mis obras, pero los que produjeron a la par mía son más grandes. Yo trabajo con la poesía, con las palabras en mi casa. En relación al medio algo me motiva, porque creo que las obras discuten. Siempre hago la obra en favor o en contra de algo que pasa en la escena. Es necesario atender a la dimensión política de las decisiones estéticas, porque siento que eso queda relegado a un sálvese quién pueda debido a las condiciones de producción, los subsidios. Se hace con lo que hay y eso coloca en un lugar precario el plano estético.

¿Cuál es esa lectura política que detectás hoy en el medio?

Creo que hay artistas que trabajan seriamente, apasionadamente, y eso hace la diferencia con prácticas más narcisistas. Eso es una dimensión política muy concreta. También todo es confuso porque, entre otras cosas, desde que se paga agentes de prensa y difusión se mezclan los lugares. Hace unos años era muy clara la diferencia entre los circuitos off alternativo y comercial. Hoy eso se mezcló y los espacios se vuelven confusos.

Fuente: Clarín

No hay comentarios: