jueves, 5 de noviembre de 2009

Pura Cepa: una historia, un mundo de sensaciones

Los integrantes del Grupo Compo, dirigidos por Ana Frenkel, hacen tronar las tablas de la sala B de la Ciudad Cultural Konex con un espectáculo de teatro danza, cada viernes y sábado. De trasfondo, una historia de desencuentro amoroso por la cual los espectadores terminan por asombrarse más de la poderosa interpretación expresiva que de la puesta en escena de los estereotipos de mujeres y hombres frente a una relación sentimental.

Por Ailín Bullentini
Fotografía de prensa de Pura Cepa

Buenos Aires, noviembre 2 (Agencia NAN-2009).- La morocha se arrastra por el suelo. Sus pies dibujan círculos interminables. Rola, se envuelve en sí misma; se levanta y se arroja nuevamente al piso, demasiadas veces en un par de minutos como para poder contarlas. De un salto, se pone de pie. Sigue bailando. Momentos antes, movió furiosamente sus caderas junto a otras morochas, tanto o más sensuales que ella. En el mismo escenario, los varones del grupo danzaron una pelea tan sólo para evitar que el más grandote de ellos mordiera la manzana. Pero se tentó y no le saldrá barato. Entrelazando los hilos de la danza, el teatro y la música, los integrantes de Grupo Compo tejen Pura Cepa, una historia que empieza con una espera y termina con un nuevo comienzo, dejándole al público poco lugar más que para el asombro. Aquellos que observan desde la butaca dejan de preguntarse por el sentido de los cuadros que componen el nuevo espectáculo del colectivo y se entregan a una sola incógnita: ¿cómo diablos pueden moverse así?

Son sólo tres o cuatro las palabras que los 17 artistas intercambian a lo largo de la hora y media de espectáculo. Prefieren, en cambio, utilizar sus cuerpos como dispositivos para hablar en un idioma que combina la potencia extrema de la danza contemporánea y la exquisitez expresiva; idioma que sólo parecen compartir las tablas del escenario de la Sala B de la Ciudad Cultural Konex, que le responden tronando. El público que los elige cada viernes y sábado a las 21 también lo hace, pero de pie y con aplausos, alucinado por la manera en que logran darle consistencia visible al ritmo.

Si hay que contar de qué trata Pura Cepa, se dirá que la historia escenifica el sueño de una mujer que cae dormida al emborracharse mientras espera a su novio. Desde lo onírico, la directora del grupo y la obra, Ana Frenkel, plasma el comportamiento de una mujer en su relación amorosa y lo que pasa por su cabeza mientras lucha por decidir entre hacer sufrir a su hombre por haberla plantado, para revalorizar el “conmigo no jodés”; y perdonarlo, convirtiéndose en “una boluda”. Pero la obra también es una crítica a los códigos que rigen esos vínculos, a la naturaleza de la interacción de los hombres cuando una mujer se interpone entre ellos y a ese vaivén de poderes que se genera inevitablemente cuando dos personas se quieren.

Así, la casi veintena de artistas danzan y, a la vez, actúan situaciones estereotipadas a las que se enfrentan una mujer y un hombre en la construcción amorosa. Una vez que la de vestido rojo y medias negras se queda dormida, el resto del elenco femenino invade el escenario y el ambiente con el erotismo casi violento que generan sus cuerpos en movimiento. No están desnudas, pero se las rebuscan para mostrar mucho su piel. Ellos, de traje y corbata en casi todo el espectáculo, le sacan lustre a las tablas cuando simulan la lucha de un grupo de amigos que retiene a aquel que se aleja en busca de la “zorra malvada”. Un súbito cambio en el eje de la disputa y acaban matándose por esa mujer, que es cualquier mujer. Luego, se hartan de bailar con la “estúpida enamoradiza” que se desplaza sobre corazones de peluche y se la terminan pasando de mano en mano como a una pelota, para terminar por dejarla tirada en el suelo, sola. Los demonios que invaden los sueños de la de vestido rojo y medias negras no la abandonarán en su vigilia, cuando por fin negocie una salida sana para todos, un nuevo comienzo.

Ésa podría ser la historia. O no. Depende de si el que observa decide amarrarse al suelo o emprender vuelo empujado por el aire caliente que emana el Grupo Compo. Difícil resistirse a eso que logran: hacer estallar el sentido en cada uno de los espectadores. No bien empiezan a moverse, lo meramente denotado pierde protagonismo, dejando el espacio libre a las sensaciones. Quien está frente a Pura Cepa logra palpar la belleza y descubrir que los cuerpos pueden llegar a ser tan livianos como plumas, y a la vez tan fuertes y pesados como el hierro. Pedir más excelencia en la combinación entre danza y teatro sería un abuso.

Danza con toques de teatro, teatro con despliegues de danza. No es posible definir con exactitud la disciplina que prima en Pura Cepa, por la sencilla razón de que la imbricación entre ambas vuelve difusos los límites. Algunos de los intérpretes son bailarines profesionales; la gran mayoría maneja casi a la perfección técnicas de expresión propias del teatro; una de ellas y uno de ellos se llevan de lujo con el canto, y otros dos los acompañan dignamente con dos baterías --una electrónica y una acústica--. No obstante, deslumbran por el nivel que alcanzan en la técnica de la danza contemporánea: por su fuerza, por su potencia, por el impacto visual que logran. Entonces, más allá de que el show no sea un cuadro de baile tras otro, o por lo menos no sea sólo eso, ese arte acaba por atravesar cada uno de los movimientos y acciones que desarrollan todos en escena: actúan y hacen música, bailando.

¿Qué estilo de música interpretan? Es difícil encasillarlo, ya que las melodías mezclan estilos, llevando a esos cuerpos desde la electrónica hasta la cumbia, pasando por el chill out y el ballroom, sólo por nombrar algunos. El australiano Joel Spiro, guitarra en mano, y Mariana Vidal, con su voz desde el suelo son, además de bailarines/actores, músicos que se lucen en la canción "Do You Really Love Me?", cerca del momento del apagón final. El arreglo de ese segmento corre por cuenta de Diego Frenkel, hermano de la directora y cantante de La Portuaria.

La casi veintena de artistas se conocieron hace ya varios años en un taller de composición que dirigía Frenkel. Allí comenzaron a trabajar técnicas de danza y teatro centrándose en el desarrollo de la expresión, y el resultado salta a la vista. Incluso cuando todos están en escena, cada uno seduce al público desde su personalidad exclusiva; incluso en los momentos en que se ciñen a una coreografía, cada quien hace suyos los iguales pasos. Ninguno es igual a otro.

Blog: http://grupocompo.blogspot.com
Contacto: grupocompo@yahoo.com.ar
Fuente: Agencia NAN

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